La Bien Querida
El Periódico [Es]: La Bien Querida estrena este jueves en Music Hall su tríptico 'Premeditación, nocturnidad y alevosía' [Entrevista]
NANDO CRUZ / BARCELONA
Ana Fernández-Villaverde, nombre real de La Bien Querida, no se conforma con poco. Tras 'Romancero' (2009), 'Fiesta' (2011) y'Ceremonia' (2012), esta semana publica 'Premeditación, nocturnidad y alevosía', la suma de tres 'epés' ilustrados por tres portadas que conforman un único cuadro y tres videoclips. Un inquietante tríptico de canción romántica paranormal vestido con siniestros ropajes tecno-pop. Este jueves lo estrena en la sala Music Hall (21.00 horas).
-La imagino meses y meses dando vueltas a cómo estructurar el disco.
-Ya tenía las canciones cuando a David (Rodríguez; productor) se le ocurrió hacer tres 'epés'. Una vez tuvimos eso claro se me ocurrió el título con tres palabras, por influencia del disco de New Order ('Power, corruption and lies'), pensé cuáles irían en cada 'epé' y, al arreglarlas, David tuvo eso en cuenta. El primero es más pop y más fácil, el segundo es más oscuro y siniestro y el tercero es muy raro.
-Soy muy fan de Manuel Alejandro. En 'Muero de amor' es muy clara la influencia. Esas canciones de Rocío Jurado son lo más: letras buenísimas que llegan a todo el mundo sin necesidad de tener estudios. ¡Eso es lo máximo! Yo soy las migajas. Lo que me motiva es llegar a hacer una buena canción. Las mías no me acaban de gustar. Están bien, pero aún no he hecho una para decir: ¡soy la hostia!
-Diría que ya desde sus anteriores discos, su intención es modernizar la canción romántica española.
-¿Qué debería tener esa canción?
-Una melodía espectacular y una gran letra: una canción redonda.
-¿Como las de Manuel Alejandro?
-Sí, por ejemplo. O como las de Franco Battiatto. También hay canciones indies que me encantan. Y algunas de Lana del Rey y de Kanye West.
-El giro tecno-pop que inició en 'Ceremonia', ¿le hace estar más segura en escena, que cuando tocaba con guitarra acústica en 'Romancero'?
-Sí. En el 2009 no tenía experiencia. Grabé un disco sin haber hecho conciertos. Estaba buscando mi sitio.
-Siendo tan tímida, ¿cómo consigue salir al escenario? Es como tener vértigo y hacerse equilibrista.
-Es justo eso. Dicen que la gente que tiene vértigo es muy peligrosa porque corre el riesgo de lanzarse. Antes de salir a tocar me digo: «¿Qué hago aquí?». ¡Me quiero ir corriendo!
-Pero luego se supera ese miedo.
-Yo siempre estoy pensando: «soy lo peor». Pienso mil cosas horribles mientras canto, pero quiero hacerlo y cuando acaba el concierto digo: «¡lo haría otra vez!». A gente que lleva aún más años, como Fernando Alfaro y J de Los Planetas, les pasa igual.
-¿Por qué se ha complicado tanto la vida para envolver estas canciones? Tres epés, tres videoclips elaboradísimos... ¡Si ya no se venden discos!
-Quería dar algo rico e interesante a los cinco o diez fans que tenga. La gente ya no aguanta un disco entero. Yo misma estoy viendo un vídeo y pongo otro antes de que se acabe. Ahora lo que prima entre la juventud son las canciones, pero soy de la vieja escuela y seguiré haciendo discos. Aunque es una batalla perdida.
-Si el objetivo era cautivar e hipnotizar al fan, lo conseguirá. Es un disco misterioso y hasta confuso. Cuesta descifrar todo lo que ocurre en él.
-Hay canciones más claras y otras en las que confundo. Esto de intentar confundir suelo hacerlo aposta.
-¡Pues eso de despistar no es propio de la canción romántica española!
-Ya... Ese es mi toquecillo indie.