La progresión del grupo donostiarra desde aquel “Aventuras de Kirlian” (DRO, 1989) es más que evidente. En su primer álbum como LE MANS (“Le Mans”, Elefant 1993) despuntaban todos los rasgos que marcarían lo que los críticos se han empeñado en denominar “sonido Donosti”, canciones sencillas, dulces, cándidas, inocentes y muy elegantes.
Es precisamente la elegancia uno de los rasgos que marcarán su trayectoria posterior; y…
La progresión del grupo donostiarra desde aquel “Aventuras de Kirlian” (DRO, 1989) es más que evidente. En su primer álbum como LE MANS (“Le Mans”, Elefant 1993) despuntaban todos los rasgos que marcarían lo que los críticos se han empeñado en denominar “sonido Donosti”, canciones sencillas, dulces, cándidas, inocentes y muy elegantes.
Es precisamente la elegancia uno de los rasgos que marcarán su trayectoria posterior; y la dulzura, aunque no así la sencillez. Esta se empieza a esconder bajo infinidad de talento en constante desarrollo. Así, en su segundo trabajo largo “Entresemana” (Elefant, 94), decoran con ornamentación romántica sus canciones para alcanzar cotas de sentimientos que siguen superando disco a disco. Los arreglos de cuerda comienzan a formar parte de LE MANS. Lo que antes era alegría, amor, despreocupación... se torna en desilusión, desamor, desencanto... pero con finales alentadoramente abiertos. Las letras de Teresa acompañan esta “maduración” progresiva del grupo, y encontrará sus mayores logros en “Saudade”, su cuarto disco.
Pero, tras “Entresemana”, el grupo tuvo tiempo de demostrar que sus miras iban más allá de los surcos cerrados de sus discos. Colaboraron con FANGORIA en el recopilatorio “Disco 2000” y publicaron un mini-LP, “Zerbina” (Elefant, 1995), revelando su pasión por las tendencias de la música electrónica imperantes en aquel momento (Trip-hop, Jungle, Ambient, Experimental dub,...) en colaboración con EXTRA LUCID, PEZ-PARAFUNK y VANGUARD.
En 1995 nos llega “Saudade”, el LP que confirma a LE MANS como grandes fabricantes de canciones. Aún más profundos, más densos, más... ¿serios? Pues sí. “Saudade” es cortante y sincero. La instrumentación adquiere un papel protagonista; “Orlando” es casi una canción sin Jone, y en “Desacierto” consiguen cotas de belleza insuperables, calificativo que podría servir para el resto de canciones del disco. Alguien definió este álbum como “si NIck Drake compusiese para Astrud Gilberto”; “Saudade” es así de emocionante.