La Casa Azul

Sucumbiendo ante el sonido efervescente de La Casa Azul

Anoche, gran parte del staff de LaReputada, ataviados con nuestras chapas y camisetas de chicle cosmos, nos preparábamos para lo que iba a ser uno de los conciertos más especiales del año. Guille Milkyway, tras tres años de silencio, se subía de nuevo a un escenario madrileño para presentar su último trabajo ‘La Polinesia Meridional‘ (Elefant records).

A las 22:00h (ni un minuto antes ni uno después), los androides Álvaro y Gregorio aparecían en el escenario acompañados de efectos visuales y sonoros caracterísiticos del universo Milkywiano, para introducirnos en la que sería la primera canción de la noche y segundo single extraído del nuevo trabajo,‘Los Chicos Hoy Saltarán A La Pista‘.

Las pantallas del escenario, entre efectos y juegos visuales con los que el cantante interactuaba durante la noche, nos proyectaban en el inicio un holograma de Guille entonando las primeras frases de la canción, para acto seguido irrumpir en el escenario con fuerza y comenzar así un concierto que terminó durando más de 2 horas.

Casi sin dejar terminar los aplausos tras el tema de arranque, llegaba el primer clásico de la noche y una de las canciones que más hemos coreado a lo largo de los últimos años:‘Chicle Cosmos’ inundaba la sala del Ocho Y Medio y se apoderaba (cual niña del exorcista) de todos los allí presentes. Gracias a ésta, los que faltaban por entregarse al 100%, sucumbían a las sensaciones pop de este mago de la música.

Grandes clásicos de su discografía como ‘Esta Noche Cantan Para Mí’, ‘Superguay’ o ‘Chicos Malos’ se alternaban con canciones de ‘La Polinesia Meridional’, que fue interpretado casi al completo.

Uno de los grandes momentos de la noche fue cuando Guille nos introdujo con un pequeño speech la que para él es la canción más especial de su nuevo álbum.‘Terry, Peter Y Yo’ (de la que en LaReputada hemos hecho un himno) comenzaba a sonar y gracias a unos visuals de Peter Allen y Terry Melcher, nos sumergíamos a la perfección en la letra del tema. La sala al completo se rendía ante la canción y coreaba al unísono el minuto y medio final.

El momento más emotivo de la noche fue sin duda con la canción ‘La Vida Tranquila’, tema autobiográfico en el que colabora la mujer de Guille y exvocalista de Niza, Silvia Sanz. Como ella está dedicada al completo a su vida familiar, Guille nos la traía virtualmente y se marcaba un dueto con ella (poniendo incluso el micrófono orientado a la imagen de la pantalla).

No faltó un clásico medley de las canciones más antiguas que comenzaba con la melodía de ‘Tang De Naranja, Colajet De Limón’ y se unía perfectamente a‘Galletas’ y ‘Hoy Me Has Dicho Hola Por Primera Vez’ convirtiendo el momento en lo más vintage y genial de la noche.

Grande el momento en que sonaba ‘Europa Superstar’ con proyecciones de Nicolás Sarkozy y Ángela Merkel en las pantallas pequeñas (la canción habla sobre el momento que atraviesa nuestro continente) mezclado con las imágenes en gran tamaño del Festival de Eurovisión, del cual Guille siempre se ha declarado fan.

Llegando al final de la noche (y ya dentro de los bises), el barcelonés se sentaba delante del teclado para enamorarnos del todo con una versión más tranquila de ‘Como Un Fan’, en la que, sentado al piano, jugaba con el público gracias a los gritos que dábamos daban en momentos estratégicos de los estribillos (igual que en el videoclip).

“Me pasa algo muy curioso… antes, al llegar a este momento del concierto pensaba ‘uff, que bien, ya se está acabando…’, pero ahora, no sé, tengo la sensación de que no quiero que termine” decía el artista. El público pareció no poder estar más de acuerdo y comenzó a corear el nombre de Guille hasta que llegó la última canción de la noche: ‘Todas Tus Amigas’, el primer single que fue editado de este último disco hace ya meses, se convertía en el final apoteósico que el concierto merecía.

Asistir a un concierto de Guille Milkyway es como tomar una píldora de felicidad. Sus directos, siempre muy emotivos, dejan al público con ganas de más. Él, alegre y simpático en todo momento, humilde y agradecido, soltaba alguna que otra sonrisilla nerviosa cuando escuchaba las voces del público seguir todas y cada una de sus canciones. Nosotros le devolvemos la sonrisa, y esperamos tenerle de nuevo cerca por aqui.

¡Larga vida al pop y larga vida a La Casa Azul!