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La apuesta de Alejandro Diez de labrar su carrera musical a golpe de single (recordemos aquel manifiesto llamado “10 Razones para no volver a sacar un álbum”), está dando una serie de frutos y situaciones que conviene analizar en estos tiempos de “crisis de la industria”. Y es que cuando llega el momento de lanzar “Aeropuerto” (t…
El vinilo incluye una descarga digital gratuita en MP3 [320 kbps]
La apuesta de Alejandro Diez de labrar su carrera musical a golpe de single (recordemos aquel manifiesto llamado “10 Razones para no volver a sacar un álbum”), está dando una serie de frutos y situaciones que conviene analizar en estos tiempos de “crisis de la industria”. Y es que cuando llega el momento de lanzar “Aeropuerto” (tercer largo en la carrera de COOPER), una recopilación de muchas de las canciones editadas en los diversos singles publicados desde aquel “Retrovisor” que nació con una vocación similar, en realidad tenemos ante nosotros varias cosas: primero, un grandes éxitos, demostrando la necesidad de que el protagonista vuelva a ser la canción, frente a los discos en sí. Y es que este larga duración no hace más que justificar que éstos solo tienen sentido cuando cada canción ha sido trabajada independientemente como una obra de arte, sostenible por sí misma, no como acompañante de otras; segundo, el hecho mismo de que esta recopilación (como no, con un puñado de temas nuevos y tres video-clips) funcione como un nuevo punto de inflexión en su carrera, un momento para echar la vista atrás (¡qué acertado el título del anterior!) y ver unos años en los que la formación ha sufrido diversos cambios (entre ellos, los de su bajista, Pablo Álvarez, y su batería, Antonio Pérez, sustituidos actualmente por Daniel Montero y Nacho García, respectivamente), su evolución como grupo, y plantear nuevos horizontes a partir de esas canciones recién estrenadas. De hecho, así mismo plantea el propio Alex el disco: “No creo que los aeropuertos sean zonas de paso. Para mí son un punto de partida y un lugar de llegada. Origen y destino. Principio y fin. El principio de una aventura que se presenta llena de sensaciones por descubrir o el final del trayecto, que te invita a recapitular todo lo vivido desde tu partida. Me gusta pensar que este disco es así: un billete de ida para los que todavía no conocen a COOPER y también un álbum de fotos que recopila estos últimos años para los que nos han acompañado”.
Si nos fijamos en esto último, podemos llegar sin ninguna dificultad a la conclusión de que estamos ante un Alejandro Diez que se encuentra en un periodo de autoafirmación, de autoreivindicación, y al mismo tiempo, de plenitud en el aspecto musical: y es que sigue manteniendo la puntería de sus FLECHAZOS (“El círculo polar”, “Ruido”, “Mi diario”, “El sur”), la energía del power-pop y las armonías de sus adorados TEENAGE FANCLUB (“Un día de furia”), pero cada vez más tiene ese sabor a clásico, cercano a bandas como THE BYRDS o Neil Young (“Canción de viernes”), con el toque de personalidad inconfundible de un personaje que es historia viva de la música hecha en este país, y sobre todo, con la libertad de un compositor que no tiene que demostrar nada a nadie, y que se permite insólitos y maravillosos hitos en su carrera como esa psicodélica y bellísima “Lisboa” (una de las nuevas) o el pop lánguido pero prístino de “En el sofá”.
Por otro lado, si nos fijamos en lo primero, veremos una colección impecable de canciones pop, un conjunto de ágil y adictiva escucha, una obra que transgrede el concepto (¡gracias a Dios!, cuanto conceptualismo de todo a cien ahoga a la música y a las melodías hoy en día) para reflejar exactamente lo que es en su esencia: pop. Melodías perfectas, armonías preciosas, riffs arrolladores, energía desbordante, sin ningún tipo de pretensión y al mismo tiempo, de límite. Y en ese aspecto, las nuevas colaboran de manera importante: “Hyde Park” puede que sea el hit más directo e incontestable que ha firmado Alejandro desde que comenzó con COOPER, en el que hasta la estrofa se adhiere con la misma facilidad a nuestro subconsciente (preparados para silbarla cada mañana) como a nuestro tobillo (próximamente en todos los bares); “El sueño” es una maravillosa versión de NACHA POP únicamente editada en single, nada más publicar aquel irrepetible álbum de debut: un inigualable homenaje a otra de las bandas que ha hecho grande el pop firmado en este país; y “La edad de la inocencia”, una nueva referencia cinéfila, muy presentes en este disco (“Un dia de furia”, “Rainman”) y en las últimas portadas (en las que ha aparecido más de una ocasión Catherine Denueve), en esta ocasión a la película de Martin Scorsese (una de sus cimas cinematográficas) con Daniel Day-Lewis, Winona Ryder y Michelle Pfeiffer, en la que Alex vuelve a mostrar su inigualable habilidad para los estribillos memorables.
En definitiva, un disco que satisfará a completistas y neófitos, el resumen de los últimos cinco años de un artista acostumbrado a construir su propio camino: un ejercicio que lleva a cabo de forma orgullosa y generosa, profesional e inspirada, comprometida (con el pop, con quién si no, y por extensión, con la música misma) y agradecida. Abróchense los cinturones. El viaje no ha hecho más que comenzar.