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17/02/2011

Art?culo "The Nightmare of J B Stanislas"



Buscando la suerte con una sonrisa
Por: Alfredo “Maza” Guzmán /// Foto: Alison Wonderland (Elefant Records)

El mundo de la música es injusto; ciertos días los nombres que brillan deberían ser enterrados por sus propios desatinos ego-maniáticos y los genios fuera de los reflectores, ocultos en el olvido de pequeñas disqueras y mala fortuna, deberían ocupar posiciones osadas en la historia. Este el caso de Nick Garrie; para muchos un perfecto desconocido de pelo rizado. Un viejo inglés que trabajó con monitor en la montaña, desertó del servicio militar francés y terminó por cantar canciones sonrientes.

Nick Garrie tiene una biografía repleta de viajes muchos de ellos fuera del mundo de la música y que llevaría mucho tiempo narrar; por lo que es más fácil verlo como un viajero entre décadas y países en busca de un lugar para sus composiciones de júbilo celeste. Leyendo simbolistas, viendo paisajes de nieve, y tocando en las playas, Garrie encontró tiempo para componer algunas de las canciones pop más delicadas jamás escritas. Al dejar la escuela en Inglaterra emigró a Francia donde compone en entre 1967 y 1969 en plena huida a Italia y un regreso escondido bajo mantas el glorioso The Nightmare Of J.B. Stanislas empeñado en hacer sentir bien al mundo con un folk filtrado por colores. Desafortunadamente el disco le trajo la desventura; al ver luz en 1970 se auguraban un buen futuro pero el dueño de la compañía (DiscAZ) se suicida dejando en promesas incumplidas la promoción y el apoyo que la carrera de Garrie esperaba.

Solo y sin compañía se desterró a los trabajos cotidianos de los que varias veces regresó a lidiar con la industria pero la suerte le jugó mal. Como gitano de las notas cada década intentó vencer el rigor de ser un cantante en solitario con buenos amigos e intenciones y mejores melodías en una época donde los días nunca fueron adecuados. Cambió su nombre por el de Nick Hamilton, lanzó un disco delicado y puramente folk (Suitcase Man, 1984) algunos sencillos como la perfecta “Love in my eyes” pero de ellos no hubo más que algunas giras y pequeños éxitos cotidianos como abrazos con Leonard Cohen, elogios de los conocedores y el ostracismo a la soledad de la montaña. Poca promoción, poco interés, o simplemente poca suerte pero Garrie regresó a su vida normal sólo para salir a tocar en algunas ocasiones y grabar versiones de sus viejas canciones pero quedando siempre igual, como un leyenda de pocos.

Sin embargo su talento es tan enorme que cuando el director del sello Rev-Ola, Joe Foster (antes director del seminal sello Creation Records), se encontró con el The Nightmare Of J.B. Stanislas no dudó en reeditarlo con honores. Garrie, mientras tanto, en un ataque de valor decidió entrar a un concurso de cantautores como cualquier novato abriéndose paso entre la mala suerte. Evidentemente gana y descubre que en el mundo de la red su primer disco tenía tantos fanáticos que parecía ser otro mundo el de afuera. Se reedita el disco y de nuevo a la carretera buscando aquella suerte que nunca sonrió. Esa que siempre le fue infiel pero que ahora lo abrazaba como pidiendo disculpas. Llenos casi totales, entusiastas declarados entre bandas gloriosas y ventas suficientes para llamar la atención de Elefant Records quien lo ficha para lanzar un disco con nuevas composiciones.

Así, en el 2009, sale 49 Arlington Gardens y la suerte brilla a todo color. Un disco lleno de folk y pop derramado de cuarenta años de experiencia pero con la inocencia del joven soñador. Un grupo de colaboradores envidiable y una tercia de sencillos que dejan a cualquiera paralizado llevaron a Garrie donde merecía estar. Su segundo disco como Garrie es tan simple como la joya más pura: canciones mínimas, finas melodías pop que en treinta minutos conquistan y lo instauran como un compositor indispensable al cual rendirle culto y respeto es una obligación. Garrie siempre luchando contra la corriente, contra la suerte, y en diez piezas encontró el sol.

Aunando al éxito, moderado claro está, Elefant decidió celebrar los cuarenta años del lanzamiento original The Nightmare Of J.B. Stanislas en una edición doble que reúne algunas de las composiciones del alter-ego de Garrie cerrando así la historia del disco maldito que se ha metamorfoseado en un en vuelo perfecto. The Nightmare Of J.B. Stanislas es exacto, cada pieza es un universo completo que se ama. Sicoldelia, art-folk, canciones de autor, dulzura incomparable y tan entrañable que nos deja adoloridos de no haberlo descubierto antes. Para Nick Garrie han sido más de cuarenta años de vida escondido en sus pequeñas piezas y tenemos que agradecer de pie su lucha silenciosa por que ha valido la pena. Porque ahora que por fin su suerte va de acuerdo con su talento hemos descubierto a este genio que tiene sin duda un lugar en el cuadro de honor de los cantautores pop de la historia.
 





Nick Garrie [Me hace ruido]
foto: Archivo Elefant



Nick Garrie [Me hace ruido]
foto: Archivo Elefant



Nick Garrie [Me hace ruido]
foto: Archivo Elefant

 


 

 

 

 

 

 

 

 

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