La Razón [Es]: "La Gran Esfera" [Interview]
La Casa Azul, devastador como el amor
Tras ocho años de trabajo, Guille Milkyway culmina «La gran esfera», un álbum marcado por una gran crisis personal.
El siguiente disco de La Casa Azul empezaba a convertirse en un mito. Guille Milkyway hablaba de él en entrevistas como si perteneciera al linaje de discos imposibles del «Pet Sounds» de The Beach Boys. El barcelonés lo dio por terminado una vez y lo tejió y destejió después por partes una cuantas veces en los ocho años que ha tardado, desde 2011 hasta hoy, en terminarlo. La creación de «La gran esfera» (Elefant) se vio sacudida por un cúmulo de situaciones personales que le obligaron a parar y retomar y vencer la tentación de tirarlo todo a la basura. El genial músico y productor superó una crisis personal, un desprendimiento de retina, la evolución estilística de la escena y hasta una nueva era tecnológica que pusieron en cuestión el propio sentido del trabajo. «Al final, para mí se ha convertido en una carga. Tanto, que pienso que la vida del disco ya se ha terminado. Voy a empezar ya a sacar singles nuevos», comenta aliviado el espigado artista, que presenta el trabajo en Madrid el 28 y 29 de marzo.
«Han sido años muy duros para mí», reconoce el cantante sobre un disco cuyo mensaje es la debacle amorosa: «Habla en primera persona de la debacle del amor. De cómo no somos capaces, después de años de Humanidad, de darnos cuenta de que el amor no es aquella idea. O de no ver que se aproxima la bomba nuclear. Yo quería narrar eso y quitarme cosas de encima. Un tema como ''Podría ser peor'' sintetiza lo que quería decir: ¿tan triste es todo que hemos llegado al punto del consuelo en que podría ser peor? Nos lo decíamos mi pareja y yo cada mañana. ¿Adónde hemos llegado?», se pregunta Guille, en chándal blanco y camiseta. Es un álbum discotequero lleno de tristeza. «La tristeza está ahí. Es un poco desgarrado porque es asumir con normalidad la renuncia a una vida total. Me pregunto por qué tenemos esa tendencia a conformarnos con la peor versión de las cosas, entre ellas, del amor». El músico es consciente de que hay cierta inocencia en pensar eso. «Lo sé. Pero, ¿por qué va a ser solo patrimonio de los jóvenes creer en esa manera de vivir? De golpe parece que llegas a una edad en la que todo lo aceptas y lo asumes, pero en realidad debería tratarse de ser más plenos. Pero llegas a la actitud de ''dame mis aceitunas, mi cerveza y este solecito y ya me vale con eso''. Pues esa forma de vivir...».
Recluirse en la esfera
En «Ivy Mike», el nombre que recibió la primera bomba de hidrógeno, Milkyway canta a las explosiones. «Es una idea infantil, pero ¿cómo puede ser que haya cosas tan devastadoras que las observes y te parezcan bellas? Hay muchas cosas así, como el fuego, que te ejercen atracción. Yo creo que el amor es una de ellas y no podemos decir que no lo sabemos, porque hemos leído todas esas tragedias y dramas y ya sabemos cómo terminan», dice Milkyway. La gran esfera del título es, pues, un lugar. «Siempre me ha dado cierto miedo el mundo. Y he tendido a recluirme en mi estudio como ese lugar en el que estar seguro. Y vuelves a ti mismo, huyes de la agresividad del mundo y es cierto que te sientes más seguro pero llega un momento en el que estás solo.Y esa es un arma de doble filo. Me ha sucedido continuamente», explica. ¿Y en la pareja? «Es muy claro también. ¿Estamos en dos esferas o es una sola? Bueno, esa es la clave, encontrar el equilibrio entre la violencia del mundo, de los demás, y de tu propia vida». Pero no han sido solo heridas del alma a las que Milkyway se ha tenido que enfrentar. «Tuve un desprendimiento de retina hace cuatro años. Y me tuvieron que coser, físicamente, una prótesis de silicona. Tuve dolores terribles durante un año. Dolores radicales. Vivir con eso y con los calmantes fue espantoso. Cuando abrí el ojo tras la operación ví el icono del Banco Santander. Y lo veía granate y dije: vaya, han cambiado el color corporativo... pero no, claro. Dice mi oftalmólogo que sigo viendo así, pero que mi cerebro trata de corregirlo».
Todo su mundo parecía colapsar: «Y encima, enmedio de todo, con la crisis de pareja, mi chica me dijo: ''Guille, siempre decías que te encantaba ese documental de Stevie Wonder del 73...''. ¿Pero, qué me estás diciendo? ¿Que me voy a quedar ciego para animarme? ¡Yo no quiero ser Stevie Wonder! (Risas). Ahora me río, pero ese día me eché a llorar», relata. Milkyway calmó todos sus dolores en la creación del disco, y ya prepara nuevas canciones surgidas de un impulso positivo. «Sí. Podría ser peor. ¿Ves cómo es esto? Siempre ese mismo consuelo».
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