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01/10/2010

Concerts in Mexico article



LA BIEN QUERIDA
En México, a lomos de un animal

Apareció en portada de Plástica antes que en casi ningún sitio. Ana Fernández-Villaverde, La Bien Querida; la que había dejado atrás la comodidad de ser una sorprendendente artista maquetera para enfrentarse a su propia confirmación como cantante y compositora.
Arreciaron las críticas y también los parabienes. La producción de ‘Romancero’, un disco de canciones de amor, sorprendía. David Rodríguez a los mandos y una intención muy clara: llegar al público más amplio posible sin perder las señas de identidad de un sonido y unas composiciones en las que se mezcla lo clásico y lo “indie”.
El año pasado concluyó como empezó éste: con la crítica rendida a los pies de La Bien Querida y el público cada vez más fan de sus canciones y, cada vez, ese público-fan más numeroso. Era cuestión de tiempo que, además de recorrer España dando conciertos, a Ana la invitasen a mostrar su buen directo en Méxi-
co, uno de los paises donde más y mejor se escucha a los artistas independientes españoles.
Fue de la mano de Julieta Venegas, amiga y también seguidora. Y también de la mano de Elefant Mexico: feliz y reciente reflejo del sello decano del “indie” español.
Todo buenas noticias. Como lo fueron para Guillermo ‘Memo’ Aguilar, nuestro nuevo colaborador en México. Que nos transporta –casi como si hubiésemos tenido la suerte de cruzar el océano para estar como en casa- al histórico concierto en D.F. con el que La Bien Querida inauguró Elefant México.

Todo fue tan rápido que apenas nos dimos cuenta. La historia todos la conocen: un día Ana se compró una guitarra y colgó sus maquetas en Myspace. Romancero nació y brilló en España, tanto así que sus destellos se alcanzaban a divisar desde aquí, al otro lado del Atlántico. El siguiente paso se veía venir, aunque llegó con una velocidad notable, si consideramos su nivel de independencia: La Bien Querida en México. Así, sin previo aviso, y tan sorpresivo como cuando tu billete de lotería ha salido premiado. Dentro de tres semanas Ana y su guitarra -y David, por supuesto- estarían cantándonos de frente y tan cerca que casi podríamos adivinar la procedencia de la tela en su vestido ¿Hacía falta una mejor noticia? Tal vez no, pero para fortuna de muchos, la hubo: Ana
vendría montada en el singular paquidermo que más de un mexicano había soñado con ver de cerca (o ver sus discos editados en México) antes de morir.

A pesar de la venturosa vocación internacionalista de Luis Calvo y compañía, tuvieron que pasar más de veinte años para ver nacer a Elefant Records México. El mejor intento fue un recopilatorio que el sello Suave editó en 2002, pero que lastimosamente quedó lejos demostrar y de abrir las brechas que en otro lugar y en otro momento había logrado Elefant. Las pri- meras joyas de la nueva generación independiente revolucionaron la
península. En México, murmullos y rumores pop nos hicieron levantar la mirada, pues aquello no se trataba de un espejismo. Elefant era un sello del que brotaba una dulzura y una pasión auténticas, y para el momento en que nos estábamos dando cuenta, ya no existía duda so-
bre ello. Nos hallamos en pleno 2010 y la duda sigue sin existir. La Bien Querida es la prueba viviente, pues
al margen de lo bueno o malo que se pueda decir en España acerca de la producción en Romancero (y de la nostalgia que provoca la era de las maquetas), aquí ha movido las fibras de cada corazón que se ha puesto en su camino. Sólo hace falta mirar la cara de Ana al escuchar a la gente cantando sus temas durante la fiesta de inauguración de Elefant Records México en D.F. Ningún alma -y vaya que el sitio estaba copado de ellas- estaba ahí por obra del azar.
El diminuto escenario teatral de El Imperial Club abrió su telón para dar paso a lo que antes no eran más que sombras. Sí, es verdad que La Bien Querida fue invitada a telonear los conciertos de Julieta Venegas en D.F. y Monterrey. Pero lo de hoy es tan íntimo y cercano que hasta los guitarrazos punk de David –amagando con perder el control de un momento a otro- son como para decirse al oído.
Uno, dos, tres, cuatro y más canciones de amor. Ana deshoja la margarita sobre la pista que fondea su show acústico, que los pétalos pares son un “me quiere” y los demás, todo lo contrario. Antes de lo previsto, la flor se ha quedado sin hojas y David huye sin dejar rastro, dejándole el protagonismo a Ana para que pueda despedirse. Frente a ellos reina la consternación, pues todos apostarían a que tras el encore vendrían poesías como Ya no, Golpe de estado y Siete medidas de seguridad. Pero no, esto no es un encore. La Bien Querida se ve obligada a im-
provisar ante la insistencia mexicana: algo de Carlos Berlanga o quizás una canción del próximo disco –venga David, toquemos algo de lo tuyo- y así fue. Sin embargo, el epílogo no fue suficiente para saciar la sed del público, donde incluso, una voz aislada sugirió un tributo a Joe Crepúsculo.

C’est fini. Un instante precioso que a muchos ha dejado con ganas de más. El sitio se desahoga rápidamente, pues en martes pocos se dan el lujo de una gran fiesta. Los españoles bajan a convivir con los que quedan, brindar con una cerveza y bailar al ritmo de lo que pone Luis Calvo. Ésta es la fiesta de Elefant y una probadita de lo que está por venir. Buen pop, hermosos discos y la aparición de la República Mexicana en la geografía del elefante independiente, la ilusión de muchos que se ha vuelto realidad.

 





La Bien Querida [Pl?stica]
picture: Archivo Elefant



La Bien Querida [Pl?stica]
picture: Archivo Elefant



La Bien Querida [Pl?stica]
picture: Archivo Elefant

 


 

 

 

 

 

 

 

 

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