"The last holy writer" es la prueba palpable de que uno de los grupos más influyentes y admirados de la escena del indiepop internacional sigue en plenitud creativa, ahora más concentrado que nunca en componer las canciones más bellas del planeta pop.
"The last holy writer" es el sexto disco de TREMBLING BLUE STARS, el segundo que editamos en exclusiva para todo el mundo a través de Elefant Records. Todo un honor para nosotros, que hemos seguido siempre de cerca la carrera de Bobby Wratten desde que despuntara en la escena indie al frente de los míticos THE FIELD MICE. En este sexto disco, el nivel compositivo de Wratten alcanza sus mayores logros, libre de ataduras estilísticas y siempre dispuesto a explorar nuevos caminos, aun sin abandonar para nada su característica sensibilidad para el pop ambiental, las melodías evocadoras y la eterna referencia sonora al afterpunk de los primeros 80.
El disco se abre con un experimento de country crepuscular ("By false lights") que marca la tónica general: es éste un disco oscuro, íntimo, melancólico y nublado, pero traspasado aquí y allá por rayos de luz y melodías inspiradas. SLOWDIVE y THE CURE siguen siendo buenas referencias, pero se quedan muy cortas para describir el sonido único de TREMBLING BLUE STARS, dispuesto a mezclar el pop melódico y sensible con multitud de sonidos electrónicos y trucos sonoros (distorsiones, ruidos, estática, incluso grabaciones de campo), arreglos envolventes que rodean las canciones y las tiñen de nostalgia.
En "Idyllwild" hacen referencia a un pueblo de California (las maquetas del disco fueron grabadas en Los Ángeles) con un sonido Rickenbacker que remite a grupos de psicodelia ochentera como THE RAIN PARADE, pasados por el filtro del ambient-pop que tan bien dominan TBS. La voz cristalina de Beth Arzy también destaca especialmente en "From a pale blue rosary", una canción que podrían haber interpretado MAZZY STAR o GALAXIE 500 en sus momentos más velvetianos. Porque en este disco hay folk, hay electrónica, hay influencias de los 80 y, por supuesto, hay pop de muchos quilates, como en esa demostración de maestría y orfebrería avant-country-pop que es la preciosa "The tenth of always".
Después de la experimentación vanguardista y casi gótica de "Schnee gletscher glas" (un tema inspirado por el cuadro del mismo nombre del pintor modernista Bruno Taut, introducido por la voz de Daniela Neuhauser, del grupo MALORY), "November starlings" es como un rayo de sol, melódico y aireado ("a trace of sunshine in the winter", dice la letra). Sin embargo, las nubes vuelven enseguida a asomar su negrura: el título de "Darker, colder, slower" lo dice todo.
"This once was an island" o "Say goodbye to the sea" navegan sobre ritmos programados a base de glitches e indietronica, aderezada en esta última con la dulzura del glockenspiel o la elegancia del cello (una vez más, aportado por Hugh McDowell de la ELECTRIC LIGHT ORCHESTRA, todo un lujo con el que ya contaron en el disco anterior). McDowell es también el responsable del majestuoso cuarteto de cuerda con el que se abre "A statue to Wilde", un homenaje a Oscar Wilde y a Derek Jarman en el que la delicadeza de una cajita de música y la contundencia de una batería casi marcial conviven sin problemas. La voz de Beth, una de las más bonitas y evocadoras de cuantas hayas escuchado en un grupo de indiepop, cierra este maravilloso e inspirado disco con el que, no nos cabe duda, volverás a enamorarte de la música de Bobby Wratten. Han vuelto a dar en la diana.
Vídeo-clip de "November Starlings" a la venta en iTunes