ABC [Es]: Concierto La Riviera 13-02-2016 [Review]
Desde que hace algún tiempo saltó la noticia de que Alex Cooper volvía a los escenarios, en principio para una conmemoración de sus treinta años de carrera y después para una serie de conciertos que van en aumento ante la petición popular, el movimiento de los seguidores del músico fue en aumento, tanto que hace varias semanas que ya no quedaba ni una sola entrada en La Riviera madrileña. Al final, la fila de desesperados pidiendo que les vendieran una entrada era larga y hambrienta.
El poder de concentración de Cooper ha ido sumando desde Los Flechazos, pasando por Cooper hasta esta nueva reinvención a Alex Cooper. Para la ocasión, el leonés reforzó la banda con dos músicos de alta élite como son Dani «Charras» (teclados y Hammond) y Javier Pérez (batería), ambos ex Vaca Azul nada menos. El arranque fue feroz, y más que eso, compacto, muy sólido, sin una sola fisura. Gente de garaje esta, muy curtida en mil lides, no solo nacionales sino europeas, mucha tralla en cada nota y batallas en las que se han fajado todos ellos como para dejar un solo resquicio al error. Tiene fama La Riviera de problemas de acústica, pero esta vez el sonido fue espectacular y la concentración máxima.
Siempre se ha conectado a Los Flechazos con los mods y con cierta versión española de The Jam, pero lo cierto, y es algo confirmado por el mismo Cooper, es que cuando Paul Weller iba en la cuesta abajo (si es que alguna vez lo ha estado, algo más que dudoso) fue cuando Cooper y su gente tiraron de un repertorio que tenía algo más de dureza y gancho que los poppys británicos. El recorrido que ha hecho Cooper desde el pop al pop-rock y posteriormente al rock suave derivó en lo que se vio y oyó en La Riviera con un arrollador comienzo a través de «La reina del muelle» y«Hyde Park» y un concierto fuerte y muy enérgico durante dos horas de plena capacidad musical.
Hay de siempre en Cooper y su gente una fácil conexión con el público, una especie de reverencia al grupo que tiene mucho con ver con la que mantienen los seguidores con las bandas de culto, esta clase de músicos que en tres notas agresivas encienden la mecha de la fidelidad y el descontrol controlado. Ni una nota de más, ni una nota de menos. El «tempo» del concierto controlado: «tiro de barril de pólvora, mantengo la calma tensa, enciendo la mecha y culmino con la explosión». Todo muy profesional, sin mácula, el pellejo hecho trizas en multitud de escenarios durante ya muchos años como para que Madrid asuste. Transcurrieron con facilidad y fluidez por «Cerca del sol», «El asiento de atrás» o «En tu calle» para desembocar en un torrente con «No quiero recordarte», «Luces Rojas» y el epílogo de «Lo conseguí», mucho más rotundo y firme en su directo que en la versión grabada.
En suma, un concierto de culto para una banda de culto que parece vamos a tener la suerte de recuperar. En realidad, Cooper nunca debió irse, ni siquiera tomarse un respiro.