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27/12/2012

Vanity Fair [Sp]: Ocho y Medio Club concert review, Madrid [22-12-2012]



 

Navidades galácticas y sueños pop para 2013 con La Casa Azul

 

 

Canciones pop. Gente que no quiere sucumbir. Momentos tristes. Chicos malos. Chicos buenos. Momentos felices. Navidades galácticas. De todo esto (y mucho más) hubo el sábado pasado en el final de gira de ‘La Casa Azul’, un concierto perfecto para terminar (musicalmente) el año.

 

 

Fantasía. Imágenes pop. Revolución sexual. Efectos visuales. Optimismo. Imágenes retro. Androides. Problemas técnicos. Superación. Promesas futuras. Baile y euforia. Color. Calor, mucho calor. Momentos felices. Momentos nostálgicos. Alarmas que saltan. Escapismo. Dibujos animados. Canciones con estrella y hasta canciones con Goya. Mujeres fantasma. Love is in the air. Historias que comienzan. Historias que se acaban. Gente que critica, gente que juzga y se ríe de los demás y gente que prefiere reírse de sí misma. Gente que desea mejorar. Gente que se esfuerza por mejorar. Momentos tristes. Chicos buenos. Chicos malos. Momentos alegres.Navidades galácticas. Es a grandes rasgo el resumen del concierto final de la gira de ‘La polinesia meridional’ de ‘La Casa Azul’ que tuvo lugar el sábado en el Ocho y Medio de Madrid. Un conciertazo que fue demasiado largo para algunos (“ha durado más de dos horas, chaval, ¡un exceso!”), corto para otros (“¿Yaaaaa? A casa noooooo…”), perfecto para este cronista que no sabe descansar. O perfecto como último concierto del año, o como última crónica de este 2012 que termina.

 

 

 

 

Pero sí, largo también fue, eso hay que reconocerlo. Guille Milkyway se dejó llevar por la emoción y por los recuerdos y, cuando ya había cantado la famosísima ‘La revolución sexual’(muchos pensamos que este exitazo sería el último de los bises), cantó a solas con su voz y su teclado, transfigurándose merced a sabe dios qué experiencias pasadas, aquel himno contra todos los (malvad@s) ex que nos hicieron daño alguna vez. ‘¿Qué quieres que te diga?, ¿que mi vida va genial?… Qué más da… si no lo vas a escuchar… Nunca, nunca más me iba a recuperar, porquecuando tú jugabas yo creía, que lo que hacías era amar…‘ Cantaba lenta, tiernamente, casi sin voz, pero con entrega, y la gente del público, que no sabemos si pensaba en un/a examante pero sí que se sabía la canción de memoria, cantaba con él. Eso fue muy bonito. Fue lo que algún crítico musical podría calificar como “un final redondo”.

Final redondo. No sabemos si puede haber finales redondos para un año con tantas pequeñas catástrofes como el que ahora termina, pero sí que el sábado pasado la gente salía del Ocho y Medio contenta y alegre, como si fuera verdad aquello que dicen algunos de que la música tiene un poder transformador. Hubo más: al final, cuando tanta gente se había prometido a sí misma aquello de “no voy a sucumbir” o aquello otro de “no más Myolastán, hoy empieza mi nueva vida”, cuando tanta otra ya se había vengando de su ex cantando con Guille esa última canción, después de que Guille nos hubiera felicitado la Navidad y nos hubiese mirado mientras cantaba y hubiera pensado “¿cómo pueden estar tan felices, con lo mal que yo estaba cuando escribía estas canciones?” y después de que el videowallde 20 pantallas se apagara definitivamente concluyendo esta gira memorable, una vez que la gente había logrado escaparse y evadirse hacia otro lugar muy remoto y lejano (el fin último de La Casa Azul es escapista, como ha reconocido su creador) y había regresado, hubo más. Muchos seguidores esperaron a que el cantante, que no tiene don alguno para la oratoria (“¿Tú entiendes algo de lo que dice?” “Yo nada, pero nada de nada”, decían dos asistentes, mientras Guille explicaba no sé qué cosa entre canción y canción) pero sí para dejar a su público satisfecho, saliera de su escondrijo y les diera un par de besos o un abrazo o les firmara un autógrafo. O se hiciera una foto con ellos. Así que no, definitivamente no hay final redondo posible para este 2012 que se acaba, pero sí esperanzas para este 2013 que comienza. De momento, pasen y vean, y transpórtense. Feliz año.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 


 

 

 

 

 

 

 

 

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