El LP es una Edición Limitada de 1000 copias **El vinilo incluye una descarga digital gratuita en MP3 [320 kbps]
“49 Arlington Gardens” debe ser el disco que la historia musical utilice para saldar cuentas con Nick Garrie. Hay demasiadas razones para que así lo sea. Las maravillosas sesiones de grabación en Escocia, apadrinadas por Ally Kerr y que contaron con nombres como Norman Blake (TEENAGE FANCLU…
El LP es una Edición Limitada de 1000 copias **El vinilo incluye una descarga digital gratuita en MP3 [320 kbps]
“49 Arlington Gardens” debe ser el disco que la historia musical utilice para saldar cuentas con Nick Garrie. Hay demasiadas razones para que así lo sea. Las maravillosas sesiones de grabación en Escocia, apadrinadas por Ally Kerr y que contaron con nombres como Norman Blake (TEENAGE FANCLUB), Francis McDonald (NICE MAN, TEENAGE FANCLUB, BMX BANDITS), Duglas T. Stewart (BMX BANDITS) produciendo, y Duncan Cameron (DELGADOS, TRAVIS, TRASHCAN SINATRAS) como ingeniero de sonido, junto a los todavía desconocidos DOGHOUSE ROSES, la española Sandra Belda Martínez (CALIFORNIA SNOW STORY, SUPERÉTÉ), Rachel Allison, Iona McDonald y muchos más músicos de la escena indie pop escocesa. Una colección apabullante de grandes composiciones, con preciosidades como “Twilight”, “Le pont mirabeau”, “When evening comes” o “When the child in you”, o un tema de profundo romanticismo como es “Lovers”, escrito junto a Francis Lai (responsable de bandas sonoras históricas como “Un hombre y una mujer” o “Love Story”). El hecho de que “The nightmare of J.B. Stanislas”, el disco maldito que editó en 1969 que apenas llegó a ver la luz y que hoy es pieza de coleccionista, esté teniendo ese pequeño momento de gloria que el azar le arrebató en su momento. Y sobre todo, un cantautor, Nick Garrie, con una preciosa voz llena de solemnidad y un sentido del pop clásico, en el mejor sentido de la palabra, disfrutando de un momento de brillante inspiración.
Uno de esos discos que ve la luz gracias al empuje de una nueva generación de músicos, admiradores del cantautor británico. Un disco honesto, cercano, elegante, preciosista, que mantiene un maravilloso equilibro entre arreglos y melodías. Composiciones ensoñadoras de pop y folk arreglado que tratan la naturaleza humana con humildad y candor y entre las que destaca esa sorprendente y epatante inyección de juvenil fantasía que es “The clockmaker”.