"Las canciones son como la ropa: me siguen sirviendo 30 años después"

A Alejandro Díez le gustaría ser "igual que todo el mundo". Pero resulta evidente que no lo es. "Igual que muchos funcionarios se pueden permitir el lujo de ser revolucionarios porque tienen el problema solucionado a fin de mes, yo, como tengo estas pintas tan raras y este flequillo, me puedo permitir el lujo de ser un tipo corriente", afirma.

Alejandro es Álex y también Cooper y el ex líder de Los Flechazos y una de las personalidades del pop español. Ahora, 30 años después de su debut en la música, quiere dedicar este 2016 a celebrarlo y recuperar, por primera vez tras la disolución del grupo, el repertorio flechazo en una gira (el 13 de febrero actuó en Madrid y en breve se anunciarán nuevas fechas, como Bilbao y Barcelona) y un recopilatorio: Popcorner, editado entre Warner y Elefant, las dos discográficas de su vida.

"Si celebrases un aniversario todos los años, ya no sería especial. Además, a lo largo del tiempo creo que se ha demostrado que no he tenido que recurrir al repertorio de Los Flechazos para sostener mi carrera como Cooper. Ya me he dado el gustazo de estar 15 años sin tocar aquellas canciones, pues ahora me lo doy de tocarlas todas para que la gente lo disfrute", explica. "Soy un músico a la antigua usanza: toco para que la gente se divierta, como una orquesta. Lo que pasa es que todo se ha desvirtuado mucho y hoy en día estamos acostumbrados a subir al escenario, soltar nuestra mierda y que nos la tengan que aguantar. Eso antes no era así".

A pesar de su trabajo de recuperación de la música de los 60 y 70, Álex dice que le da pereza la nostalgia que rodea proyectos de este tipo. "Y también es difícil, porque hay muchas canciones que me cuesta sentirlas mías, porque ya no soy el que era. Me estoy descubriendo con 20 años y flipo", confiesa. "Por ejemplo, la canción Un bidón de gasolina: 'Mira viejo, vuelve a casa, / estamos en una fiesta, tu mujer se va a enfadar'. ¿Cómo podía cantar eso? Yo ahora soy el vecino, no el que hace las fiestas. Me cuesta muchísimo identificarme con eso, pero hay otras cosas que han envejecido mejor. Y la mayoría de las canciones son como la ropa: me siguen sirviendo. Estos pantalones tienen 28 años y todavía me valen".

Al echarla vista atrás, el músico ha notado "un tono general, que me ha acompañado toda la vida y que es, aunque resulte una palabra un poco fea, idealista". Y recita: "'Sueños de nuestra juventud / cruzan mi mente a toda velocidad. / ¿Dónde se fue la ilusión?' No he tenido la vida que soñé para mí. Ni casi nadie. Pero es duro encontrarse con ello. Cuando he estado preparando los libros de la colección Mis documentos [biografías de músicos españoles que publica en su editorial, Ediciones Chelsea] , ése es el problema que tienen todos los autores, desdeFernando Pardo a Xoel López. Es jodido abrir el baúl y ver el pasado".

Aún así, el pasado parece una bendición para quienes disfrutan con volver a escuchar temas de Los Flechazos. ¿Por qué aquel grupo de León sigue enganchando? "Yo creo que por dos cosas: Una era la actitud y otra las canciones. Me gustaría pensar que lo que importaba era lo segundo, pero muchas veces ha pesado mucho el respeto que generaba nuestra actitud hacia las cosas. Si me tengo que poner a intelectualizarlo, podría decir que éramos muy honestos, muy de verdad, y eso trascendía", se enorgullece. "Y en aquella época no suponía un problema, ni que llevásemos esas pintas ni que exigiésemos nada a nuestro público. Y luego, que eran canciones pop que, desde nuestra perspectiva mod, la gente hacía suyas, que eran universales".

"Teníamos una cosa a nuestro favor", prosigue, "y es que, como hacíamos música atemporal, no pasaba de moda". Una situación fuera del tiempo en la que Álex se siente a gusto: "Llevo 30 años haciendo música con un planteamiento bastante parecido. Era un reto demostrar que se puede llevar una carrera coherente y que dé frutos en forma de canciones que alimenten la vida de los seguidores".