The last holy writer
Trembling Blue Stars
Beber del agua de la melancolía
11/06/2007
Con Bobby Wratten al frente, Trembling Blue Stars publican su sexto álbum. ‘The Last Holy Writer’ retoma el camino allí donde lo dejaran anteriores trabajos: twee-pop de melancolía infusa, paisajes de calma y guiños a la electrónica empapan el disco.
Para aquellos que no hubieran oído hablar de Trembling Blue Stars, y mira que me extraña porque el álbum con el que regresan es el sexto en doce años de andadura, aquí va un pequeño recordatorio: su líder, Bobby Wratten, se daba a conocer en los noventa como co-fundador de los Field Mice, grupo talismán de Sarah Records, vínculo de unión –según no pocos historiadores del rock- entre The Smiths y el mundillo atolondrado de Factory Records. Desde Sarah se impulsaron auténticas perlas del pop, que miraban de reojo a la electrónica.
Tras el cierre de la discográfica, y su breve experiencia como miembro de The Northern Picture Library,Bobby Wratten recobraba fuerzas al frente de Trembling Blue Stars, en cuyo primer disco –un hermoso Her Handwriting (Shinkansen Recordings / 96)- diseccionaba al escalpelo su recién finiquitada relación sentimental con Annemari Davies, compañera y musa de los Field Mice. Poco ha evolucionado desde entonces el sonido de los Trembling Blue; The Last Holy Writer, su último trabajo, se reparte entre dulzura y melancolía, aunando la calidez del pop a la quietud serena y fría de sus tanteos electrónicos. Pero por encima de todo, Wratten sigue componiendo desde y para el corazón.
El álbum se abre con By False Lights, un tema de puntadas de misterio y languidez en los arreglos, que invitan a adentrarse en un mar de aguas oscuras y recuerdos. Ese mismo tono, entre enigmático y tristón, vuelve a asomar en temas como Sacred Music, Schnee Gletscher Glas o Darker, Colder, Slower, acentuado aquí por el sonido cristalino de guitarras que reenvían a Slowdive o Cocteau Twins, al tiempo que dibujan atmósferas flemáticas y etéreas. Otras veces, como en This Once Was An Island, los invocados son New Order, a través de percusiones electrónicas y unas líneas de bajo bien torneadas, al estilo Peter Hook.
Parte del encanto de The Last Holy Writer lo encierra la voz, celeste y delicada, de Beth Arzy. Las aportaciones vocales en Idyllwild, November Starlings, From a Pale Blue Rosary y A Statue To Wilde –canción que cierra el disco-, otorgan a los temas su punto justo de luz y de dulzura. Con exquisita suavidad, Arzy complementa y da la réplica a Bobby Wratten, cuya voz –más tupida y resignada- es resultado de haber bebido (y mucho) del agua de la melancolía.
Alex Galindo
Trembling Blue Stars [Heineken.es]
picture: Archivo Elefant