La Casa Azul
Número Cero [sp]: Reseña "La Polinesia Meridional"
La hermosa, oscura y poética ‘Todas tus amigas’ , single de adelanto editado el año pasado y probablemente la mejor canción compuesta nunca por Guille Milkyway , ya nos hacía esperar con ansiedad el que, en realidad, es sólo el tercer álbum de La Casa Azul . Y el presagio se cumplió: el desencanto y el personal sentido de la confesionalidad que ya se venía percibiendo desde algunos de los cortes de `La revolución sexual’ (2007), como ‘No más Myolastán’, se convierten en los principales protagonistas del nuevo álbum. En realidad, una amargura vital que canaliza visceralmente en torno al hedonismo, redimiendo esos momentos de felicidad escapista que habitualmente se considera como leve o irrelevante pero, al final, es uno de los pocos asideros vitales que nos quedan.
El corte inicial, ‘Los chicos hoy saltarán a la pista’, ya pone claramente de manifiesto la filosofía del disco, consiguiendo, además, captar sin pretensiones el espíritu de los tiempos y el de toda una generación. “Ya no les queda nada/ Les quitaron todo atisbo de color/ Les robaron las palabras/ Les hundieron bajo el agua/ Destrozaron su talento arrollador” son las primeras palabras que canta Milkyway poniendo el dedo en la llaga: la dignificación de una juventud que ha sido despojada de su valía, de su presente, de su futuro y de sus sueños, que sólo se pueden sentir superhéroes saltando a la pista, olvidándose de todo y bailando como si no hubiera un mañana porque, en realidad, no lo hay. Esa idea reaparece en bastantes momentos del disco. “Hoy necesito recrearme en mi pueril vulgaridad” canta también como reivindicación contra el intelectualismo y la posmodernidad en ‘La fiesta universal’ . ‘Sálvese quien pueda’ reincide en la misma idea apuntando al declive social y económico que estamos padeciendo actualmente, mientras que ‘Europa Superstar’ es, aunque parezca difícil de imaginarlo, la unión perfecta entre los espíritus de ‘Europa ha muerto’ de Ilegales , ‘Europe’s Livin’ A Celebration” de Rosa y ‘Do You Remember Rock’n Roll Radio?’ de los Ramones .
En realidad, es en esa convivencia entre sentimientos extremos (la amargura, el miedo, el paso del tiempo, la decadencia, la angustia y, por otro lado, las melodías iluminadas, los ritmos acelerados, una producción exuberante y multicolor que estalla en tus manos con nostalgia de la disco music de los setenta) donde se encuentra lo más arrebatador de un álbum ante el que es imposible no dejar de conmoverse o incluso identificarse. ‘¿Qué se siente al ser tan joven?’ se abre sobre una base de tecno-pop para reflexionar sobre el tiempo perdido: “Lo olvidé entre proyectos de sublevación/ Entre pobres achaques de sinceridad/ Lo perdí programando mi gran evasión/ Entre altivos delirios de seguridad/ Hoy pensé que podía volver a pasar, volver a pasar/ Hoy soñé que tenía otra oportunidad”, canta un Guille autocrítico y apesadumbrado.
La autoexploración vital y emocional, de hecho, se va haciendo más profunda e intensa a medida que avanza el disco: el hundimiento se percibe en ‘Sucumbir’ y ‘Colisión inminente’ , aparece al final de ‘Terry, Peter y yo’ , donde el ansia de escapar no consigue mitigar el temor al futuro, revive en el costumbrismo apesadumbrado de ‘Una mañana’ (“Xanadú sólo existía en tu imaginación/ Ahora las cosas no son tan intensas/ No hay amor, no hay dolor/ No hay revolución”) y la más emocionalmente exhibicionista de todas, ‘La vida tranquila’ , en la que el músico pasa revista a todas las cosas que le atormentan hasta que aparece al final una voz femenina (¿su chica?), quien le viene a decir maravillosamente que ya está bien de ser tan drama king . Porque, al final, al lado de cada pensamiento apocalíptico siempre saca un resquicio de luz, el mismo que remata el disco empalmando ‘Sálvese quien pueda’ con la positividad ensoñadora de ‘La niña más hermosa’ . El momento más ñoño, tal vez, pero totalmente cargado de verdad: agarrarse con fuerza al amor como lo mejor que tenemos, como única forma posible de sobrevivir a este mundo de mierda.
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