Por fin podemos presentaros nuestro tributo a una de las más grandes bandas de pop alternativo de los años ochenta: GALAXIE 500, el trío formado por Dean Wareham (guitarra, voz), Naomi Yang (bajo, voz) y Damon Krukowski (batería). Ellos tres se bastaron para crear un sonido único: sedoso y enigmático, etéreo y a la vez real como la vida misma; como unos VELVET UNDERGROUND para los ochenta, entre algodones eléctricos y ensoñadores. Un sonido en el que también tuvo bastante que ver el productor de todas sus grabaciones: un excéntrico y genial científico loco del rock experimental conocido por Kramer.
Todo ello quedó plasmado para la posteridad en tres álbumes sin desperdicio: “Today” (Aurora, 1988), “On fire” (Rough Trade, 1989) y “This is our music” (Rough Trade, 1990). Una brevísima carrera, ya que con los albores de los noventa el trío se desmembraría: Dean formó los eléctricos LUNA y Damon y Naomi comenzaron una deliciosa carrera como dúo; ambos proyectos siguen en activo y son nombres fundamentales del pop de hoy en día). Pero ya era demasiado tarde: el nombre de GALAXIE 500 ya estaba grabado con letras mayúsculas en la historia del mejor pop de todos los tiempos.
Bandas de todo el planeta se rinden en este disco a la magia del repertorio del grupo estadounidense: desde Japón (SUGAR PLANT) hasta Alemania (18TH DYE), pasando por Australia (GODSTAR), Canadá (TUGBOAT), Francia (WATOO WATOO) o Inglaterra (BMX BANDITS, MAGOO, ISAN, STORMCLOUDS). Sin olvidarnos, por supuesto, de nuestro país, donde GALAXIE 500 también fueron piedra fundamental y banda de referencia para toda una generación; ahí están para corroborarlo THE PRIBATA IDAHO, BEEF, SILVANIA, POLAR, SATELLITES, MIGALA o los misteriosos DABJ. También destaca la colonia norteamericana: doce grupos de muy distintos estilos que rinden tributo a sus compatriotas: LADYBUG TRANSISTOR, ORANGE CAKE MIX, SEELY, PORTASTATIC, HULA HOOP, MUSICAL CHAIRS, TRAINS AND BOATS AND PLANES, THE SILLY PILLOWS, PURPLE IVY SHADOWS, STEPHANIE SAYERS, ZOOKEEPER’S WIFE y HOLIDAY FLYER son sus nombres.
Algunos de los grupos muestran su devoción por el grupo desde el momento de escoger nombre artístico, como TUGBOAT, título del primer single de GALAXIE 500; por cierto, dicho tema es versioneado por partida doble en este tributo: por nuestros queridos escoceses BMX BANDITS y por PORTASTATIC, alterego de Mac SUPERCHUNK. Otros grupos, sin embargo, se acercan a la sombra de los americanos desde perspectivas y ángulos completamente opuestos al sonido de GALAXIE 500, véase si no como SILVANIA e ISAN reinventan “King of Spain, part two” y “Strange”, respectivamente. O el encantador ritmo bossa nova que WATOO WATOO le calzan a “When will you come home”. Y es que las canciones de GALAXIE 500 admiten todo tipo de lecturas, desde las más respetuosas a las más rupturistas.
Sin más, te invitamos a que te zambullas en el repertorio de GALAXIE 500 de la mano de unos cuantos admiradores, entre los que humildemente nos contamos.
“Me gusta imaginarme a Kramer salpicando con la cantidad exacta de reverb a “Tugboat”, el primer single de GALAXIE 500, dotando a ese gesto anodino de la suficiente substancia como para crear un sonido completo, el sonido al que este disco pretende rendir tributo. Andre Breton, el autoproclamado gurú del Surrealismo, dijo una vez que “estoy tan convencido ahora como hace diez años, y continuo confíando ciegamente en el triunfo por medio de lo auditivo de imágenes visuales no verificables, con una fe ciega que a la vez nutre a todo lo que es visible”. Como prueba, sólo tengo que pensar en la primera vez que escuché ese sonido -llegué a él tarde, como tantos otros- y en la resistente, luminosa y por tanto Surreal presencia de la que goza el fantasma de GALAXIE 500 hoy en día.
Ese sonido resuena hoy en toda una generación de innovadores grupos pop de todo el mundo. Y no estoy exagerando. Ese fantasma flota suspendido en el aire, en un aire tan delicado como el llanto metálico de Dean Wareham, el crooner quejumbroso, siempre aportando el nivel exacto de estabilidad/inestabalidad requerido. Es tan engañosamente simple como tres acordes una y otra vez. Es tan sutil y épico como las errantes lineas de bajo de Naomi Yang, oscilando entre el contrapunto melódico y la expansión percusiva. Y es tan etéreo -y por tanto de un interés tan duradero y seminal- como la marejada rítmica de Damon Krukowski. El surrealismo está cerca del uso figurativo (léase popular) del genio: literalmente, “surrealismo” significa “algo absolutamente real”, por ello tiene sentido tildar de genios a estos tres artistas. Al mismo tiempo el genio de GALAXIE 500, ahora que su historia es parte de la historia (para más detalles ver el texto incluído en la caja con sus obras completas) reside en una pregunta aún sin contestar: ¿fue todo casual, o fruto de un plan minuciosamente planeado?
Fue en el otoño de 1987, en un pequeño apartamento de Manhattan, dónde el grupo vio la luz. Dean y Damon habían tocado juntos en una banda de instituto llamada SPEEDY AND THE CASTINETS; Naomi se unió al dúo para tocar el bajo. Tras la repercusión local que obtuvo “Tugboat”, el sello neoyorquino Aurora publicó el primer álbum de GALAXIE 500: “Today”. La crítica que la revista Alternative Press hizo del disco les presentaba como “un producto listo para ser amado, venerado y adorado”, y anunciaba que el “sonido surreal” del grupo -que no el grupo en sí- “necesitaba ser explotado por un sello más potente”.
Posteriormente Rough Trade les acogería, permitiendo que “Today” y sus siguientes álbumes “On Fire” y “This Is Our Music” gozasen de un radio de acción mucho más amplio, llegando incluso a alcanzar el hit parade del programa que yo hacía en una emisora universitaria. Cada nuevo disco del trío era escrutinizado, y por supuesto plagiado, por muchos juveniles estetas musicales de la época; de esta forma se establecía una especie de elemento controlador, que nos acompañaba en nuestra etapa de formación a la vez que sentaba un precedente para el futuro. Es realmente imposible que GALAXIE 500 se implantasen tamaño deber de forma deliberada. Claro que todos los innovadores - por regla general encantadores- se dan de bruces con su papel en la vida, sin pretenderlo.
Quiso el destino que GALAXIE 500 y Rough Trade desapareciesen casi a la vez, dejando en el indie rock de los noventa -y en el de los años venideros- abandonados a su suerte a tres leyendas que no querían serlo, y a un sonido mil veces imitado, pero profundamente inigualable. Todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos, como una travesura fugaz. Pero no hay que mirar hacia atrás con nostalgia, y no sólo porque ese sonido “todavía suene fresco”. GALAXIE 500 impusieron sus reglas en el juego. Y ahora, con esas reglas, jugamos nosotros...”
Andrea Troolin
Directora de las reediciones de GALAXIE 500 en Rykodisc.
“¿Está muerta la Galaxia? ¿Ha seguido el triste destino del coche que le dio nombre? Sinceramente, me es difícil saberlo. La desaparición de la banda provocó el llanto y crujir de dientes de las miles de personas que adorábamos su espiritual y borroso sonido. El culto parecía hacer prosélitos a diario y eran reconocida influencia incluso de bandas contemporáneas. Astrólogos de la tristeza, vagabundos del rock, y sobre todo, adolescentes desconcertados conectaban al instante con la nostalgia de sus canciones. No es extraño que los seres en período de turbación o metamorfosis se identifiquen con este tipo de tormentas emocionales. Ellos eran una flotante distorsión que invadía tu cuarto pegándose a las sábanas y a los posters. Un espasmo galáctico que engullía tu espacio vital. GALAXIE 500 eran la droga que todos necesitábamos para tocar las estrellas, y el bajón nos llegó a traición, por la espalda. Su funeral resultó de lo más concurrido.
GALAXIE 500 no eran otro nombre en la interminable lista de músicos depresivos y mediocres que explotan su angustia. Eran un grupo político para los que sabemos que la Revolución comienza en el espejo del baño.”
Victor Lenore, Spiral nº 0, Mayo 1993.