La Bien Querida
La Voz De Galicia [Es]: La Bien Querida: «Mis canciones son un poco de loca obsesiva» [Entrevista]
La Bien Querida: «Mis canciones son un poco de loca obsesiva»
Fundiendo el pop indie con la copla logró un sonido especial que conquistó a cientos de personas. Luego llegó el golpe de timón y ahora navega por las aguas de la electrónica, el kraut-rock y todo tipo de escapadas sonoras. Este fin de semana llega a Galicia
No es la primera vez, pero resultará extraño para los novatos. La Bien Querida, el proyecto de Ana Fernández y David Rodríguez que se ha abrazado a la electrónica en sus dos últimos álbumes, llega sin más artificio que lo acústico a Galicia. «Es una cuestión de logística. Juntar a la banda es mucho más complicado que ir David y yo solos -explica Ana Fernández-. Pero siempre digo que en La Bien Querida lo importante son las canciones y a la gente también le gusta escuchar las canciones sin más».
-Uno de sus encantos son las letras directas. ¿Es una enemiga de la metáfora?
-Supongo que sí. Las canciones que más me gustan y más me llegan son las que entiendo [risas]. Muchas veces me pongo a escuchar canciones de grupos modernos de ahora, como Vampire Weekend o Tame Impala, y no entiendo nada. Son frases incomprensibles. A mí me gustan las canciones de toda la vida, como las que escribe Manuel Alejandro. Luego, hay artistas contemporáneos que me gustan. Por ejemplo, Lana del Rey. Con ella sabes de lo que está hablando.
-Lana del Rey es bastante narrativa. Usted, más de recrearse en sensaciones.
-Me salen así, sin más.
-Logra encajar dentro del estrofa-estribillo-estrofa sentimientos intensos como el miedo o la desorientación. ¿Busca exactamente eso?
-Sí, es que las canciones son terapia para sacar cosas que tienes dentro. Unas veces escribes canciones tristes y estás contenta por ello.
-Hay mucha obsesión en sus letras. ¿El kraut-rock ha sido el traje ideal para vestirlas por su rítmica?
-Sí, combina muy bien porque el kraut-rock es muy obsesivo en los ritmos. La vestimenta de las canciones son más de David. La verdad es que no había caído en eso, pero sí que le va perfecto.
-¿Se encuentra aún con al típico fan de «molabas más en la primera maqueta»?
-Cada vez menos. Me he encontrado a mucha gente en esta gira que me dice que su disco favorito del grupo es el último. Eso es muy halagador. Cuando llevas ya cuatro discos y te están ahí, con la primera maqueta, frustra. Tú haciendo todo lo que puedes y te dicen eso. Buff...
-Canta «Me cuesta evitar sentir las ganas de matarte» con la misma pasión de quien anuncia la salida de un vuelto en un aeropuerto. ¿A usted no le choca?
-[Se ríe a carcajadas] Sí, eso forma parte de mi forma de cantar. Yo no soy cantante, solo hago canciones y las canto. Ese tipo de paradojas también me hacen gracia.
-¿Se siente en algún lugar intermedio entre Rocío Jurado y Los Planetas?
-Sí. Mis canciones son un poco de loca obsesiva [risas].
-Destilan mucha sabiduría sonora reciclada en su discurso. ¿Es La Bien Querida un ejemplo de grupo de musicólogos?
-David te diría que no, pero yo que sí. Intentamos estar al día de lo que está haciendo la gente. Lo nuestro no es «¡Qué guay eran los noventa!». Intentamos no estancarnos.
-Sostiene que no tiene sentido querer ser original. Si quieren hacer kraut-rock lo hacen sin disimular. ¿Desechan esa idea de lo inédito por encima de todo?
-Intentamos no repetirnos y reciclamos como todo el mundo. Tú escuchas grupos de Pitchfork, que le gustan a los súper modernos y son cosas que se hacían en los ochenta. Nosotros no lo escondemos para nada.
-Cuando editó «Romancero» (2009) muchos padres decían que a sus hijos les gustaba La Bien Querida. ¿Les sigue ocurriendo?
-Pues sí, me los siguen diciendo muchos padres. Yo no lo entiendo. Escribo unas burradas en las canciones que me sorprende. No sé, será que mi voz es muy plana o por mi vocalización. No lo sé.
-Pues cuando un niño pequeño empiece a cantar «quiero matarte» a ver qué cara se le queda al padre.
-[Se ríe] Yo es que se lo digo a todo el mundo, que no son canciones para niños, que son para adultos. Pero luego se las ponen y las cantan.