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19/05/2016

Sur [Es]: La Bien Querida no baila bakalao



La Bien Querida no baila bakalao

Con un vestido de novia, como suele hacer en sus conciertos en acústico, Ana Fernández-Villaverde inauguraba el ciclo 'Alternativos'

 

 

Con un vestido de novia, como suele hacer en sus conciertos en acústico, Ana Fernández-Villaverde, es decir, La Bien Querida, inauguraba el ciclo 'Alternativos' para mostrarnos sus canciones tal y como ella las trajo al mundo: desnudas, suaves y sinceras pero también probablemente muertas de frío, esperando con ansia el abrigo de la producción. Durante todo el repertorio, la bilbaína estuvo acompañada por el productor responsable de hacer sus composiciones aún más grandes, David Rodríguez, es decir, 'La estrella de David' o 'Beef', con quien forma, con permiso de unos pocos, una de las parejas más creativas y emocionantes del pop español.

El concierto duró poco más de una hora. Sabíamos, y así lo advirtió su compositora, que nos mostraría en acústico canciones extraídas de sus cuatro discos, esos que han supuesto un auténtico viaje evolutivo. No es de extrañar. Algunas canciones del repertorio apenas sufrían modificación respecto a la versión de estudio. Es el caso de aquellas contenidas en el primer disco, 'Romancero', como 'Bendita', 'Corpus Christi' o 'Los estados generales', que fue la primera. Eso sí, tan temprano como en la segunda canción, 'Queridos tamarindos', comenzaron a sonar las bases programadas, bajo y percusión principalmente, aunque en algunos casos fueron mucho más que eso. Diferentes a las que suenan en los discos, no sabemos si para bien o para mal.

Al principio la tensión podía cortarse. El patio de butacas del teatro Echegaray estaba lleno, y dejaba sobre ella la sensación de estar ante una estructura donde parece que esta vez es el público el que se abalanzaría sobre su ídolo. Pero todo se fue disipando en la medida en la que caían sobre nosotros las canciones, con todo ese rencor contenido en 'Arenas movedizas' o 'Sentido común' (se quedó en el tintero la tremenda 'Ojalá estuvieras muerto'), letras en definitiva que le hacen a uno temer cómo serán esas broncas. Todo eso se convierte pronto en una historia de amor como en las celebradísimas 'De momento abril' o '9.6', aquella canción de amor que David Rodríguez convirtió en tecnopop para que nos lo pasáramos bien.


 


 

 

 

 

 

 

 

 

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