Lucky Soul

 Lucky Soul. Golosinas para el alma
15/05/2007

Ahora que el "revival" está a la orden del día en los ambientes más "trendies", Lucky Soul toman el relevo de grupos como The Pipettes. Con ‘The Great Unwanted’, nos metemos de cabeza en el baúl de los recuerdos.

Hasta ahora, a Greenwich no le debíamos más que su meridiano; desde hoy, habrá que agradecerle que nos brinde a Lucky Soul, sexteto que con su álbum de debut, The Great  Unwanted (Elefant Records / 07), está llamado a ser la gran esperanza blanca del pop británico de corte nostálgico. La banda se hacía el año pasado un hueco de honor en la escena londinense tras sacar al mercado el Ep My Brittle Heart, en marzo, seguido del single Lips Are Unhappy,  en agosto.

El peso del grupo recae en la pareja Andrew Laidlaw (guitarrista, compositor y arreglista) / Ali Howard (cantante). A ellos debemos sobre todo el sonido Lucky soul, un pop suave que añora días pasados en que The Ronettes, The Shirelles, Brian Wilson o The Crystals sonaban en los guateques de tus padres. Mientras Laidlaw adereza las canciones con precisión de relojero, al más puro estilo Phil Spector o Van Dyke Parks – los arreglos de viento, tan recurrentes en grupos como Belle and Sebastian, se muestran aquí en su vertiente más clásica-, la voz de Ali Howard, de inocente dulzura, recuerda a la de grandes divas del pop de la década de los sesenta, como Sandie Shaw o Dusty Springfield.

En The Great Unwanted se dan la alternativa temas lentos (My Darling, Anything; The Great Unwanted) y melodías más bailables (Add Your Light To Mine, Baby; Lips Are Unhappy; Get Outta Town!), cercanas al estilo Tamla Motown. Como ya habréis adivinado por los títulos de las canciones, varíe o no el ritmo, la temática gira siempre en torno al amor y el desamor; dilema universal que aquí es tratado con la misma inocencia y ligereza –a menudo infantil- con que se manejaban estos temas en los años anteriores a la revolución sexual.

Pero escarbando en esa capa de inocencia, consecuencia sobre todo de un sonido luminoso y optimista, acentuado en la voz azucarada de Ali Howard, las letras nos descubren que los tiempos han cambiado. Versos como “it´s your body / you can die if you want to”, de la canción que da título al disco, dan fe de que el amor ya no es tan simple: sin dejar de ser un guiño al “it´s my party / and I cry if I want to” de Lesley Gore, el fragmento es clara muestra del toque de ironía y acidez con que Lucky Soul retoman el pop más naïf y sensiblero para luego pervertirlo y adaptarlo a nuestros días.

Alex Galindo