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27/03/2018

Segundo Premio [Es]: Lanzadera #4: Linda Guilala + El Buen Hijo



Lanzadera #4: Linda Guilala + El Buen Hijo

Como colofón al viaje de Linda Guilala en nuestra Lanzadera os ofrecemos una crónica de su paso por Madrid como parte de su gira de presentación de Primavera negra, acompañados por El Buen Hijo en un nuevo Proyecto Waikiki.

 

Fotografía: Jesús Mallo    

El pasado sábado 24 de marzo nos congregamos una vez más en un abarrotado Maravillas Club con motivo del último evento organizado por la promotora madrileña Proyecto Waikiki. En esta ocasión los protagonistas eran Linda Guilala, de paso por Madrid para promocionar su reciente sencillo Primavera negra (Elefant Records, 2018). Como inestimables compañeros sobre las tablas la banda viguesa contó con El Buen Hijo, una banda cuya trayectoria ascendente es puesta de manifiesto por su poder de convocatoria.

Precisamente fueron estos últimos quienes inauguraron el escenario del Maravillas Club durante la velada del sábado. Ya había tenido ocasión de ver a El Buen Hijo en directo a finales de enero —en compañía entonces de Puzzles y Dragones y Cosmo K— y el escaso tiempo transcurrido desde entonces me permitía estar preparado para lo que iba a tener lugar. Así, tras un inicio a cargo de la siempre efectiva «Pekín» la banda madrileña nos ofreció una nueva canción titulada «Casa rural» seguida de «Estudiante de biología», comenzando una actuación en la que el nuevo material se interpolaría entre las canciones extraídas de Los cinco temitas de El Buen Hijo (autoeditado, 2017). Sin embargo, con «nuevo material» me refiero simplemente a las canciones que no están incluidas en su EP de debut. Ya hemos tenido numerosas ocasiones de escuchar temas como «Otra vez» y el grupo se muestra más que preparado para dar por finalizada su fase de rodaje y entrar de nuevo al estudio. Así ha parecido entenderlo también la propia banda: su cantante Marco Frías anunció que el concierto que estábamos presenciando sería la última actuación de El Buen Hijo durante una temporada, dado que se disponen a grabar el que será su próximo trabajo. Aún ignoramos la forma definitiva que cobrará esta nueva colección de canciones —todo apunta a que se tratará de un álbum— pero siento curiosidad por escuchar el próximo disco de una banda que se muestra en excelente forma y que nuevamente estará producido por Sergio Delgado, guitarrista de la banda. Mientras terminaba de digerir esta noticia, la actuación se precipitó hacia el esperado final a cargo de «María García Sala», que es a un tiempo el incuestionable estandarte del grupo y una infalible fuente de frenesí entre su público.

 

He de admitir que sentía cierta expectación ante el concierto de Linda Guilala, a quienes nunca había tenido la oportunidad de ver en vivo pese a sus frecuentes actuaciones en Madrid (muy notablemente en la pasada edición del festival Madrid es Ruido). Por ello, fue muy emocionante poder ver cómo la banda subía al escenario, iniciando su actuación con «Fobia social I» mientras el Maravillas Club se inundaba de una densidad sonora casi líquida y potenciada por el complejo trabajo rítmico del aparentemente infatigable Iván. El sonido del grupo exhibe el cuidado puesto en su elaboración hasta en sus más pequeños detalles: no en vano los set lists que podían verse sobre el suelo del escenario mostraban mucha más información que los meros títulos de las canciones, incluyendo lo que probablemente eran arcanas anotaciones sobre los patches de sintetizador que Eva iba a utilizar o los pedales de efecto que Mari debía pisar en un momento dado. Pero no hubo demasiado tiempo para intentar vislumbrar las costuras de una actuación que avanzaba a buen ritmo y que no tardó en llegar hasta «Primavera negra», la canción titular del último sencillo publicado por la banda y el principal pretexto para la celebración que estaba teniendo lugar en la sala.

El repertorio escogido por Linda Guilala para esta visita a Madrid estaba lógicamente escorado hacia el último álbum de la banda —Psiconáutica (Elefant Records, 2016)—, con el binomio formado por «Accidente» y «Lo siento mucho» constituyendo el que para mí fue uno de los puntos más vibrantes del concierto. Que estas canciones fueran sucedidas por la más antigua «Verano» no hizo sino confirmar el adagio que reza que no hay dos sin tres. Pero la intensidad de la actuación no decayó en este punto y continuó hasta el teórico final e incluso más allá: el grupo regresó al escenario para interpretar un par de temas más y despedirse con «Fobia social II». Linda Guilala ofreció una actuación sensacional en la que cada una de las capas sonoras no solo contribuía a la atmósfera general sino que era inteligible por sí misma, a pesar de las ingentes cantidades de reverb. Este concierto ha sido uno de los más interesantes que he tenido ocasión de ver en el primer trimestre de 2017 y ha borrado buena parte de mi escepticismo ante las posibilidades en salas pequeñas de las bandas con tendencias ruidistas. Y aunque ignoro cuánto tiempo tardará en llegar el sucesor de Primavera negra, no creo que se haga esperar demasiado: Linda Guilala siempre están grabando.


 


 

 

 

 

 

 

 

 

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