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03/10/2012

Indie Spain [Es]: FArticle about "Un Soplo En El Corazón"



 

El Botijo Sónico


 Nuevo por estas páginas, soy Marcos Blanco y tengo el privilegio de dar el pistoletazo de salida a “El Botijo Sónico”, un trago refrescante por el que cualquier terrestre, con el marcapasos certificado por la ITV, seguro saldrá regenerado y con ganas de más de lo mismo.

  ¿Cómo nace este nuevo apartado? Impulsado por el injusto segundo plano al que suele ser sometida la música española con respecto la anglosajona, e incluso la francesa, no está de más recordar algunas bandas del cuarto de los trastos rotos y darles otra vez cuerda a fuerza de revisiones muy necesarias para comprender el inmenso, y diverso, legado del que disponemos.     De esta idea parte esta sección, hablando de artistas que ya no existen pero alumbraron un camino que ha puesto a nuestra escena entre las más destacadas e imaginativas del planeta: de Vainica Doble Décima Víctima, pasando porFamily, podréis degustar de nuevo, o por primera vez, de platos que muchas veces han sido cocinados en restaurantes clandestinos de seis tenedores. Historia viva de un sendero por el que transita el 99 % de la música que se hace hoy en día.     Para comenzar, no se me ocurre mejor manera que uno de los tesoros mejor guardados de nuestro pop: Family. Dúo con solo un disco, a punto de cumplir veinte años, y por el que siempre está justificado hacer correr ríos de tinta. Que os empapéis en ella.
 

Entregas publicadas:
  Family   Vainica Doble
Aventuras de Kirlian

Family: El mito

 


 El culto más justificado de estas dos últimas décadas dentro del pop español, Family, fue un dúo formado por Javier Aramburu e Iñaki Gametxogoikoetxea. Juntos desde 1983 mediante el grupo La Insidia, compartido junto al periodista Ricardo Aldarondo, no llegarían a publicar ningún disco durante su lustro de vida. Claramente influenciados por Décima Víctima en sus comienzos, en 1989 Javier e Iñaki pegan un cambio de rumbo bajo un nuevo nombre: El Joven Lagarto. En esta mutación se acompañan por la vital producción de Javier Pez -Parafunk-, junto al que grabarán una maqueta acústica con todos los cortes que darán vida al posterior “Un soplo en el corazón” (1993). En esta primera prueba física de su música ya se dan la mayoría de las claves de lo que hará de Family uno de los grandes grupos de la historia: Ecos de New Order, la influencia de Las Aventuras de Kirlian y una habilidad asombrosa por trazar melodías de una sensibilidad subyugante se convertirán en los mimbres a través del que su leyenda cogerá verdadera forma con su maqueta, “Octubre 1991”. Ya como Family, conocen a Fangoria quienes, quedando gratamente sorprendidos con su música de terciopelo, deciden llevárselos de teloneros en su gira de 1992, grabar a medias el single homenaje a Décima Víctima “El signo de la cruz” y prestarles su estudio de grabación, desde el que en 1993 nacerá su único disco: “Un soplo en el corazón”.  

  Ríos de tinta han corrido sobre este disco. Siempre adjetivada de la mejor manera posible, el álbum de Family lo que realmente necesitaría es un diccionario paralelo repleto de vocablos inventados con significaciones más generosas de lo habitual. Todo por acercarse a su imposible descripción en palabras mediante las que en los próximos párrafos intentaré desentrañar el misterio, que siempre irradia el arte en estado puro, provocado por artilugios tan excepcionales como éste.     Como dos androides con corazón infiltrados entre la especie humana haciendo informes sobre el comportamiento, miedos, recuerdos, amores y sueños de ésta, Javier e Iñaki encuentran la clave secreta de la “perfección” en catorce giros maestros, que destilan las pequeñas y grandes decisiones de la vida, y ante los que es imposible no sentirse identificado en alguno de ellos.     Tantas canciones como clásicos, escoger las más destacadas entre este semillero de pop, filtrado por los caminos más embriagadores de la epidermis, se hace solo decisión personal de quien lo escuche: la ruptura de “Yo te perdí una tarde de abril”; el doloroso viaje de “El mapa” -esta parece sacada de “Un hombre solo” (1984), el clásico de Décima Víctima-; el escapismo de “Viaje a los sueños polares”; el amor platónico de “Al otro lado”. No hay ser en este planeta que no haya pasado por alguna de las situaciones descritas por el tono neutro de la hiper fibrosa voz de Javier. Y aquí está precisamente la grandeza de esta obra atemporal a la altura de lo mejor de mitos como Vainica Doble y Surfin' Bichos: El provocar al oyente a encontrarse más cerca de sí mismo, mejor.

 


  Estamos delante de un disco que no solo consigue emocionar durante su embriagador trayecto, sino que también actúa como medicina del corazón y voz interior que ayuda a alimentar una melancolía sana, esperanzadora. Melancolía que se instala en los recovecos más evocadores del subconsciente, rescatando momentos del diario personalizado de cada uno de los que los escuchan.     Disueltos al poco tiempo de tamaño esfuerzo, nadie sabe exactamente las razones de una desaparición tan misteriosa como el secreto de su música. Después de haber construido el faro guía del pop español, la leyenda no había hecho más que echar a rodar.  

  Con un legado reducido a un único lp de título sacado en honor a la reveladora película de Louis Malle, “Un Soplo en el Corazón” tuvo una trascendencia que no ha dejado de crecer desde el feliz día que salió a la calle. Mejor disco de los ’90 y uno de los veinte mejores del siglo según la Rockdelux, este clásico fue profeta en su tierra, siendo uno de los rastros más distinguibles de la plana mayor del “Donosti Sound” -La Buena Vida, Le Mans-. Además de su evidente influencia en este género musical, su huella vital provocaría obras tan sorprendentes como “El Artista Adolescente” (2001) de Dar Ful Ful, algo así como su hermano pequeño. Inspirador de otros discos tan importantes como el “Popemas” (2000) de Nosotrash, “Impermeabilizado” (2001) de Carlos Berlanga o parte del discurso musical de Klaus&Kinski y La Bien Querida, el mito de Family no ha dejado de crecer y crecer desde que pusieron punto y final a una de las carreras más cortas e intensas del pop español y con la que incluso acabarían por superar en logros artísticos a Décima Víctima, su máxima inspiración.     Para certificar todo esto, no se me ocurre mejor manera que recordar el disco homenaje hecho por 14 artistas distintos interpretando cada uno de sus canciones. Bandas tan significativas como Los Planetas, Chucho, Parade y Astrud participarían en el mismo volviendo a aumentar el mono por una posible reunión que se ha hecho tan esperada como la de My Bloody Valentine a nivel internacional.

 


  Mientras esperamos lo imposible, Javier sigue con su trabajo como diseñador de portadas más respetado de nuestro país y a Iñaki Gametxogoikoetxea ya no se le encuentra ni con un GPS de última generación. Una pena, de las grandes, y más teniendo en cuenta el enorme vacío imposible de llenar que dejaron. Pero bueno, el único consuelo que nos queda es saber que cualquier intento por igualar esta obra inmortal siempre sería fallido. Mientras pensamos esto, que mejor que seguir arropándonos con canciones como “Nadadora” y “Martín se ha ido para siempre” para pasar este permanente mal trago. Marcos Blanco
Algunas de las portadas diseñadas por Javier Aramburu



 


 

 

 

 

 

 

 

 

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