La Casa Azul
El Diario Sur [Es]: Entrevista previa conciertos Andalucia
Guille Milkyway: «En un mundo ideal no haría música para publicidad, me crea conflicto»
«Yo me siento muy 'indie'», asegura el alma de La Casa Azul, que este viernes actúa en el Auditorio de la Diputación
No es pesimista, solo tiene una visión «catastrófica del futuro», aclara. Pero Guille Milkyway es capaz de cantar las penas con alegría. Lo demuestra una vez más en 'Polinesia meridional', donde envuelve sus miedos de melodías alegres y divertidas. El líder de La Casa Azul, dueño de un Goya a la Mejor canción original, llevará este viernes su estética futurista con cierto aire retro al Auditorio de la Diputación de Málaga. El autor de 'La revolución sexual' confiesa que con los años ha aprendido a «amar» los escenarios, pero si pudiera se quedaría solo en el disco. En su «mundo ideal» e 'indie' tampoco entrarían la canciones para anuncios (con éxitos como la campaña 'Amo a Laura' de MTV España o 'Nesquik Quick Generation'), pero es el precio que hay que pagar para poder vivir de la música.
-En las canciones vuelca sus miedos, pero las envuelve con melodías alegres. ¿Por qué?
-Estaría bien decir que es una cosa buscada y artísticamente premeditada, pero en realidad es la única forma en que sé hacer las cosas. Es casi una seña de identidad del grupo. Pero tampoco es nada nuevo, tiene un punto folclórico por esta cosa antigua de gritar las penas. A mí, personalmente, me sirve de terapia. Es liberador. Pero el contraste hace que sea algo sui géneris. En directo me doy cuenta de que no vivo la canción de la misma manera como me sentía cuando la estaba haciendo.
-Porque el público baila sus temas y se divierte con ellos.
-Claro, me doy cuenta de que está siendo algo muy lúdico y lo que yo recuerdo de cuando lo estaba haciendo es que eran momentos más bien bajos, sobre todo en este disco, que ha sido un trabajo más cerebral. Mágicamente todo cambia de color.
-¿Está ahora menos pesimista que cuando compuso el disco?
-No me considero una persona especialmente pesimista, tiendo a percibir el futuro como más o menos catastrófico. Lo que no es aconsejable para la vida no es tanto intentar cambiar eso, sino la actitud, ver cómo uno se enfrenta a esa catástrofe venidera. Yo intento buscar el equilibrio, y no lo consigo muchas veces.
-Hoy sobran motivos para se catastrofista...
-Sí. También estoy bastante desorientado, sin saber muy bien qué lugar ocupar y cómo enfrentarme a esta especie de debacle.
-En un tema pregunta «¿qué se siente al ser tan joven?». ¿Se siente mayor?
-Mi intención no era demostrar nostalgia o hacer un llanto al paso del tiempo, era hablar de algo que sí me pone un poco triste y que es el no acordarme de cómo me sentía cuando era más joven. Recuerdo experiencias, gentes... pero eso no. Y no, no me siento especialmente mayor.
Independiente -Es una referencia del 'indie' nacional. ¿No tiene la sensación de que hoy se llama 'indie' a todo?
-¡Uf! Es que 'indie' tiene como dos acepciones, es un término que con el paso del tiempo se ha ido adecuando a un estilo de música concreto. Pero yo con lo que me identifico es con la acepción original, con el sentido de hacer las cosas que uno quiere, de la forma en que uno quiere, sin estar mediatizado por nada externo. Tan 'indie' es la persona que tiene una tienda donde vende las frutas de su huerto, como quien hace la música que quiere. Yo me siento muy 'indie'.
-¿Y es compatible con entrar en la competición por Eurovisión o en hacer música para publicidad?
-Son dos cosas distintas. La primera es absolutamente 'indie'. Me encanta Eurovisión desde que era pequeño. Un día me desperté en mi habitación y dije «voy a hacer una canción para Eurovisión». Y allí la hice, la envié, la gente votó y la eligió. Como nadie mediatizó y lo hice porque me gusta, es muy 'indie'.
-¿Y los anuncios?
-Ese es un tema más complejo. Ahí es cierto que tengo un conflicto interno continuo y no lo escondo. En un mundo ideal no haría música para publicidad, pero si no la hiciera no podría vivir de la música. Me planteé un día trabajar de cajero en un Mercadona por las mañanas, pero como eso implicaría igualmente gastar parte de mi tiempo y mi talento para una gran empresa que se aprovecha de nosotros, prefiero hacer lo mismo pero en la música.
-Pero no me creo que sin esos trabajos no pueda vivir de la música...
-Si no hiciera conciertos, claramente no viviría de la música.
-Los conciertos sí entran dentro de su trabajo como músico.
-Uno asume que grabar un disco y tocar en directo es la misma disciplina artística, pero para mí no lo es.
-¿Se quedaría solo en el disco si pudiera y no daría conciertos?
-Sí, absolutamente.
-¿No disfruta en el escenario?
-Bueno, he aprendido a amarlo (risas). Lo tengo que hacer y lo hago poniendo todo mi empeño en ello y trabajando mucho para conseguir transmitir una experiencia diferente y darle una forma distinta a lo que tiene que ser un directo de mi grupo. Pero para mí es una disciplina distinta y menos satisfactoria que grabar discos, que es lo que me hace feliz. Es como si un director de cine se pasa años rodando una película y en vez de presentarla en cines le dicen que tiene que girar por el mundo haciendo una representación de ella.
-El Goya que ganó por la canción de 'Yo, también', ¿lo tiene guardado o a la vista de todos?
-Está guardado... no sé donde.
-¡No sabe dónde!
-No... Creo que estará en un armario del estudio. Está bien, pero cualquier artista tiene que mantener una cierta actitud escéptica ante los premios. Me hizo mucha ilusión ganar el Goya, pero no sé muy bien de donde emana... Tengo la sensación de que en mi vida he hecho cosas de las que estoy muy orgulloso y nadie me ha dado un premio por ellas...
-En los tiempos que corren, ¿aconseja una revolución sexual?
-¡Sí, en cualquier momento! La liberación, en sentido amplio, es un elemento clave para ser feliz.
-Y la otra revolución, la del 15-M, ahora cumple un año. ¿Ha servido de algo aquello?
-Me encantaría decir que sí, pero como tiendo a la catástrofe creo que no. Es supernecesario cualquier tipo de movilización en contra de lo que se nos viene encima, pero tristemente creo que nos están ganando.
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