La Casa Azul
El Mundo [Es]: Crónica Festival SOS 2012
Nudismo contra la crisis en el SOS
"Hemos enseñado las piernas por encima de nuestras posibilidades". De esta forma se resumía en Twitter el espíritu del cierre del festival SOS 4.8, cuya quinta edición concluye este domingo en Murcia. Desafiando a la llovizna, al pesimismo y a la crisis, los asistentes al festival han lucido 'cacha' en la segunda jornada, bailando y cantando ("sálvese quien pueda, éste es el final") con La Casa Azul como si no hubiese un mañana.
Si el viernes se venció el desánimo a cañonazos, el sábado se sacaron fuerzas de flaqueza para acabar con cualquier rastro de depresión: concursos de disfraces, himnos coreados en español y hasta nudismo. Sí, nudismo, de la mano de Meneo, un sinvergüenza que ha pasado por el pequeño escenario electrónico al lado del auditorio de La Fica como un huracán.
Poniendo al ritmo de 'reggaeton-game-boy' éxitos encadenados como el 'Take on me' de A-ha o el 'Funky town', este pequeño guatemalteco se ha pasado por el arco del triunfo cualquier tipo de decoro para restregarse entre el público y hacer apología del desenfreno sexual. "Lo que pasa en el SOS, se queda en el SOS", ha defendido, para luego hacer una oda al 'after' oficial del festival (que cerraba a las cuatro de la tarde de este domingo) y acabar finalmente subido a la mesa de mezclas como vino al mundo. Ovación y bis posterior para cerrar el escenario grande, ante la incomparecencia de Feed Me.
Tras semejante visión, el espectáculo 'One pig' de Matthew Herbert se antojaba como algo quizá demasiado durillo: una especie de 'ópera-techno' sobre la vida y muerte de un cerdo criado para consumo humano. Al final, temores infundados: las dificultades del disco se han transformado en el auditorio del SOS en un viaje alucinante, con Herbert y sus músicos (batería electrónica, teclados y efectos) vestidos con batas blancas alrededor de un 'ring-jaula' cuyos cables producían alucinantes efectos al ser estirados.
Un espectáculo de denuncia de la voracidad humana que ha pasado de lo abstracto a lo concreto al incorporar calidez de jazz y 'techno' tropical. La cosa ha acabado con Matthew cantando y un cocinero preparando platos para los asistentes de las primeras filas. Nueva ovación y también bis en una sesión como DJ donde Meneo.
Intenso 'deja vu' a continuación en el escenario grande. Mogwai yFlaming Lips, quienes han tocado más veces en los festivales españoles que en sus respectivas tierras, han repetido la fórmula en la que llevan dando vueltas desde hace más de una década: envolventes 'crescendos' los primeros (algo atascados al comienzo por unos problemas técnicos) y despiporre festivo los segundos, con los clásicos números de Wayne Coyne caminando sobre el público en una pelota, llenando el escenario de 'fans' saltarinas y sacando sus manos gigantes.
Mientras, El Columpio Asesino les robaba la merienda en el escenario pequeño con su hispanización del legado Pixies; incluso acabaron con una versión de 'Vamos'. Y, al mismo tiempo, Miqui Puig se embarcaba junto a la Original Jazz Orquesta en un experimento sonoro de jazz latino con temas pop en el Auditorio.
Y a partir de ahí, el karaoke entendido como una de las bellas artes. Primero con La Casa Azul, que a pesar de contar con un sonido bastante ratonero ha vaciado las gargantas con su irresistible fórmula de pop cortado con sonido Philadelphia. Una discoteca de ésas para bailar con lágrimas en los ojos y que los chicos saquen su lado gay, con Guille Milkyway tirando de 'keytar' para levantar 'Superguay', 'La fiesta universal' y 'La revolución sexual'.
Y luego, Love of Lesbian, que ha conseguido lo que parecía imposible un día antes: reunir y motivar a más gente que Pulp. El grupo de Santi Balmes está, se quiera o no, al mismo nivel que Radio Futura, Nacha Pop y los otros grandes grupos de pop para estadios. Tras ellos, CSS han salido al escenario como quien va de visita a casa de un amigo, han hecho un poco el lelo para el 'after'.
Para aquellos madrugadores o de reenganche de dicho 'after', el festival ha ofrecido una jornada dominical en el centro de Murcia, en la que Maika Makovski figuraba como principal aliciente. Finalmente, la cantautora no ha podido comparecer, y han ocupado su lugar las estrellas del pop local Parade y Klaus y Kinsky, quienes han repetido su pop adorable tras actuar en el recinto de La Fica el sábado.
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