La Casa Azul

Casa Azul y el mundo de color rosaEl Sonido Efervescente de la Casa Azul + Maquetas (Elefant, 2006)
Es un tramposo: lo sabe ?l, lo s? yo y lo ignora mi conciencia. M?s adictivo que los chupa chups de mora: al infierno azucarado se va subido en un estribillo.

23 temas de pop de colores hipervitaminado. Sobredosis de glucosa, de emociones y de estribillos en la reedici?n del primer mini-cd de La Casa Azul. El efervescente sonido de sus 8 primeras canciones editadas se completa con tres temas extra y las tres maquetas que Guille Milkyway grab? antes de fichar por Elefant: Te invito a mi fiesta (1999), Canciones ligeras (1999) y Galletas (1999). Una excelente forma de cerrar una etapa en el grupo, que parece querer dejar atr?s los a?os de inocencia, burbujas y desenfrenada vida pop.
Ilustrado por Duprez, el cd viene acompa?ado por un libreto de los de verdad, de los que sirven para algo m?s que para hacer de funda. Leer las letras sin agobios de espacio le da un puntito m?s de emoci?n al asunto. Costumbrismo contempor?neo desde el lado m?s hermoso de la vida que, por lo visto, dicen que es real. Seguiremos jugando, como con los premios de los yogures.

El amor como centro de la burbuja que nos protege del exterior en un micro-mundo pop -tan irreal como francamente necesario visto como est? el mundo- como eje del disco. Estribillos absolutamente demoledores, sonido moderno, euro pop, cacharritos electr?nicos descacharrantes y todo tipo de ruiditos visten el cuerpo de esc?ndalo de las canciones. Y adem?s, se ha inventado un grupo que no existe al estilo de los Archies o Josie and The Pussycats. Dicen que uno de ellos era scout...

Lo mejor del "bubblegum" del muro de sonido de Phil Spector, del poder de la m?sica disco de los 70 y de la adicci?n a los cl?sicos m?s entra?ablemente horteras de los ochenta pueden resumir lo que encontrar?s en un disco de La Casa Azul: pop con may?sculas, rabiosamente adictivo: un rayo de sol que ciega en temas como Chiclecosmos, Sin canciones, Me gustas y, por encima de todo, Cerca de Shibuya.

Texto Por Javier Ruiz