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03/07/2012

Vanity Fair [Sp]: General interview about La Casa Azul



 

"La cultura debería ser accesible a todo el mundo"

 

- Guille Milkyway explica cómo surgió la idea de formar su grupo ' La Casa Azul'

- "Era más gratificante hacer canciones que vomitar mis problemas a un amigo"

- "No reniego de que 'La Revolución Sexual'", explica sobre su famoso tema

- Acerca de su estilo: "Seguiré yendo a estos actos (Goya) como me salga de..."

Guille Milkyway habla entrecortado, dubitativo, pensando con determinación todo lo que dice pero impasible hacia lo que le rodea. Su apellido hace referencia a una vía láctea en la que probablemente triunfaría si se prodigara en lugares como Los Ángeles. Su talento le valió unPremio Goya en 2010 por su canción 'Yo también' de la película homónima protagonizada por Lola Dueñas. Es un tipo peculiar por varios motivos de peso contundente: cree en las fantasías por encima de las realidades –asocia su grupo, La Casa Azul, a bandas impersonales que se valían de dibujos animados como Los Archies o Gorillaz para camuflar su identidad–; recogió su estatuilla con un polo de Fred Perry y una corbata de rayas –¿para qué las formalidades?– y no reniega de la suerte que tuvo su canción 'La Revolución Sexual'que revolucionó literalmente el panorama musical sonando por defecto en todas las radios del país. Nos reunimos con Guille Milkyway en El Día De La Música, una alternativa al tradicional festejo global y más cercano a los festivales de verano que a ser una oda a la universalización musical. Unas horas después de que las bailarinas de Azealia Banks dejaran de dar saltitos y tan solo dos horas antes de su puesta en escena, Milkyway dispara.

Un día más tarde del tradicional Día de la Música, nace una alternativa previo pago. ¿Privatización musical?

Yo con lo de los 'días de' soy muy escéptico. Es algo que hacemos para limpiar nuestras conciencias. Partiendo de eso, algunos dicen que es algo perverso pagar por algo en un día que se supone que tenemos derecho a ello de forma universal... Yo me lo planteo como un festival más. Claro que pienso que la cultura debería ser accesible a todo el mundo. Pero como todo. Creo en la socialización de la riqueza, pero el mundo va hacia la dirección opuesta.

El pistoletazo de salida de La Casa Azul fue en 2000 y os fuisteis ganando una base sólida de seguidores, pero en 2007 con 'La Revolución Sexual' sonabais en todas partes y a todas horas. Se acabó convirtiendo en eso que algunos llamaban 'Re-Movida Madrileña' y cuyo epicentro era el madrileño Elástico.

Suele pasar en la historia de la música pop. Al margen de los 'one-hit-wonders', en todo grupo hay dos o tres canciones machacadísimas que te guste o no definen a tu grupo."

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La forma sobre el fondo.

Eso es. Y es un rasgo inequívoco de la cultura pop. Muchas veces, ves que no suelen coincidir los mejores momentos artísticos de la historia de un grupo con el momento en que se crean los éxitos. No reniego de que 'La Revolución Sexual' fuera el boom de La Casa Azul, eso se lo dejo a otros.

¿Qué te proponías cuando empezaste con el proyecto de La Casa Azul?

No tuve ningún objetivo, ni hacer bailar ni hacer pensar. Componía las canciones básicamente para realizarme, me costaba menos o me era más gratificante expresar las cosas mediante una canción que quedando con un amigo y vomitándole mis problemas. Y además, la canción conseguía hacerme feliz. Ahora es el elemento más importante de mi vida para mantener el equilibrio. La Casa Azul siempre fue, ante todo, un grupo con un alto componente de fantasía teatral que permitía esta plasticidad en todo: manejar una imagen, un universo paralelo, una realidad abstraída. Cómo hacer convivir nuestras formas costumbristas en ese mundo, eso es lo que le hace atractivo.

Algo de eso les ha vuelto locos a los japoneses.

La empatía con lo japonés ha ido mucho por la vía del desprejuicio. A nivel de no tener ningún pudor, de mezclar cosas muy diferentes y que no me juzguen por ello, eso es algo muy de Japón, sería imposible aquí en España y en la cultura anglosajona en general. En Japón puedes ir a ver un concierto de un grupo rockabilly y de repente sube un músico con un teclado rudimentario de Casio, y nadie se sobresalta o se indigna. En nuestros conciertos allí veías a dos heavys, un grupo de chicas vestidas de rosa chicle y el público más normal del mundo, y les interesaba a todos.

Has colaborado en campañas de publicidad. ¿Ha sido otra manera de expresarte o pura necesidad?

Trabajo por encargo. Nada más. Dentro de eso, hay unas que te ayudan a realizarte más que otras. La que no te ayuda es una necesidad por la que se tiene que pasar para poder vivir de esto. Para mí no es la opción ideal, y no te negaré que en momentos me causa conflicto.

¿Es complicado comer de la profesión de músico en España?

La situación extraña con la que tienes que lidiar es que lo que te define, te llena y te satisface más es lo que menos te revierte a nivel económico. Así que tienes que 'venderte' a modo de mal menor y hacer un ejercicio interior importante. Yo tengo un límite de dos trabajos publicitarios por año y no hago más aunque tenga bastantes ofertas. Si son encargos, si he hecho algún trabajo de publicidad el siguiente que acepto es para televisión o cine.

Recogiste un premio Goya con polo de manga corta y corbata de rayas. ¿Reivindicación o pasotismo?

Ninguna. Estuve un tiempo trabajando en una empresa donde los códigos de vestir eran muy rígidos, como lo eran las jerarquías. Me sorprendió que cuando decidí cambiar mi vida radicalmente para dedicarme a lo que me hacía feliz, en el mundo cultural también hubiera unos cánones o unas normas a seguir. No me gusta la uniformización de la etiqueta, y no quería reivindicar nada pero me sorprende que mecanismos jerárquicos y rígidos se repitan en el mundo de la música, el cine o el arte en definitiva. ¿No era en estos campos donde lo que primaba era la libertad de expresión?

Americanización, quizás.

Absolutamente. Pero vaya, yo seguiré yendo a este tipo de actos como me salga de los... Por eso quizá sorprenda tanto, y por eso también se me criticó tanto en la recepción en Moncloa.


 


 

 

 

 

 

 

 

 

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