La Bien Querida

La Bien Querida
Romancero
Elefant 2009

Texto: César Luquero

La difusión de su célebre maqueta homónima a través de la red y la relación más o menos estrecha de Ana Fernández-Villaverde con algunos prohombres de nuestra escena independiente, allanaron el camino a "Romancero", generando inusuales expectativas en el sector discográfico español. Ahora que el álbum ya está en las tiendas, se ha desatado una ola de entusiasmo entre los especialistas del asunto y su dossier de prensa se ha convertido en cielo tachonado de estrellas.

"Romancero" hace honor a su nombre, porque el primer disco de La Bien Querida es pura carnicería sentimental. La crónica de un gran decepción. Una purga que trasciende lo anímico y se manifiesta en el terreno de lo físico. Si te pilla en mal día, puede hacerte polvo. Tanta amargura, tanto malestar, generan un efecto demoledor, pero ganan al oyente por la vía de la compasión. Se echa en falta cierta diversidad argumental –hablamos de los textos– pero se aplaude la sinceridad y el arrojo de la autora.

Con la música ocurre justamente lo contrario. Convencido de que en la variedad está el gusto, el equipo artístico responsable de tan esperado debut juguetea sin complejos con la flecha del tiempo. Igual le roba unas frases a Serrat –en "Los estados generales"– que sube a la nave espacial de Los Planetas para rematar "El zoo absoluto", una de las mejores canciones que escucharás en 2009. También exprime el ascendente moruno o aflamencado de algunos de los músicos implicados –sensacional en "De momento abril"– o replantea algunas canciones ya encantadoras en su versión maquetera –caso de "Corpus Christi" y "A.D.N."–, reconvirtiendo otras con resultados más discutibles: la mutación tecno-pop de "9.6".

Producido por David Rodríguez, "Romancero" es un disco espeso, meticuloso y de amplio rango genérico. El trabajo del líder de Beef se intuye fundamental en el resultado final, no sólo por su política de arreglos –excesiva, si contrastamos con la demo previa–, también por el diseño sonoro y el tono general de un álbum que, aligerado de cierta carga artística –no siempre más es más– habría sido incluso mejor.