"49 Arlington Gardens" article
Dos buenas noticias (pero mejor destacar a Nick Garrie antes que a Ramoncín)
Aunque no se publiciten demasiado, porque ahora mismo de lo que se trata es de hablar de la que está cayendo (usted dirá, ¡cómo ignorar ese tsunami!), también hay buenas noticias en el mundo de los negocios españoles. Incluso en el discográfico. Por ejemplo, Íñigo Pastor dijo hace poco en una entrevista en 'El Mundo' que recientemente recibió una llamada de Ramoncín para ver si su sello, Munster, podía reeditar su obra en vinilo. E Íñigo le dijo a Ramón que no, que Munster no estaba por esa labor. “Tiene un aire un poco cenizo”, argumentó Íñigo. Esa es una buena noticia. Otra ocurrió en 2009, cuando Elefant publicó “49 Arlington Gardens”, un disco firmado por Nick Garrie, nada menos. Alguien que llevaba cuarenta años sin firmar un álbum con ese nombre, desde que sacó “The Nightmare Of J. B. Stanislas” (1969), una joya perdida del pop pscicodélico británico (y con una producción con querencia por lo barroco: en la grabación intervino una orquesta de ¡56 músicos!). Claro, que si Ramoncín es cenizo, Garrie no se queda corto: ese disco por el que tan fuerte había apostado salió a la calle justo cuando el dueño de su discográfica se suicidó y la empresa tuvo que bajar la persiana. Guardado en el cajón de los recuerdos, el trabajo empezó a cubrirse de polvo.
Pero decía más arriba que cuarenta años más tarde Elefant se acordó de él. Y con el apoyo de buena parte de la armada escocesa del indie pop (Nick es inglés, pero su madre nació en Escocia; y, ya puestos, su padre, ruso), con miembros de Teenage Fanclub y BMX Bandits por el estudio, se puso en marcha la creación de “49 Arlington Gardens”. Entre los implicados en su confección, el francés Francis Lai, que compuso a medias con Garrie el tema “Lovers”. Lai es el reponsable de bandas sonoras de la talla de “Un hombre y una mujer” y “Love Story”, para entendernos. Ah, y también puso música, el picarón, a “Emmanuelle 2”. A lo que íbamos: “Lovers” es muy buena, tanto que se erige en la pieza central del álbum. A diferencia de la mayor parte de la obra, parida en Escocia, esta pieza se grabó en París. El resultado, una melodía agridulce que te abduce y por la que habría apostado Harry Nilsson, agua sobre la que navega una letra agridulce sobre el amor y el paso del tiempo: los veranos se van tan deprisa, los sonidos se convierten en recuerdos, las imágenes quedan atrás, noches solitarias, sueño contigo, digo tu nombre, nada dura para siempre, nadie sabe el motivo, dices mi nombre, riéndonos por la mañana, bailando sobre la almohada, sueñas conmigo... A la recuperación de Garrie no se le ha dado la importancia debida. Pero aquí está “Lovers”, con madera de clásico. Y ahí está el bonito disco que la acoge, más que reivindicable compañía para esas horas de la siesta, mecidos en la duermevela, que el calor nos va a traer de aquí a cuatro días. A por él.
Nick Garrie [El lorito]
picture: Archivo Elefant