El Café De Rick [Es]: ALEJANDRO DÍEZ, AVANZANDO EN ESPIRAL
Imagino a Alejandro Díez, sin haber cumplido los veinte años, pinchando el single All around the world de losJam en un tocadiscos en su casa. Lo imagino en su salón haciéndole los coros a Paul Weller, cantando apasionado We need a reaction mientras fantaseaba con encabezar esa revolución desde su propio grupo.
Llegué tarde a Los Flechazos, el grupo desde el que Alejandro intento dirigir esa revolución con forma de nueva explosión juvenil. Llegué tarde pero desde que los conocí la música de Alejandro ha formado parte de mi vida. Cualquier melómano tiene su Olimpo de músicos fetiche, y en el mío Los Flechazos y Cooper tienen una parcela reservada.
Los Flechazos nacieron en León allá por 1986. Con diversos cambios de formación y con una idea clara: eran un grupo Mod. En un momento en que el revival sixtie está de moda, en que Brighton 64 está teniendo un cierto éxito, Los Flechazos tratan de aprovechar el impulso mientras muestran su preocupación en cada entrevista por dejar clara la idea de que no son un grupo “producto” surgidos para aprovechar esa ola. Para cuando sacan su disco. Viviendo en la era pop (1988) la ola ya ha perdido su mayor fuerza, pero ellos demostrando que no son una moda dicen cosas como que sólo saben evolucionar en círculos o en espiral, que aunque el primer disco haya tenido buenas críticas en el segundo los van a machacar acusándoles de no haber evolucionado. No están dispuestos a traicionar sus influencias y sus gustos. En su segundo disco lo dejan claro cantando “No voy a cambiar”.
Las letras de sus canciones tienen referencias a la cultura pop. Pueden citar los comics de Modesty Blaise, los cafés del Soho londinense o a Martha Reeves y las Vandellas en la misma canción, con la misma facilidad con la que hacen una (magnífica) canción inspirada en un cuadro de Mel Ramos. Su sonido va evolucionando, pero en espiral siempre fieles a su idea, y de un primer disco más urgente y austero van pasando a canciones con metales, con regusto soul, con nuevos ritmos. Mejoran como músicos, como interpretes y mejora Alejandrocomo compositor, tienen éxito no el suficiente para ser estrellas, pero si como para que algunos les acusen de vendidos. Mientras su discográfica decide promocionar a Duncan Dhu dejando a Los Flechazos en un segundo plano.
No es este el momento de analizar la discografía e historia de Los Flechazos (aunque invito a descubrirla quien no la conozca). Así que voy a ir directamente a la última época del ya desaparecido grupo. El LP Alta Fidelidad y el EP Días grises. Musicalmente anunciaban lo que iba a ser más adelante el sonido de Cooper, el grupo que Alejandro montaría al deshacerse Los Flechazos. Porque su consciente inmovilismo no quiere decir que suene siempre igual, sino que siempre busca lo mismo. Un sonido menos negro, más dulce, más cercano al power-pop, pero igual de sincero y de apasionado. Su canción Cansado es una auténtica joya, una de mis canciones favoritas (en términos absolutos) y uno de los primeros vinilos que salvaría de mi casa si saliese corriendo en un incendio.
Cooper, publica su primer disco, Fonorama, cuatro años después de la ruptura de Los Flechazos. Las influecias sixties siguen presentes, y el amor por el pop-art (preciosa portada), pero de la misma manera que desaparece el característico órgano Hammond, empiezan a aparecer nuevas referencias musicales: Velvet Crush, Matthew Sweet, Teenage Fanclub… orfebres de la melodía a los que les gusta amplificar sus guitarras.
Jamás le he leído nada a Álex al respecto, y esto es una interpretación totalmente personal, pero siempre he entendido Fonorama como el luto después de una ruptura sentimental hasta encontrar un nuevo amor. Como un viaje desde el dolor de Buzo y la angustia de Nudo en la garganta, al amor de Cuando duerme junto a mi y la alegría de En el parque, pasando por el portazo al antiguo amor en Es tarde o las ganas de dar un golpe de timón en Diciembre. Podría extenderme en esta particular visión del disco en la que encajo todas las canciones en mi hilo temporal –menos el precioso homenaje a la radio que es Technicolor- y quizá si Álex lee esto alguna vez se ría con mi visión del asunto. En cualquier caso Fonorama es uno de los mejores discos de pop que se han hecho en este país. Brillante de principio a fin.
A partir de ahí Alejandro toma una curiosa decisión: no grabar nunca más un LP. Escribe un manifiesto en el que explica sus razones para no volver a grabar un álbum y se vuelve a mostrar como un rebelde con causa. No busca el disco perfecto, lo que busca es la canción perfecta, y la ronda. Singles como Oxidado con mención a San Sebastián (Álex vivió aquí muchos años de su niñez) o Cierra los ojos son autenticas joyas que mantienen el nivel de Fonorama. En su singles no sólo hay composiciones propias, también versiones que, manteniendo el respeto por el original, Álex termina haciendo suyas. Seis menos diez o la exquisita Ráfagas son ejemplo de ello. Estos y otro singles se recopilan en dos disc(az)os llamados Retrovisor y Aeropuerto.
A finales de 2011 Cooper vuelve a grabar un LP. O no, porque Mi universo es mucho más que eso. Diez canciones que son presentadas en diez días, cada una en un portal web distinto, cada una con un videoclip propio, cada una con una historia.
Como le sobra tiempo escribe un libro, Club 45, en el que selecciona un extraordinario puñado de canciones y cuenta la historia de sus intérpretes. Pone a la venta un DVD con el documental El regalo sobre la grabación deMi universo. Crea la editorial Ediciones Chelsea y empieza a publicar la serie de libros Mis documentos… Desde luego Álex pone todo de su parte y sigue intentando seguir con la acción basada en la creación y esperando la reacción.
Decía antes que imaginaba a Alejandro cantando apasionado en el salón. Apasionado es una palabra que define bien la imagen que tengo de Alejandro. Sus declaraciones, su actitud en el escenario, su estética, todo lo que desprende está siempre teñido de pasión, y de autenticidad.
1O canciones de Cooper
Un nudo en la garganta. La canción que abre el disco de debut de Cooper. Venía de un grupo con un peso y una leyenda muy fuertes, con el listón muy alto, y bastó una canción como esta para demostrar que iba en serio con el nuevo proyecto.
Buzo. Esta canción significó mucho para mi. Cuando escuché los versos “se que esta mal, pero voy a seguir igual, hasta que ya no pueda más” sentí que eso era exactamente lo que sentía en ese momento. La rabia y el descaro de Álex con esa canción fueron mis compañeros mucho tiempo.
Es tarde. Cuando dejé de sentirme mal esta fue la canción que pasó a ser mi banda sonora. Recuerdo una tarde poniéndola en el coche, en blucle, mientras la cantaba con todas mis fuerzas. Tan ensimismado estaba en ello que cuando me di cuenta me había pasado un par de salidas de mi destino…
Ráfagas. Deliciosa composición de Los bólidos, un grupo de la movida cuyo mayor éxito fue que Los Secretosversionaran esta misma canción. Pero mientras los hermanos Urquijo le daban su habitual aire triste y melancólico -que no pega ni con cola en esta canción- Cooper le da brillo, alegría, descaro, todo lo que necesta esta canción para convertirse en una pequeña joya.
Cierra los ojos. Ni corto ni perezoso, Álex compone una canción así de bonita y la regala con las entradas de sus conciertos. Una exquisitez pop, delicada, llena de color y un paso más, en ese imparable avance en espiral, de la evolución de sonidos de Cooper.
Cerca del sol. Todo el single Oxidado es una maravilla, pero esta canción en concreto creo que es una exquisitez. Llena de matices, con muchísima riqueza en las guitarras, usando la acústica como no lo había hecho hasta entonces, un pegadizo riff, y cierta intensidad dentro de la delicadeza.
Rabia. Una canción de desahogo, de liberación, en la que Álex trata de expulsar su rabia por una dolorosa cancelación del Purple Weekend. Decir que es rabiosa es demasiado evidente, pero no deja de ser cierto.
Mi diario. Otra canción de desahogo, urgente, enérgica.
A oscuras. Porque no todo van a ser canciones guitarreras, rabiosas, enérgicas… pongámonos sensibles y algo melancólicos…
Oxidado. Preciosa canción y que un donostiarra como yo, que sabe lo que es ese cielo gris, transparente, que te va oxidando el corazón, no puede dejar de incluir en su top.