La Casa Azul
Entrevista "La revoluci?n sexual"
Aunque le prometí que no se lo preguntaría, resulta obligada en esta entrevista la referencia a Amo a Laura, la campaña de marketing creada para promocionar la MTV en la que un grupo de jóvenes bondadosos y castos cantaban, con indumentaria más remilgada que un modelito de la Nancy, cómo de importante es llegar virgen al matrimonio. El creador de esta exitosa estrategia publicitaria fue Guille Milkyway, un chico barcelonés muy tímido que estos días presenta La revolución sexual, tercer trabajo de La Casa Azul, un grupo falso que él mismo creó en 1997 como “venganza contra lo mierda que es la vida”. ¿Falso? Sí, falso, porque la imagen la daban tres chicos y dos chicas que en realidad eran actores, individuos felices y sonrientes que se limitaban a salir en las fotos, en los vídeos, en la televisión. Eso era antes: hoy Guille Milkyway, creador, compositor, arreglista, voz de La Casa Azul, ha salido del escondite que lo mantenía oculto y los que eran actores en trabajos anteriores ahora son androides que él mismo controla. Como muchos de los artistas que lo son de verdad, el ánimo de Guille Milkyway es como una montaña rusa, un constante sube y baja que en La Revolución Sexual, su último disco, queda patente en sus letras, canciones tristísimas que, iluminadas por un pequeño halo de esperanza, se tornan alegres en algún momento. Ahora mismo, en la Greenspace, sala de conciertos de Valencia, Guille canta junto a unas 1.000 personas El momento más feliz, una de sus canciones preferidas. Más tarde, en el backstage, una vez ha atendido a todos y cada uno de los fans que le piden un autógrafo o que desean una foto junto a él, mientras conversamos, explica que esa canción, quizá la más bonita, es asimismo “la más triste porque, aunque habla de esos pequeños momentos de cada día en los que uno se siente bien, reflexiona sobre cómo la felicidad, tal y como nos la han contado, no existe. De ahí que la letra diga que el momento más terrible es comprender que es imposible rebelarse contra el devenir ”. El tono suave de sus palabras y sus continuos recursos a expresiones como “no sé” o “en realidad está muy bien” delatan la confusión que, inevitablemente, atrapa sus pensamientos cuando trata de afrontar una realidad que no le convence del todo.
Aunque explica que “2006 fue un año de bajón, de ansiedad continua”, y aunque luego repite una y otra vez que sus miedos son enormes, a Guille se le nota, a lo largo de toda la entrevista, que le asciende por dentro un sentimiento incontenible, una agitación feliz que convierte los malos recuerdos, esos años repletos de temidas frustraciones y hostiles inseguridades, en un presente prometedor repleto de optimismo inteligente.
Dice que los super guays, gente que vive encaramada en una hipócrita nube de poses y apariencias, nunca le han gustado. Él es todo lo contrario: un tipo sencillo que, con indumentaria descuidada, una barba suave y casi sin pelo en la cabeza, trata de abrirse al mundo con la desesperación del que siempre ha estado escondido. Y, como él mismo diría, lo está haciendo muy bien. Síganme de la mano. Les presento a un músico excepcional.
¿Cómo surgió La Casa Azul?
De un fracaso amoroso que me llevó a escribir una canción que hablaba de lo que uno siente cuando es despreciado por alguien. En un mo-
mento de mi vida en el que mi estado de ánimo estaba muy bajo, La Casa Azul surgió como una forma de escapar de la realidad, como venganza contra lo mierda que es la vida.
¿Todavía es necesaria una revolución sexual?
Sí, por supuesto, es como otras revoluciones que se han dado por terminadas pero que no lo están realmente. La gente todavía está reprimida y siguen existiendo muchísimos tabúes. Estamos muy lejos de la utopía de una vida sin represión
sexual de ningún tipo. Titulé el disco así porque me sentía identificado con el libro que estaba leyendo, La Revolución Sexual, de W. Reich. Y
porque quería ir contra todo tipo de represión, también contra las ataduras sociales, culturales, etcétera. Para mí es algo necesario para que uno se sienta bien consigo mismo, para que seamos un poquito felices.
¿Por qué has decidido, al fin, salir de tu escondite y convertir en androides a los chicos que te servían de imagen?
La idea de los actores surgió como opción estética, pues soy fan de grupos que no existían, como The Archies. Y, como soy poco sociable y me impacta demasiado la gente, pues me resultaba más fácil expresarme en un mundo ideal y escapista. A mí siempre me ha costado verbalizar las cosas que siento. Ahora siguen estando, pero son androides que salen en la pantalla y, de alguna manera, me siguen protegiendo. Continuar con dos realidades paralelas se estaba haciendo un poco difícil. Por otro lado, yo siempre me he sentido en el polo opuesto a la pose o a los grupos super estudiados, y me di cuenta de que estaba haciendo lo mismo. Por lo que había llegado la hora de mostrarme tal y como soy: una persona normal. Además, la canción La revolución sexual habla un poco de eso: de liberarse de las cosas que te atan. Por todo ello he salido de mi escondite.
Es verdad que tus canciones hablan mucho de los que tratan de impresionar, de las poses, de la apariencia en general. ¿Cómo te influye la opinión que tienen de ti los demás?
Me afectan mucho las críticas, lo que la gente pueda pensar sobre mí, tanto a nivel artístico como a nivel personal. Es algo que tengo que trabajar en mi vida, pues debería ser lo suficientemente fuerte como para que no me afectara tanto porque, además, ¿qué va a decir de ti una persona que nunca ha hablado contigo? Pero soy muy débil en este sentido, y creo que es por el sentimiento de frustración que muchas veces me
ha acompañado.
Las canciones de este disco las compusiste a lo largo de 2006, un año que, según has declarado, fue para ti de bajón en general... ¿El hecho de sentirte mal te ayuda a crear?
Es algo que ha ocurrido a lo largo de la historia. En 2006 sufrí mucha ansiedad, recogimiento, frustración, tristeza en general, y estos momentos tan duros son, efectivamente, creativamente fructíferos porque tienes la necesidad de sacar
hacia fuera cosas que no te dejan vivir. Hay a quien le sirve hablar con un amigo, quien bebe o quien hace ejercicio. Son formas de huir de la depresión. Yo utilizo la música. Lo que no quiere decir que necesite estar hecho polvo para crear, ¡eso sería horrible! (ríe).
Mes de diciembre de 2007. La Casa Azul entre los discos más vendidos. Te llaman de todos sitios y llenas los conciertos. ¿Mejor de ánimo?
2007 comenzó con la resaca del bajón, pero a lo largo de él he ido estando mejor. Pero no lo asocio a este disco, tampoco a La Casa Azul. Simplemente, ahora tengo un poco más de equilibrio, estoy en un momento personal bueno.
Entonces, ¿has conseguido dejar el Myolastán? (una de sus canciones se titula No más Myolastan)
(Ríe). Hubo una época de mucho estrés en la que me aficioné a un ansiolítico y relajante muscular llamado así. Y me enganché, pero lo conseguí dejar, menos mal. Porque el problema de toda adicción, química o no, el problema del apego en
general es que no nos permite disfrutar de las cosas tal y como vienen. Las ataduras no son buenas para conseguir momentos de felicidad.
¿Tú sigues parando el tiempo a lo peter pan o ya has madurado?
Ya no lo paro tanto, menos mal. Cuando te das cuenta de que puedes controlar tu propia vida y que puedes elegir a lo que deseas dedicar tu tiempo, ese sentimiento peterpanesco de no querer crecer se evade un poco.
¿Cuál es el momento más feliz de Guille Milkyway?
Es una de mis canciones preferidas y para mí la más triste del disco. Como dice la letra, “son los pequeños momentos de cada día con los que uno se siente bien”. Desde ir a comprar el periódico un domingo por la mañana hasta un gol, en
un momento dado. Es una canción super triste porque reflexiona sobre cómo la felicidad, tal y como nos la han contado, no existe. Solo existen esos pequeños momentos felices, lo demás es mentira. Y eso es lamentable.
En general las letras de tus canciones son muy tristes, pero, al mismo tiempo, son alegres. ¿Como lo consigues?
Es lo que intento, aunque a veces tarde mucho en encontrar el contraste entre las dos cosas. Está muy bien porque, aunque son tristes, suele haber un desenlace optimista. De ahí que surja el efecto curativo del que hablábamos, porque yo hablo en mis letras de un futuro que no quiero que sea catastrófico, que deseo que sea mejor
que el presente. En general creo que doy una visión optimista de la vida, aunque a veces hable de frustración.
Lo que está claro es que tú haces un poco de terapia con tus canciones.
A mí no me cuesta nada afirmarlo. Me sirven de autoayuda.
A parte de la música, ¿qué otras cosas te ayudan a relajarte?
Pocas cosas más. Mi gran problema es que no tengo un abanico demasiado amplio de aficiones. Tiendo a relacionar la felicidad únicamente con la música, aunque sé que el bienestar se encuentra realmente en otras cosas. Por eso me esfuerzo y, poco a poco, voy saliendo de mi caparazón, trato de quedar con amigos para tomar
algo y hablar... Ah, también me gusta ver partidos de fútbol.
Te preguntaba por los hobbies porque parece que eres, según las entrevistas que he leído sobre ti, poco menos que un ser asocial que vive encerrado en su casa-estudio de Barcelona, ajeno a la realidad.
Me parece horrible, no me gusta, dar una imagen así de mí mismo. Pero la verdad es que no me cuesta nada meterme en mi estudio, hacer discos, escuchar música, me podría pasar así la vida entera. Me gusta salir con los amigos, pero me cuesta, aunque luego, una vez he hecho el esfuerzo inicial y he quedado con ellos, me alegro
mucho y me siento mejor. Porque, lógicamente, si me paso seis meses encerrado en el estudio pierdo el contacto con la realidad, y eso no es bueno. No soy asocial, pero sí soy muy tímido.
Lo de la timidez resulta evidente para todo el que haya estado en uno de tus conciertos o haya hablado contigo, pero, ¿lo estás superando?
¿Por qué voy a tener que superarlo? Yo soy una persona tímida y está muy bien ser así. Lo importante es que la timidez no se adueñe de mi vida. Que no me frene a hacer cosas. Por eso me esfuerzo por hablar con la gente, y hacer entrevistas como ésta... (ríe mucho). Soy consciente de que es muy positivo para mí ir dejando el caparazón en casa.
Una legión de admiradores te están saliendo como de debajo de las piedras. ¿Qué tal lo llevas?
¡No son tantos! En cualquier caso, los fans son lo mejor que hay porque muestran un sentimiento muy directo de agradecimiento por lo que sienten al escuchar una canción. Y eso es algo que aprecio mucho y que está super bien. No es solamente lo que puedan sentir por tus canciones.
Durante el concierto he escuchado a una chica decir que daría lo que fuera por ser tu novia. Les gustas tú, además de tus canciones.
(Ríe mucho).
Supongo que es algo que ha pasado toda la vida, pero no es real. Porque, quizás,
si estuviéramos un año juntos me acabaría odiando. Es como el conocido del colegio, que por el hecho de serlo resulta más interesante para la mayoría.
En cualquier caso, esta noche has firmado hasta el último de los autógrafos que te han pedido. Y cuando, siendo ya tardísimo, los de seguridad han desalojado el local, ¡te has puesto el abrigo y has salido a atender a las pocas perso-
nas que quedaban!
Es algo que no suelde darse después de un concierto. Está muy bien hacerlo. Además, en el fondo te sube el ego, ¡jo! Ver que la gente te aprecia, por el motivo que sea, es estupendo, ¿verdad?
Pero, ¿has pensado qué pasará cuando sean tantos los seguidores que te paren hasta en el supermercado?
(Ríe mucho) Eso no va a suceder. Quizás dentro de un año solo tenga tres fans.
Bueno, ya lo veremos. Eso sí, cuando te conviertas en una super estrella, no te olvides de los primeros periodistas que nos hemos fijado en ti, ¿eh?
(Ríe mucho y guarda silencio).
Por cierto, ¿cómo es posible que siempre se te olvide alguna letra en los conciertos?
Soy, en general en mi vida, super despistado. Soy capaz de salir a la calle en zapatillas o sin ni siquiera saber qué llevo puesto encima. Olvido cualquier cosa en todos los lugares. En un concierto estoy pendiente de muchísimas cuestiones técnicas, de cantar, de tocar, y delante de mí tengo a quinientas personas, gente en la que me fijo sin remedio. Qué curioso lo que acaba de hacer aquel, me digo, mira cuánto baila este otro, pien- so. De ahí que, siendo una persona tan despistada, me distraiga en un momento dado y no pueda continuar con la canción. Por otro lado, y aunque me sé mis canciones, una vez están hechas me olvido de ellas. No suelo escuchar mis discos hasta que preparo un directo. Me cuesta mucho escuchar las grabaciones.
El diseño del CD es rompedor.
Supone la liberación, una pieza de plástico muy muy nítida. Gregorio Soria es quien ha trabajado conmigo en esto.
¿Qué opinión te merece que se califique tu estilo de música como tontipop o blandipop?
No me interesan los clichés en general. Además, no estoy de acuerdo para nada con esa noción porque creo que no aporta nada al oyente. Sinceramente, para mí ese calificativo demuestra falta de cultura musical porque en la historia del pop,
realmente, el lenguaje utilizado siempre ha sido muy directo y sentimental.
Para mí no es una música blanda, desde luego que no, para mí no es blando explicar los sentimientos tal y como te salen desde dentro, ni tampoco lo es decir a alguien te quiero, o explicar por qué te gusta de una persona en concreto. Pa-
ra mí blando son otras cosas.
Entonces, ¿qué término te gusta?
La palabra chicle, por ejemplo. Un chicle es de usar y tirar. O, mejor, algo que te gusta durante un rato, que te evade por un tiempo de ciertas cosas o problemas, y ya está. Mientras dura, lo pasas muy bien, como el que tiene un chicle en la boca. Yo no aspiro a mucho más. La música pop tiene que servir como evasión.
Cuéntame, ¿piensas en el futuro mientras vives?
Tiendo a hacerlo mucho, lo cual es muy negativo para mí, pues asocio el futuro a cosas terribles. Siempre me ha pasado y me sigue pasando, aunque ahora algo menos. Pensar que el futuro te depara desgracias te genera mucha ansiedad.
Por eso me propongo, aunque no siempre lo consiga, pensar sólo en el día a día.
¿De qué cosas puedes enorgullecerte?
De lo que verdaderamente estoy muy orgulloso es de haber hecho un esfuerzo por intentar dedicar mi vida a las cosas que me gustan, de no dejarme llevar por las cosas más fáciles. Sé que es lo único que me va a permitir vivir tranquilo.
La Casa Azul [Osaca]
foto: Curro Ca?ete Leyva
La Casa Azul [Osaca]
foto: Curro Ca?ete Leyva
La Casa Azul [Osaca]
foto: Curro Ca?ete Leyva
La Casa Azul [Osaca]
foto: Curro Ca?ete Leyva
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