Papa Topo
La Gramola [Es]: Papa Topo publican su primer álbum
Llega, por fin, el esperado largo de Papa Topo, después de casi tres años de silencio discográfico. Un periodo que ha servido a Adrià Arbona para asentar la nueva formación del grupo, dotarla de estabilidad y de un sonido propio. Júlia Fandos (voz, y flauta), Òscar Huerta (guitarras y coros) y Sònia Montoya (bajo y coros) se suman a Adrià para ser la realidad de uno de los grupos que más agitó la actualidad musical a principios de esta década. Durante estos 3 últimos años, Papa Topo han participado en algunos recopilatorios, han presentado sus canciones en directo por medio planeta y, sobre todo, han preparado con mucho cariño y esmero su esperado álbum de debut.
Después de haber mostrado su versatilidad, yendo del sonido sixties al sabadabada, del garage al punk, del disco al pop más dulce, no nos va a resultar extraño escuchar piezas clásicas o boleros en un disco que no se olvida de todo lo anterior. Pero todo está más cohesionado, se nota que detrás ya hay algo más que un compositor, hay una banda firme y sólida. En cualquier caso, estamos de nuevo ante una referencia ultra divertida, que hará las delicias de los fans más exigentes y los sorprendidos neófitos.
Una obertura con instrumentación de cámara, crea el primer contraste con el contundente inicio de “Ópalo negro”, tecno-pop nuevaolero que pone en evidencia como se ha acercado con el tiempo la voz de Adrià a la de Germán Copini y como la influencia de Carlos Berlanga planea en algunas ocasiones en las letras y las melodías de Papa Topo. “Chico de Plutón” ya vio la luz en el recopilatorio “Minimúsica” de 2014, pero ahora ve sus formas enriquecidas y mas cercanas al Ska-punk. “Davall ses flors des taronger” da otro gran giro con un tema en mallorquín con claras influencias de las Arias de Bach, los lieder románticos y el folk mediterráneo, adornado con preciosos arreglos, que también podríamos emparentar con los primeros discos de María del Mar Bonet.
“Enero” es otro gran hit con una impecable melodía, rítmica incansable y trotona, y un estribillo altamente tarareable, épico, empapado de los grandes estribillos de Raphael y los arreglos mágicos de Waldo de los Ríos. En “Akelarre en mi salón” nos encontramos punk desorbitado, desprejuiciado y vemos como a Júlia no le falta actitud para cantar temas hiper acelerados y desquiciados.
“Sangre en los zapatos (Mi amor)”, producida por Guille Milkyway, es una canción que ha sonado repetidamente en los mejores clubs indies y su letra ha provocado las coreografías mas terroríficas del planeta indie. “Lágrimas de cocodrilo” es un tema complejo de post-punk-disco-funk que de nuevo hace gala de un efectivo estribillo.
Hay un nuevo cambio de tono en “Atormentada” hacia el punk-pop que asentaron en España grupos como Los Fresones Rebeldes, Nosoträsh o La Pequeña Suiza, con una melodía curiosamente elegante y pizpireta al mismo tiempo. “Je suis un monstre” se tira de cabeza a un europop con toques de synth-pop en francés y nueva vuelta de tuerca: “El balcón” es jazz nocturno de piano, melancólico, entre Tete Montoliu y la Marilyn Monroe más seductora.
Ya rotos, casi sin cadera, asistimos a la doble pirueta mortal final, en la que confirmamos definitivamente la melomanía profunda de Adrià. “Meteoritos en Hawaii” pone de nuevo la directa sin contemplaciones, con un surf-punk inmisericorde de ritmos inolvidables, “No te vayas, no me dejes solo en Honolulu / No te vayas, no me dejes, me da mucho yuyu”.
El tecno-pop, la new wave y el italodisco vuelven a aparecer en otro hit que dará mucho que hablar, “Quédate cerca de mí”. Otro llenapistas que va a hacer de este disco uno de los que quemen las radios alternativas y los clubes más oscuros de cada ciudad. Y “Joana” cierra el disco con una nueva sorpresa, un bolero de esos de bailar agarrado, de nuevo en mallorquín, con arreglos de guitarra española incluidos.