La Pop Life [Es]: Los Flechazos
Los Flechazos
JOSÉ A. RUEDA
El movimiento mod en España se resume enumerando a cuatro o cinco bandas que se arrimaron más al revival facturado por The Jam que al garage proto-artístico de The Who.
Durante el auge y caída de la Movida de los ochenta se ramificó una mini-escena mod en español que encabezaron Los Elegantes, Brighton 64, Los Negativos… y Los Flechazos.
Oriundos de León, el grupo liderado por Alex Díez aterrizó tarde, en los últimos años ochenteros, un período que se antoja ahora como “tierra de nadie” porque ni era ya parte de la Movida, ni pertenecía aún al indie. Unos lo llaman la post-Movida y otros el pre-indie. Y ninguno se equivoca.
De hecho, Los Flechazos publicaron sus discos en DRO, una de las compañías independientes que abanderaron el pop español de la Nueva Ola. Los “Discos Radioactivos Organizados” que editaba Servando Carballar de Aviador Dro sucumbieron al capitalismo musical en 1993, cuando los compró la gran Warner. Para entonces ya habían lanzado discos históricos de Loquillo, Gabinete Caligari y Nacha Pop. Pero cuando cambió de manos, Los Flechazos ya no entraban en su agenda.
Antes de aquello, en los años de la “tierra de nadie”, otro leonés llamado Luis Calvo –quien había organizado en su pueblo un concierto de Ópera Prima, el grupo de Alex Díez anterior a Los Flechazos– fundó, junto a Montse Santalla, Elefant Records: una de las actas inaugurales del indie.
Poco después, el destino cruzaría de nuevo los caminos de Luis y Alex para no volver a separarlos jamás. Elefant estampó su logotipo en los últimos trabajos de Los Flechazos tras su salida de DRO. Después, apadrinarían a Cooper, la actual banda de Alex Díez y Elena Iglesias que, en activo desde 2000, se han convertido en un nombre propio del indie contemporáneo.
Ahora que Alex celebra sus 30 años de trayectoria musical y Elefant siguen, desde 2014, celebrando sus 25 a base de reediciones, la casa discográfica de Luis y Montse ha decidido rescatar los dos títulos que Los Flechazos editaron con ellos: el EP Días Grises (1996) y el largo Alta Fidelidad (1995), que vienen –como mandan los cánones– limitados, numerados y cargados de bonus-tracks.
En la línea de la tradición mod, Alta Fidelidad encuentra puntos en común con The Kinks (la sabrosamente rockera “Si tú te vas”) y The Who (a los que versionan en “Pasará”, castellanización de “So Sad About Us”).
También rememoran a Los Sírex más rockeros o a Los Brincos más psicodélicos en pasajes de “En tu calle”, “Miedo a volar” y “Pussycat”, dejando claro que el imaginario yeyé (el singular modernismo español de los sesenta) también rondaba el código estético de Los Flechazos.
Instrumentalmente riquísimo y melódicamente adictivo, Alta Fidelidad respetó el rock and roll, se adelantó a la psicodelia vintage y adivinó el pop fresón, aquella efímera moda retro capitaneada por Los Fresones Rebeldes que hizo estragos en los últimos noventa.
Por eso y por mucho más, estas joyas había que recuperarlas. Gracias, Elefant.