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29/11/2011

20 Minutos [sp]: "La Polinesia Meridional" interview



La Casa Azul: "Si a un músico negro le pones a Los Chorbos o a las Grecas, seguro que alucina"

 

La Casa Azul

 

Guille Milkyway, cerebro de La Casa Azul y reciente 'trending topic' mundial por el lanzamiento de su nuevo disco, habla sobre éste, 'La Polinesia Meridional'.

 

Aunque le parece que la situación actual "pinta a debacle", defiende el romanticismo del baile y la evasión nocturna como antídoto contra la crisis.

 

Su nombre se ha convertido esta semana en trending topic (uno de los temas más comentados en Twitter) no solo en España, sino en todo el mundo. ¿El motivo? El lanzamiento de su nuevo álbum, La Polinesia Meridional, y "la cantidad de fans que siguen a la banda -La Casa Azul- por todo el mundo, sobre todo en Inglaterra y Japón", asegura su discográfica. El alma mater del grupo, Guille Milkyway, se muestra más cauto. A pesar de que su tema Revolución Sexual hizo bailar en 2008 a miles de personas, admite que se propuesta musical se mueve aún por los circuitos reducidos de la independencia. Un círculo que, sin embargo, "comprende un público muy fiel que siempre está ahí cuando hay cosas importantes".

 

Antes cantó a la Revolución Sexual. ¿Qué revolución toca ahora?
Uf, ojalá hubiera alguna revolución. Todo pinta a debacle. Y el disco nuevo,  La Polinesia Meridional, también es un poco catastrofista, aunque como viene con un envoltorio musical muy luminoso y enérgico, queda compensado. A veces tengo la impresión de que escapar de forma emocional, con la música, es la única vía para sobrevivir un poco a esta crisis y a este sistema.

 

Pero a usted no le ha ido mal.
Tengo la suerte de vivir de la música, que es lo que más me gusta, pero lo que realmente me da de comer es la música de encargo que hago para publicidad, televisión... Eso no es muy 'realizante'. Y al margen de que a mí me vaya bien o mal, la situación es terrorífica, me da mucho miedo. Debemos aprovechar el desconcierto para gritar...

 

¿Es lo que hace en este disco?
Sí, pero de una forma costumbrista, sencilla. He tratado de trasladar las conversaciones que uno escucha en el bar, a las canciones. Sin intelectualizar demasiado. Y escribo lo que me atemoriza y preocupa, para liberarlo.

 

¿Qué se siente al ser tan viejo?
Aunque el segundo tema de este álbum se titula ¿Qué se siente al ser tan joven?, no habla de nostalgia pura y dura. No se trata de un canto al ayer, ni creo que cualquier  tiempo pasado fue mejor. Alargar la nostalgia, hacer arte de ella, me parece feo. Pero, en cambio, creo que es dramático que nos olvidemos de las sensaciones y de las emociones que sentíamos cuando éramos jóvenes. Yo me he dado cuenta hace poco de que me cuesta recordarlas.

 

Los personajes de sus canciones no paran de bailar. ¿Es una fórmula para combatir tiempos difíciles?
Quien canta, su mal espanta. Siempre se ha menospreciado la evasión en forma de baile porque parece que es una manera de no plantar cara a la situación, pero yo creo que es compatible: evadirte y rebelarte. Me gusta pensar que he sabido plasmar en mis canciones esa imagen de la gente bailando, dándolo todo en una pista, mientras el mundo se derrumba. Tiene un punto de orgullo, una épica bonita y romántica.

 

¿Es usted de los que hay que sacar de la pista a rastras?
Para nada. Nunca he salido mucho, incluso mi madre insitía para que saliera más. Desde muy pequeño lo que me gustaba era hacer música, vivía en mi mundo. Pero a pesar de no haber sido un fiestero, siempre he encontrado muy romántica la evasión nocturna.

 

La Wikipedia habla de que el grupo de la Casa Azul está formado, además de por usted, por cinco personas. Dicen que tienen pinta de humanoides...
La banda siempre ha sido una fantasía, una realidad paralela. Al final no está muy claro quién es la formación, pero tampoco importa demasiado. Siempre me ha causado reparo el fenómeno que se forma alrededor de los músicos cuando estos son populares. Plantear todo como una fantasía me permite mantenerme en la sombra.

 

¿Cómo terminó su amor por Laura?
(Risas) El tema de Amo a Laura y todo aquello de crear un grupo integrista que protestaba contra los contenidos de MTV para, en realidad, promocionar ese canal, fue divertido y, también, algo sorprendente por la rapidez con la que se divulgó. Fue una prueba del poder de difusión de las redes sociales, de su capacidad "viral". Aunque para mí son cosas que observo con cierto asombro, lejos de mi órbita. No creo mucho en estos casos mediáticos, son extraños, no son reales, a veces hacen que todo pierda el sentido...

 

¿Por qué se llama sencillo al 'single' cuando hacerlo es tan complicado?
No sé si es tan complicado. A mí me gusta hacer canciones melódicas y me encantan aquellos compositores de los 60 que buscaban la canción perfecta, grupos de arreglistas que se encargaban de generar 'hits'. Cuando se trabaja en la música se sabe que existen unas estructuras más pegadizas y unas progresiones que funcionan mejor. Lo que sí es difícil es encontrar un matiz  para diferenciar tu canción de tres minutos de otras que, quizá, poseen acordes parecidos. Es muy curioso, pero puede ser un pequeño matiz lo que hace una canción llegue a millones de corazones y otra, no.

 

En la canción por la que obtuvo un Goya, Yo, también, había ramalazos aflamencados y cañí. También ha cantado canciones japonesas. ¿Le da a todo?
Me gustan los primeros discos de lo que se llamó nuevo flamenco, grupos como Las Grecas y Los Chorbos. Toda la rumba me interesa muchísimo: Los Amaya, los primeros discos de Los Chichos... la rumba es el exponente peninsular de lo que en los 70 fueron los inicios del funk en otros lugares. Existen grandes paralelismos entre el funk y la rumba de aquí. Estoy seguro de que si pones Los Chorbos o Las Grecas a un músico negro, este alucina. En cuanto a la música pop japonesa, me encanta, especialmente la escena de finales de los 90 y principios de este siglo. Los japoneses son supervanguardistas. Aparentemente lo copian todo, pero de una forma tan sui géneris que el resultado es muy innovador. Asia es el único lugar en donde hoy en día, aparte de África, se hace música al margen del pensamiento único. Y tienen similitudes con La Casa Azul.

 

Biografía

La Casa Azul nació en Barcelona en 1997. Está formado por cinco miembros androides -David, Virginia, Sergio, Clara y Óscar-, a los que lidera desde la sombra el humano Guille Milkyway, compositor, arreglista y productor de todos los temas. Su álbum más conocido es La revolución sexual, con cuyo single del mismo nombre la banda se presentó en 2008 como aspirante a representante español a Eurovisión. Además, posee otros cinco álbumes de larga duración. El último acaba de ser publicado y se llama La Polinesia Meridional.


 


 

 

 

 

 

 

 

 

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