Je Ne Sais Pop [Es]: "Tralará" [Review]
Pocas cosas más encantadoras que las canciones de Tronco han salido en los últimos años. Hasta el punto de que me ha costado enfrentarme a las canciones de su segundo disco, ‘Tralará’… solo porque desde que he sido consciente de su regreso, no podía parar de escuchar las grandes joyas incluidas en su debut. Canciones como ‘Pez en bicicleta‘ y su indirecta propuesta de matrimonio; en oposición ‘Abducida por formar una pareja’ como canto a la libertad; o ‘Bienaventurado desconocido’ fueron los pilares de un gran debut de country lo-fi en la estela de los mejores Moldy Peaches.
Los hermanos Conxita Herrero y Fermí Herrero, quien aún no ha cumplido los 20 años, no huyen de la dificultad de realizar un segundo álbum en un disco que suena continuista, aunque con matices, pues hay más protagonismo de los teclados y las cajas de ritmo, y es bastante más largo, extendiéndose hasta las 15 pistas y los 35 minutos. Es en ‘Canción instrumental’ que -SPOILER- no es instrumental, tras la intro, cuando Conxita irrumpe para revelar: “Quería hacer una canción instrumental por aquello de cambiar de tercio y experimentar / Pero fue coger el instrumento y nacerme desde dentro ganas de gritar”. Haciendo alarde de su sentido del humor habitual, convierte lo que iba a ser un tema “experimental” en una autocrítica por no ser capaz de callarse ni debajo del agua.
La autocrítica y el humor son también los protagonistas de una ‘La La Land’ que quizá habría sido mejor sencillo de presentación que ‘Animales’ y ‘La gran barrera de coral’. Herrero contrasta el amor ideal de las películas con el desencanto de la realidad, sintiéndose “en el Mercadona como una gilipollas” o “en la playa en pelotas como una completa idiota”. “No tengo muy claro para qué salgo de casa / Soy bastante subnormal”, concluye. Otro par de películas “embajonan” y “destrozan” a la artista en la bonita y costumbrista ‘La procrastinadora’. Puede que la composición se sitúe en plena ola de calor de “julio y agosto”, pero el recogimiento al que invita no puede resultar más entrañable ni invernal. “Creo que voy a ponerme a llorar” escuchando este disco durante toda la Navidad.
El mal de amores se manifiesta a través de celos (‘Es mejor que no os veáis’), la rabia de tener que “darse un tiempo” cuando las cosas no funcionan (‘El invento’), la obsesión por una persona que al principio ni siquiera te gustaba (‘En qué momento’) o el miedo ante una ruptura (‘El tiempo’); pero las letras son mucho menos ñoñas de lo que parecen, siempre encerrando acidez y comicidad (“si no recuerdo mal tú no eras tan gracioso / ni tan guapo antes de que te empezara a idealizar”). Además, se incorporan otras temáticas o subtemáticas: aparte de la propiamente musical, ‘La fiesta’ esconde un retrato social detrás de una boda imaginaria, y el miedo a la edad adulta sobrevuela sobre gran parte de las letras.
‘Animales’ plantea: “No sé si voy a saber cumplir con las expectativas de mi edad / No sé si notáis que la palabra en sí da mala espina: “madurar”” o “No sé si conseguiré parar de ser como una cría, de verdad / No me nace el interés por conducir, comprar comida o cocinar”. Y la idea de “lo rollo que es nacer persona”, con preguntas como “¿Cómo harán los caracoles para aceptar su velocidad?” es bastante Vainica Doble. Quienes por cierto son referenciadas en la estupenda ‘La chaqueta azul’, una de las canciones más electrónicas, sobre la imposibilidad de vivir sin las cosas que más nos gustan, de Lole y Manuel a Le Mans. En ella han hecho un divertido ejercicio vocal en cuanto a autocoros (las colaboraciones de músicos de Doble Pletina, Gúdar o Die Katapult parecen más anecdóticas), recordando que no solo la americana sino el synth-pop o el pop vocal han sido referencias. Pero sobre todo es en la reflexión de sus textos donde Tronco prueban que progresan adecuadamente. No te dejes engañar por las primeras impresiones o lo que parece una duración excesiva, las canciones van creciendo con las escuchas, como lo han hecho ellos.
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