¿Quién es Júpiter Maçã? ¿De dónde ha salido este hombre, que hasta hace poco era sólo conocido por un selecto círculo de la élite del pop? Los orígenes musicales de este cineasta, multiinstrumentista y compositor brasileño se remontan a la primera mitad de los 90, cuando realizó una breve incursión en el folk dylaniano bajo el nombre de Woody Apple. Pronto se reencarnó en Júpiter Maçã, su nombre…
¿Quién es Júpiter Maçã? ¿De dónde ha salido este hombre, que hasta hace poco era sólo conocido por un selecto círculo de la élite del pop? Los orígenes musicales de este cineasta, multiinstrumentista y compositor brasileño se remontan a la primera mitad de los 90, cuando realizó una breve incursión en el folk dylaniano bajo el nombre de Woody Apple. Pronto se reencarnó en Júpiter Maçã, su nombre actual, con el que desarrolla su particular versión de un sonido psicodélico inspirado en los 60, en discos de culto que no traspasan las fronteras de Brasil, pero que sí trascienden entre una élite que susurra su nombre al oído como un tesoro: entre sus seguidores reconocidos están Tom Zé, Caetano Veloso, Arnaldo Baptista, Rita Lee, Sean Lennon, Tim Gane, Sean O'Hagan o Dean Wareham. Todo un dream team del buen gusto internacional.
"Uma Tarde Na Fruteira" es el cuarto disco de Júpiter, el primero con distribución internacional (ahora con su nombre en inglés), con el que sin duda va a convencer por fin al resto del mundo de la belleza atemporal de su deliciosa sonoridad brasileña moderna. El disco es un completo repaso a la historia de la mejor música brasileña, un mosaico de mil imágenes realizado con cariño, con esmero y con un conocimiento profundísimo de la materia. Y no sólo por lo que respecta al sonido, ya saben que en Elefant las portadas forman parte inseparable de la experiencia musical: los más avispados habrán reconocido enseguida el evidente homenaje que hacemos a los discos del catálogo del exquisito sello brasileño Elenco (su cincuentena de referencias, que incluye ediciones de discos de António CarlosJobim, Sergio Mendes, Baden Powell o Roberto Menescal, son todas muy recomendables y con un grafismo hermosísimo en su sencillez monocromática).
En tan bello y evocador envoltorio, el sonido propiamente dicho de Jupiter Apple nos retrotrae, con su imaginería surrealista y colorido pop, a la época más creativa, explosiva y excitante de la música brasileña, la que va desde los años 50 a los 70, la evolución que lleva de la bossanova a la MPB pasando por el tropicalismo. En sus canciones encontramos los mismos aromas, los mismos colores y la misma exuberancia nostálgica pero optimista que impregnaba los discos de OS MUTANTES, OS BRAÇOES, Gilberto Gil, Caetano Veloso, Tom Zé, Gal Costa... Hay canciones de pop ligero en la onda del primer Roberto Carlos, canciones de bossanova intimista como las de Luiz Bonfa o Baden Powell, easy listening hedonista a lo Sergio Mendes o Walter Wanderley, psicodelia pop y sinfonías expansivas en la onda del mejor tropicalismo o de los BEACH BOYS del "Pet sounds" o el "Smiley smile". Historias influidas por el pop art, que hablan de beatniks, de superhéroes, de bolcheviques y de vacaciones tropicales con ese ingenuo atrevimiento que caracterizó el pop experimental brasileño en su época dorada.
Éste es un disco que se podía haber editado en 1968, o en 1972, y que en 2007 suena como un delicioso anacronismo que, gracias a su visión particular de un sonido que era futurista y rabiosamente original en su momento, sigue sonando hoy absolutamente moderno y diferente a todo. Cualquiera sabe cómo ha conseguido Jupiter Apple recuperar ese sonido añejo de una forma tan fiel y a la vez tan moderna (STEREOLAB, BROADCAST o Mike Alway matarían por tener en su repertorio canciones como "Menina Super Brasil" o "Act not surprised"... y también por tener esa ascendencia brasileña que a Jupiter Apple le viene por vía sanguínea, por tradición y por derecho), porque si hay una palabra que define a este disco es atemporal: suena actual, pero como si hubiese viajado en el tiempo; salta de una época a otra, del pasado al futuro, con coherencia y con rigor, y nos hace soñar con épocas y sonidos que no han existido nunca o que están aún por llegar.