Crítica “Mi Universo” – Cooper.

 

 

El leonés Alejandro Díez ha vuelto a hacerlo. Como mejor representante de la música mod en castellano, ha sacado un disco inconfundiblemente pop, con todos los elementos esenciales y distintivos de la música de Cooper. Ritmos pop muy influenciados por los sonidos del pop británico de los 60.

 

 

La historia de Alejandro Díez está íntimamente ligada a la música española, desde sus comienzos con Los Flechazos, a los cuatro largos con Cooper y todos los EPs que han sido la tónica de continuidad entre estos últimos. El disco refleja el universo personal de Cooper, y hay detalles dignos de mención que luego tienen su reflejo en el desarrollo musical del disco. El álbum fue grabado en los estudios Konk de Londres, fundado por Ray Davies de los Kinks y la portada del disco, en la primera de toda la discografía de Cooper en la que aparece el propio Alejandro Díez, tiene de fondo la fundación Vasarely, situada en la localidad francesa de Aix-en-Provence. Pues bien, estas dos referencias son ejemplo visual de lo que sucede con el universo de Cooper, o al menos con su concepción: se trata de dos vestigios de sitios que, con el arte por bandera, han tratado de hacer más agradable la vida a la gente, por el aporte estético y de belleza, pero la gente les ha dado la espalda: los estudios Konk están en venta en estos momentos y la fundación, dedidaca al arte óptico no interesa a la gente de la localidad.

 

Pero el disco no tiene un caracter negativista, ni mucho menos. Por mucho que se empeñe el propio Cooper en las letras, siempre se vislumbra un rayo de esperanza (en su horizonte brilla el sol, como decía en su anterior trabajo). Sí que es cierto que se trata de un disco complejo en el que no se puede destacar un tema, a priori, como single del disco. Se trata de un trabajo en el que predomina el conjunto de las canciones y la evolución que entre ellas va sucediendo.

 

Otra de las claves del disco, al menos de su lanzamiento, ha sido un “tour virtual” de presentación que tuvo lugar en los días previos al lanzamiento del disco, publicando cada día en un portal web diferente un video de cada una de las canciones. La intención del propio Alejandro, según ha comentado, no era la de hacer diez videos diferentes, sino poner imágenes a las canciones. Muchas de ellas son ensayos de las canciones en el local, una especie de making off que ha querido publicar para que se conociesen las canciones antes del lanzamiento oficial.

 

El disco arranca con la psicodélica “Mi Universo”, corte inicial y titular del disco. Quizá esto, y que sea el video que tenga más cariz de video musical de todos los presentados, le pueden calificar como el single del LP. Se trata de una canción eminentemente pop, que conserva el sonido más reconocible de otros trabajos de la banda. A ésta le sigue la bella “Alicia”, con ecos a lo Teenage Fan Club, un medio tiempo que hace mucho hincapié en la percusión.

 

El tercer corte es “Cortometraje”, un trabajo fácilmente reconocible como power-pop, con todos los elementos característicos de este sonido, y le sigue otro tema rebosante de vitalidad, dedicado a su hija “Primer Día”.

 

Curioso es el caso de las canciones que cierran la cara A y la que abren la cara B, “Saltos de esquí” y “Arizona“, respectivamente. Dos temas de reconocible registro mod, que pueden ser de lo mejor que hay en este nuevo trabajo de Cooper. Sobre todo la vitalista “Arizona”, que acaba con el esperanzador verso de “En Arizona empieza a amanecer”.

En “El regalo’, se pausa de manera clara el tempo del disco, con unos acordes de pop clásico e intimista. “La señal”, que suena a continuación puede ser el tema más flojo del disco, en lo referente a las letras, pero es sólo por apariencia y por estar rodeado de temas de mucho más calado en este aspecto. Se trata de un tema que perfectamente, por el sonido, podríamos haber encontrado en “Aeropuerto”.

 

Para cerrar el disco encontramos dos canciones muy distintas al resto del disco. La enérgica “En la basura”, que supone todo un alarde de visceralidad y de rabia contenida “¿quién me dice que mañana saldrá el sol?”, y “Carrusel”, en la misma linea de guitarras potentes, casi emparentadas con sonidos propios de bandas como Stone Roses y unas letras sobrecogedoras, quizá las más negativas del disco con afirmaciones como “Desde ayer no brilla el sol/pues su luz se diluye en tus lamentos/Desde ayer se apagó mi voz/y no sé si liberarte de este infierno”, un estribillo contundente en el que se rebela frente al optimismo mod que inunda otros temas, quizá llevado por el mismo espíritu que ha quedado plasmado en la portada y en los estudios Konk, el arte y la belleza que habían sido puestas a los pies de la gente, y ésta les ha dado la espalda.

 

Pero seguro que Cooper voverá con una nueva ración de optimismo, puesto que aunque sus letras se dejen llevar en ciertos temas por el desasosiego, su música y su actitud es puramente vitalista y siempre deja retazos de una luz al final del camino.

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