"La revoluci?n sexual" article
A ritmo de videojuego añejo y juguetón: así comienza ya, con un guiño, este singular disco producido en 2007 por Elefant Records, tercer “álbum largo” y último hasta la fecha del compositor, intérprete, arreglista y productor catalán Guille Milkyway (Guillem Vilella).
¡Cómo! Pero ¿esto no es un grupo? Pues no, pero sí, o viceversa: aunque el embalaje y estética es el de un grupo (integrado por 5 modelos-androides), envoltorios aparte, el alma mater y factótum de La casa azul es un solo hombre.
“Sé que lograré ser invencible
Y haré cosas increíbles, seré
Casi casi Ultramán.
Compraré clorato de potasa,
Superaré las seis octavas, seré
La nueva Yma Sumac.”
La revolución sexual es el sonido Shibuya que al principio turba y luego crea adicción. Su audición inicial no es cómoda, sino desconcertante. Esta colección de 13 temas —el último de ellos instrumental—, envueltos en un blanco nuclear y con los títulos traducidos al japonés, se presenta traviesa, hiperactiva y salpicada de referencias culturales populares. Sin embargo, se trata de un trabajo arduo dotado de una sólida base, tanto en el apartado musical como en el de producción.
Fueron lanzadas tres versiones diferentes en el año de su publicación (2007): la Edición espacial, la Edición terrestre y la retrospectiva, a saber: CD de lujo, CD estándar digipack y vinilo blanco de 12 pulgadas (limitadas la primera y la tercera a 5000 y 1000 unidades, respectivamente).
“Tú, que decidiste que tu vida no valía,
Que te inclinaste por sentirte siempre mal,
Que anticipabas un futuro catastrófico,
Hoy pronosticas la revolución sexual.”
La alusión obligada que nos sitúa ante este álbum es el festival de Eurovisión 2008. La casa azul compitió con otros aspirantes para llevar al certamen su tema La revolución sexual (que da nombre al CD), derecho con el que acabaría alzándose el popular Chiki-Chiki, apadrinado por el humorista Andreu Buenafuente.
La revolución sexual, el disco, se encuentra en las antípodas de la canción interpretada por Rodolfo Chikilicuatre. Para empezar, estamos hablando de un proyecto serio, destacando entre otros valores el enorme esfuerzo invertido tanto en el estudio de grabación, como en los arreglos —de precisión milimétrica— y producción del CD.
“Hoy te he visto presumiendo por comprar
Unas cuantas casas más en Second Life,
La verdad es que me confunde
Tu mercantilista incontinencia.
Ese tipo que presenta el matinal
Se hace el listo pero copia a los demás,
No tiene opinión de nada y si convence
Es pura coincidencia.”
Hay algo que lo dice todo: no encontramos canciones de segunda o tercera en el conjunto, sino que se mueven en un rango de calidad elevado y homogéneo. Y no sólo no se dan las habituales irregularidades presentes en la inmensa mayoría de trabajos musicales, sino que podremos encontrar varias pequeñas y redondas joyas, como El momento más feliz, Esta noche sólo cantan para mí u otras, dependiendo más que nada del gusto del oyente.
Toda esta alegre “efervescencia” —término con el que suele (auto/)describirse la música de La casa azul—, contrasta con la timidez y modestia mostradas por el talentoso artista cuando se lamenta de que sus dotes vocales no sean especialmente notables, o al confesar que el directo de su música no le satisface. Por el contrario, asume que su hábitat natural es el estudio de grabación, lo cual queda fuera de toda duda a juzgar por la habilidad demostrada y el espíritu perfeccionista que asoma tras cada recoveco del CD.
“El momento más feliz es cuando un lunes es fiesta,
Y sonríes, y bajamos
A comprar el periódico y a desayunar.
El momento más feliz es cuando un martes
Hay Champions
Y Deco se sale
Y aplasta a Mourinho en la semifinal.”
La longitud de onda de las letras, dejando de lado su aroma a ingenuidad, oscila desde la mirada introspectiva sobre situaciones de la vida cotidiana, hasta una reflexión en voz alta acerca de las propias manías e inseguridades con las que tenemos que convivir y lidiar. Todo ello haciendo uso, en ocasiones, de referencias casi privadas rayanas en el surrealismo, las cuales aportan un toque especial al conjunto.
También aparecen en el horizonte el ansia de felicidad, el desencanto amoroso o el hastío frente a las frivolidades e hipocresías comunes de la sociedad que encaramos cada día.
“No más Myolastan,
No más Doxilamina, no más,
Hoy empieza mi nueva vida.”
Es evidente que, como resultado de lo antedicho, el conglomerado final provoca extrañas resonancias en nuestros gustos y sensibilidad, tantas veces “preafinados” o moldeados por los medios de comunicación y las industrias culturales, con el objeto de enfocarlos hacia una serie de patrones o categorías estándar en los que poder encajar sus productos con facilidad.
Paradójicamente, la imagen generada del “grupo” (de estética… ¿“retrofuturista”?) es totalmente prefabricada, por lo que La casa azul se mueve con ironía entre el pop de estribillo pegadizo presentado por maniquíes ideales pero huecos, por un lado, y una música nada convencional, de improbable aceptación masiva y alumbrada por un hombre-orquesta desde un sello independiente, de otro; siendo el artista, claro está, divertidamente consciente de ello en todo momento. Y es que para cogerle el puntillo al asunto, no hay que tomarse la “performance” demasiado en serio.
“Deja que me exprese un poco más, no es suficiente.
Hoy me estoy gustando de verdad, sígueme la corriente.”
Extrañas resonancias, decíamos, y sensaciones inusuales presentes, sobre todo, durante el primer contacto con el CD, por lo cual aconsejamos aproximarse a él con mente abierta para dejarse sorprender por esos gramos de excentricidad o esas gotas de locura jovial emanados del espíritu de La revolución sexual, y que no tardan en engancharnos de un modo muy especial una vez superado el aterrizaje de la primera audición.
Personalmente definiría este disco de Guille Milkyway (mano invisible, por cierto, tras el sarcástico y viral Amo a Laura) como un excelente trabajo de relojería, cuyas melodías gozan de peso específico en todo momento y beben de multitud de fuentes musicales pop y electrónicas a las que se añade, aquí y allá, un ramalazo nipón.
“Como una cerveza sin alcohol,
No está mal pero requiere empeño.
Como el tan del autobronceador,
Se parece al verdadero pero no.
Así es mi vida hoy por hoy, casi casi lo mejor,
Pero siempre es casi casi, nunca llega a lo mejor.”
En definitiva, una obra con trascendencia a largo plazo como pieza clave de su género. Y además es española, para variar.
Ficha
La casa azul: La revolución sexual
Desglose de pistas:
1. La nueva Yma Sumac.
2. La revolución sexual.
3. Prefiero no.
4. El momento más feliz.
5. Mis nostálgicas manías.
6. No más Myolastan.
7. La gran mentira.
8. Chicos malos.
9. Una cosa o dos.
10. Mucho más de lo normal.
11. Esta noche sólo cantan para mí.
12. Triple salto mortal.
13. Un mundo mejor (Instrumental)
Duración: 43’ 27’’
Discográfica: Elefant Records
Referencia del CD: ER-1131
Fecha de lanzamiento: Octubre de 2007
La Casa Azul [Manga.es]
picture: Archivo Elefant
La Casa Azul [Manga.es]
picture: Archivo Elefant
La Casa Azul [Manga.es]
picture: Archivo Elefant
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