Diario Sur [Sp]: Málaga concert [11-05-2012] review
La Casa Azul monta la fiesta universal
El grupo liderado por Guille Milkyway pone a bailar a más de 450 personas en el Auditorio de la Diputación en un concierto lleno de éxitos
Asistir a un concierto en el que los instrumentos tradicionales han sido sustituidos por teclados de moderno diseño, computadoras y bases sintetizadas, con músicos que se ocultan tras un disfraz de 'androide', no parece un plan muy alentador a priori. Sin embargo, todo cambia cuando se sube al escenario un líder carismático llamado Guille Milkyway, productor, compositor, multiinstrumentista y cantante, que con su grupo La Casa Azul brindó anoche una lección de buen hacer sobre las tablas y de modestia, en un concierto de más de dos horas en el que el público bailó al ritmo de sus éxitos más sonados.
Más de 450 personas llenaron el Auditorio de la Diputación en una velada en la que los asistentes bailaron al ritmo de los 70 al tiempo que disfrutaron con las reflexiones musicales del grupo catalán.
Con una estética futurista y un escenario repleto de monitores, de luces e imágenes sugerentes que fueron ilustrando cada una de las composiciones de La Casa Azul, Guille Milkyway fue desgranando un repertorio que pese a lo rítmico de la mayoría de sus composiciones, tiene un profundo amargor existencial en las letras. Y así lo explicó el cantante, que aunque presentó uno de sus temas como «más ligero», luego rectificó para recordar que hay frases como «te quiero» que no se pueden abordar con frivolidad.
Canciones escritas con el corazón, que hablan de inseguridades, del paso del tiempo y del amor, como las que dan vida a su último disco, que configuró una parte importante del repertorio, con temas como 'Los chicos hoy saltarán a la pista', con el que abrieron el recital; 'Sucumbir', un tema plagado de efectos electrónicos que también tocaron al comienzo del espectáculo; 'La fiesta universal', donde explota la pasión de La Casa Azul por el sonido disco de finales de los 70; o 'Colisión inminente', un canto a la vida y a la independencia que acompañaron de un gran despliegue visual.
Una pantalla posterior proyectó durante toda la noche imágenes retrospectivas, figuras y mensajes que venían a completar el argumento de las canciones, que el público bailó y cantó junto al cantante, quien alternó los momentos más trepidantes con otros más íntimos y baladas en las que, sentado frente a los teclados, argumentaba sus impresiones sobre cada tema. Así lo hizo para dar vida a una versión reposada de 'La Polinesia Meridional', por ejemplo.
Estética futurista Un sonido limpio y un montaje muy cuidado, que completaron con proyecciones de paisajes futuristas, de ciudades en las que todo sucede a gran velocidad, e incluso imágenes de Merkel y Sarkozy para ilustrar su 'Europa superstar' en una noche en la que no faltaron canciones de sus diversas etapas como 'Esta noche solo cantan para mí', su 'Chicle cosmos', '¿Qué se siente al ser tan joven?', 'Cerca de Shibuya', 'Galletas', 'Siempre brilla el sol' e incluso una versión tecno del 'Take on Me' de A-ha.
Una gran 'fiesta universal' con toque retro y aire futurista en la que no podían faltar temas como su reciente 'La niña más hermosa' o su ya popular 'La revolución sexual', con el que abrieron unos bises que el cantante reconoció que estaban «más que programados». Lo que la concurrencia no esperaba es que la fiesta se prolongara, en un juego de peticiones con el público, con 'Como un fan', 'Una cosa o dos' y la trepidante 'Todas tus amigas'. Un sonoro final.
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