Papa Topo
El Quinto Bleatle [Es]: "Ópalo Negro" [Crítica]
Papa Topo – Ópalo Negro
Aún recuerdo el día en el que por primera vez escuche las melodías de Papa Topo y cómo al cabo de unos días me descubrí cantando a modo de ‘loop’ eterno aquello de “Lo que me gusta del verano es poder tomar helado… Es tan dulce y refrescante, sin él no hay nadie que aguante…”. Ya han pasado 5 años desde que me topé en YouTube con el grupo, pero a día de hoy me sigue sucediendo lo mismo y cuando llega la época estival el síndrome ‘loop’ que surge con estos versos se eleva al máximo exponente.
Los más fans habréis cantado los versos anteriores con la melodía a tiempo, y quizá los que siguen sin entender el éxito de este grupo lo hayan hecho pero con cierto retintín. Los sentimientos que despierta la música de Papa Topo son contradictorios y viscerales. No sé si su primer largo, “Ópalo Negro” (2016), dará argumentos a aquellos que categorizaban sus primeros trabajos como simplistas e inocentes para que cambien de opinión, pero lo que está claro es que ha habido un avance a nivel compositivo más que considerable.
Tras dos singles, “Oso Panda” (de carácter dulce) y “La Chica Vampira” (un viaje hacia al punk), un Mini-LP con una gran dosis de pop suave cargado de elegancia, el abandono de Paulita del grupo (hecho que muchos fans aún lamentan) y un consiguiente cambio en la formación en 2013 dieron lugar a “Sangre en los Zapatos (Mi Amor)”, donde el estilo ‘Milkyway’ se desprende por cada uno de los poros de esta obra. Tres años más tarde, Adrià Arbona (frontman), Julia Fandos (flauta y voz), Oscar Huerta (guitarra y coros) y Sonia Montoya (bajo y coros) nos presentaron el single que da nombre al primer largo de su trayectoria: “Ópalo Negro”.
Un compacto donde conviven 14 temas en castellano, francés y mallorquín de características sonoras muy diferentes, desde una formación de piano y flauta interpretando un estilo clásico-romántico, cortes con referencias a La Casa Azul y al italodisco hasta baladas en mallorquín, casi nada. A nivel instrumental podemos encontrar desde solos de saxo jazzeros, ejecuciones que recuerdan al ska y al punk e interpretaciones a modo música de cámara. El perfecto ensamblaje de estilos tan diversos junto con letras de apariencia inocente e ingenua da lugar a una oda al lado oscuro de lo cotidiano.
Mediante una sugerente e inesperada “Obertura” de estilo clásico-romántico se abre el disco presentando la melodía de “Ópalo Negro”, un hit que os recordará a Fangoria y que no os podréis quitar de la cabeza en días. Quizá os sorprenda el cambio de voz de Adrià respecto a trabajos anteriores pero en nada estaréis cantando el estribillo y aprendiendo los pasos de baile que el grupo indica en el videoclip. Posteriormente aparece “Chico de Plutón”, que a mí no deja de recordarme a “La Chica Vampira”. Este tema es otra excusa para bailar, una combinación de coros surf pop y ritmo ska donde la batería y el viento metal juegan un papel fundamental.
En contraste absoluto se manifiesta “Davall Ses Flors Dels Tarongers”, bajando el ritmo de baile a la categoría de balada, en la que la voz acompañada de la guitarra crea un espacio de tranquilidad y reflexión. Tras esto, es la hora de volver a la carga con melodías pegadizas. Papa Topo son expertos en crear espacios que permanecen inmóviles en mentes ajenas durante semanas y “Enero” es muestra de ello. La cuarta canción del disco es la manifestación de los últimos días de una relación, del final de la pasión y de la desgana entre dos cuerpos que se han amado.
De una declaración de desamor viajamos hasta prácticas prohibidas celebradas de forma clandestina. Es la hora de lo oscuro y de dar rienda suelta a todo el imaginario bizarro que se encuentra en torno a la banda. “Akelarre En Mi Salón” se abre con sonidos espaciales hacia un formato de estribillo no visto antes en este álbum. Seguidamente, “Sangre En Los Zapatos (Mi Amor)”, pieza presentada por la banda en su trabajo anterior y producida por Guille Milkyway, sigue aportando frescura a la sonoridad de la banda gracias a su estilo techno-pop upbeat elegante, que personalmente me recuerda en ciertos momentos a “Funkytown” de Lipps Inc (1980).
Después de las canciones top como “Ópalo Negro”, “Enero” o “Sangre En Los Zapatos (Mi Amor)” abordar la segunda parte del disco y que esta mantenga el nivel de la primera es una cuestión difícil. Nos adentramos en ella a través de “Lágrimas de Cocodrilo” mediante un bajo profundo y marcado y una letra que nos transporta hasta los rincones de la egiptología. Son muchas las referencias en torno a la cultura egipcia en una canción que aparentemente trata de forma metafórica una traición amorosa. Quizá debamos hablar de la idealización de Cleopatra, de los jeroglíficos y momias que sufrimos hoy en día y de lo poco que conocemos sobre la egiptología. Papa Topo nos acerca en la letra a algunos de los conceptos que se desprenden: el saber translógico, el esoterismo (contrario al exoterismo empírico), el heka (dominio de la energía)…
Dejando de lado las profundidades del saber egipcio, “Atormentada” se mueve por el surf-pop tratando la cara oscura de las noches jóvenes. En “Je Suis Un Monstre” pasamos al synth-pop vintage sin dejar de lado los detalles techno-pop. A pesar de las combinaciones y de ser una canción correcta, no llega a enamorar como lo hacen otros temas del disco. Nos asomamos a “El Balcón” y visualizamos un mundo de soul, tranquilidad e intimidad. Un espacio de reflexión que es sorprendido y roto por “Meteoritos en Hawaii”, un tema que ya está presente en el anterior trabajo y que destaca por una rítmica marcada y una gran energía que desprende características del punk sin abandonar el pop.
Con un comienzo muy New Order llega la penúltima canción, “Quédate Cerca de Mí”, un tema pop lleno de electrónica y de sintetizadores que presentan, completan y acompañan a la melodía principal (proporcionada por la parte lírica, donde se hace patente la inseguridad de una persona que necesita de la cercanía de otra para subsistir). Para cerrar el primer álbum de Papa Topo encontramos “Joana”, un track lento y melismático en mallorquín donde se apela al estilo de los boleros, del pasodoble e incluso a armonías del tango.
En resumen, “Ópalo Negro” es un disco lleno de contrastes donde Papa Topo muestra el avance de su lenguaje compositivo y sus inquietudes musicales. Es una combinación de canciones lentas y temas que serán los protagonistas de más de una fiesta pero, sobre todo, “Ópalo Negro” es un juego constante entre la inocencia aparente y lo complejo, lo oculto y lo bizarro bajo una apariencia naïve. Si os gusta La Casa Azul es muy probable que os guste este trabajo.