La Casa Azul

Crónica del concierto de "La Casa Azul" en el Ocho y medio

“Los chicos hoy saltarán a la pista” fue la primera canción y el presagio acertado con el que Guille Milkyway quiso dar por comenzada la gran noche que nos esperaba. El público se rindió a sus pies ya en el primer acorde y no sólo saltaron a la pista, la llenaron hasta los topes y más allá, cantaron, gritaron y bailaron en todo momento. Eran los más fans, lo que habían hecho colgar el cartel de sold out hace semanas, los que habían demostrado que La Casa Azul había dejado de ser un grupo de pasatiempo para convertirse en una referencia dentro del indiepop patrio.

Guille Milkyway se imaginaba lo que le esperaba el pasado sábado en el ocho y medio. Sabía que incluso el público se sabría las letras mejor que él, como pasó, y cantaría más fuerte que él, como ocurrio, pero aun así estaba preocupado. Esa misma mañana preguntaba en una red social: “Remedios radicales e inmediatos contra la afonía, alguien?” No sabemos que se tomó, pero sí que fuera lo que fuese le funcionó y que el directo efervescente de La Casa Azul no perdió fuerza ni un segundo durante las más de dos horas de duración.

Aunque el setlist estuvo repleto de referencias a sus cuatro discos anteriores fue "La Polinesia meridional" (Elefant, 2011) la que se llevó el mayor protagonismo. El público acogió con fervor esta nueva entrega del catalán en la que vuelve a los orígenes de La Casa Azul y deja a "La Revolución Sexual" como un punto intermedio en el camino. Hits como "Terre, Peter y yo", "La fiesta Universal" o "Colisión inminente" fueron de los más coreados en la sala. Como siempre, con letras ácidas y descorazonadoras bañadas en melodías radiantes de felicidad que demuestran la personalidad de su autor, que se maneja la perfección en ese entramado de sunshine-pop, europop y una cuidadísima producción.

Pero no todo fue nuevo, también hubo tiempo para la nostalgia, para esas primeras canciones que empezaron a escucharse hace ya más de una década. Con un visual de fondo recordando a los músicos ficticios con los que el grupo se presentó en sus primeros años de existencia, Milkyway realizó un remix con sus mejores éxitos incluidos en "El sonido efervescente de La Casa Azul" y "Tan simple como el amor". Canciones míticas en su discografía como "Cerca de Shibuya" o "Como un fan" fueron las más aplaudidas del concierto, demostrando así que su público no era un público "eurovisivo" que le había conocido hace tan sólo hace un par de años en esa ronda previa sinsentido para acudir al festival, sino que había seguido su trayectoria de cerca durante mucho tiempo.

Y así, con la alegría conjunta y con dos bises a su espalda, Guille Milkyway, su voz recuperada y la Casa Azul pusieron punto y final a un concierto memorable que nos sirve de anticipo para imaginarnos lo que será su esperada gira veraniega. Ahora sólo nos queda enterarnos suficientemente pronto para no ser uno de esos ojipláticos que tuvieron que leer hace días aquello de “entradas agotadas”. Olalla Uriarte