Levante-emv [sp]: Concerts in Valencia and Murcia (Spain), Previous interview
Cooper, hiperactividad mod
Viernes 9 de marzo en Murcia (Sala Stereo) y sábado 10 marzo en Valencia (Loco Club).
Después de casi una década editando singles y EPs, Álex Díez y los suyos vuelven a editar LP, Mi Universo… y ese es solo uno de los muchos proyectos que surgen de la cabeza de este leonés inquieto como pocos dentro del panorama del pop independiente.
El viernes 9 de marzo en Murcia y el sábado 10 de marzo presentarán sus nuevas canciones en la sala Loco Club de Valencia.
¿De dónde surge la idea del tour vía internet? ¿Cómo ha ido la experiencia?
Ha ido muy bien. Tengo un amigo, Juan Marigorta, que hace unos videos muy chulos, y pensé en utilizar al pobre, exprimirlo, e hicimos un video de cada canción. Me lo llevé a Londres, estuvo durante la grabación del disco, y después todo se organizó para darle el aspecto de una gira, para jugar con ese concepto. Luego la gente de Elephant trabajó mucho en la coordinación del proyecto, y salió adelante sin fallos. A mí me gustó mucho, en algunos momentos fue muy emocionante tener a la gente colgada en sus ordenadores esperando el video del día.
¿Has pensado en editarlos de algún modo?
Sí. Nosotros no metimos en una furgoneta en León, recorrimos toda Francia, grabamos en Londres, y luego dimos un par de conciertos en Cambridge. Todo eso está documentado, Juan estuvo grabando todos los días, y el embrión del Internet Tour era un documental que él quería hacer, nosotros éramos la excusa. Espero que con el tiempo él se anime a terminar ese proyecto, y cuando él haya terminado el documental mi idea es editar un DVD con libro en el que esté por una parte el internet tour, los diez videoclips y el spot que hicimos, por otra el documental de Juan, y luego un libro con fotos y textos. Lo ideal sería que apareciera a finales de este año, pero no estoy seguro de si nos va a dar tiempo.
Mi universo es precisamente un viaje personal contado no solo a partir de vivencias personales, sino también del retrato de ciertos lugares, concretos o abstractos, como ya se puede adivinar en títulos como “Carrousel”, o “Arizona”. ¿Podríamos estar hablando en cierto modo de postales sonoras?
Pues sí. Mi acercamiento a la música siempre ha sido muy visual, muy plástico, y con todo el proyecto de los videos se cumple un sueño de hace mucho tiempo, el de dotar de imágenes a las canciones. Ya desde la primera época de Los Flechazos, cualquier disco que yo he compuesto tenía canciones que eran fácilmente transportables al lenguaje de las imágenes. Seguramente en alguna de las canciones de “Mi Universo” ha sido más complicado encontrar el código, pero en otras la misma canción te llevaba a determinados ambientes e imágenes, y en ese sentido sí que pueden ser postales sonoras
Tampoco estamos hablando de un álbum de consumo ligero, ya que exige cierta tranquilidad y tiempo al oyente para poder degustarlo en su totalidad. En tiempos como estos, en que la gente salta rápidamente de una cosa a otra, eso supone todo un reto…
Está muy bien ese apunte. Era mi intención desde el principio hacer un disco que supusiera una sorpresa para los seguidores de Cooper, y que la gente igual dijera “este disco mola menos que los otros”. Cuando se lo expliqué a la gente de la compañía se asustaron (risas). Quería hacer un disco que creciera con las escuchas, porque de alguna manera ese marchamo instantáneo que yo estoy acostumbrado a facturar envejece peor que canciones que, aun estando tratadas y cuidadas igual que las otras, no tienen una autopista tan clara para llegar al oído. Son canciones que requieren del oyente una proximidad, que le dediquen tiempo. Es más complicado, pero yo hago música para gente que pueda dedicarle tiempo, no hago música para el momento.
Para la grabación de este álbum, os marchasteis a los Konk Estudios de Londres, los estudios fundados por los Kinks. ¿Fue por mitomanía, o por alguna otra razón en particular?
Había una serie de razones que formaban un conjunto. Si volvía a hacer un álbum después de nueve años, no podía sacar un álbum sin más. Teníamos que hacer un proyecto integral, y elegir un estudio que realmente nos apasionara. Konk culminaba muchas de nuestras aspiraciones, porque es un estudio con historia, y la faceta romántica de lo que supone la grabación se cumplía yendo a grabar allí. La maquinaria era muy interesante porque era antigua, pero también se podía usar nueva tecnología que le iba a aportar al disco un mejor sonido del que conseguíamos en nuestro estudio de León. Y luego estaba la faceta mitómana de ser los estudios de Ray Davies, un sitio donde se han encerrado Elvis Costello, Paul Weller, Spiritualized, Manic Street Preachers, etc. para grabar sus discos. Yo ya había estado en Monnow Valley, en Gales, grabando el cuarto disco de Los Flechazos, y mi primer impulso fue volver al lugar del crimen para grabar “Mi Universo” allí, para ver como respiraba mi música veinte años después, ver como había cambiado aquello y como había cambiado yo. Por diferentes motivos aquello no cuajó, la segunda opción era Konk, y eso si que pudimos sacarlo adelante. Realmente son unos estudios muy accesibles, hoy en día el negocio musical está como enterrado, y cosas que en otros tiempos eran impensables, hoy en día están al alcance de la mano.
¿Os encontrasteis con Ray Davies en algún momento?
Mario se cruzó con él, nosotros no llegamos a verlo en ningún momento. Mario le abrió una vez la puerta a un señor muy mayor, y después de cerrar la puerta se dio cuenta de que era Ray Davies.
Parece que se cuele un halo de melancolía hacia el final que trata de romper la vitalidad del resto del disco. ¿Fue premeditado?
El orden del disco no está motivado por ese toque. A lo mejor la última canción del disco tiene una letra muy dura, es seguramente una de las letras más duras que yo haya escrito, y me parecía un buen colofón. En realidad “Carrosuel” habla de no quedarse quieto observando la realidad sino a participar, a levantarte del sofá y actuar, y en ese sentido también se puede ver como una canción positiva.
También se detecta cierto aire a Los Flechazos, en canciones como el single, “Cortometraje”, donde precisamente cantas “toda ha cambiado, y nuestros ojos ya no brillan como ayer”. ¿Mensaje irónico de cara a la galería, o se podría decir que este disco completa un círculo iniciado hace mucho tiempo?
La ironía es una cualidad que no valoro, prefiero ir de cara. Yo creo que este disco tiene una energía que le acerca más a Los Flechazos que otros discos de Cooper, y no sé explicar muy bien porqué. Tiene unas referencias muy claras al universo mod, imágenes de Londres o Brighton, y cierta sonoridad más cercana a la música de los sesenta que otros discos de Cooper. Me quedo con que el disco es muy yo, y no hay nadie más Flechazos que yo.
En 2003 decidiste dejar de editar discos, y publicar solo singles o EPS. ¿Qué te hizo retomar la decisión de volver a editar álbumes?
Los seguidores más fieles del grupo. Tuve varias conversaciones con gente que recordaban con cariño la sensación que tuvieron al contar en sus manos con el primer disco de Cooper, “Fonorama”. Me planteé como un reto el ver si yo podía volver a hacer eso, aunque sigo considerando que el álbum es un formato agotado. A mí no me gusta, pero puedo trabajar en el formato en el que me obliga a trabajar la industria musical, soy moldeable en ese sentido. Me plantee volver a hacer un disco redondo, en el sentido de cuidar todos los detalles, como la portada, la contraportada, el lanzamiento, etc.
La versión de Depeche Molde que figura en el single ¿nace un poco con la voluntad de huir del encasillamiento, de descolocar al personal?
Es atípica en la historia de Cooper, cierto, más allá de que sea una canción de Depeche Mode, porque yo suelo ser muy respetuoso con la música que me gusta, y no somos de modificar mucho las canciones que tocamos de otros, pero en el caso de Depeche Mode le hemos dado una vuelta evidente. Yo buscaba una versión que no fuera previsible como cara b del single, y viajando en coche escuché en la radio esa canción. Me vino a la mente las sensaciones que yo tenía con dieciséis años, cuando me compré los dos primeros discos de Depeche Mode, antes de meterme en el mod. Yo era más del segundo disco que del primero, el primero lo había bailado en las discotecas más que escuchado. Y escuchando ahora la canción pensé que tenía un potencial muy fuerte para transformarla en una canción de power pop, tenía incluso un riff que podía ser de George Harrison. Pensé que podía tener gracia, y creo que ha quedado muy bien, que la hemos llevado con dignidad a nuestro terreno. No sé si los fans de Depeche Mode pensarán lo mismo, pero los de Cooper están contentos.
En el 2010 editaste tu primer libro, “Club 45”, un repaso de la música beat, mod, y de la cultura pop de los 60. ¿Te has planteado darle continuidad?
Seguramente habrá una segunda parte, que se llame “Club 45 Again”, y que discurrirá en la misma dirección. He montado una editorial y mi ilusión es editar toda una colección. Tengo un amigo que ha editado la segunda referencia, “Punk 45”, que va a recoger noventa canciones de grupos punks entre 1976 y 1978. Me gustaría editar libros de diferentes estilos, como la New Wave, la música jamaicana de los años sesenta, el soul, etc.
Desde luego, tú no puedes estarte quieto…
Soy una persona muy activa, y desde el momento que decidí dejar de invertir tiempo en cosas que no me aportaran, la verdad es que estoy viviendo unos últimos tres o cuatro años apasionantes, en los que he podido sacar adelante muchos proyectos. Otro proyecto es que estoy en contacto con un programador cultural en Bélgica para ver si conseguimos una residencia de una semana en un local de Bruselas, cuando acabe la gira, y así tocar para los Erasmus españoles de allí. Así haríamos música como se hacía hace cuarenta años, tocando para un mismo público, y que el primer día vayan a verte tocar veinte personas, al día siguiente cuarenta, y que el último día el local esté lleno de gente. Proyectos majaras de esos tengo muchos.