Cuando escuchas algo que parece tan increíble que no sabes si está terriblemente calculado, o bien si es fruto de una maravillosa casualidad, enhorabuena: estás ante una absoluta genialidad. Cada cosa que hace Chenta Tsai parece disfrutar de esta condición. Una vez más, después de aquel “Corazón De Cerdo Con Ginseng Al Vapor”, de su demoledor libro autobiográfico, de su acertado programa de radi…
Cuando escuchas algo que parece tan increíble que no sabes si está terriblemente calculado, o bien si es fruto de una maravillosa casualidad, enhorabuena: estás ante una absoluta genialidad. Cada cosa que hace Chenta Tsai parece disfrutar de esta condición. Una vez más, después de aquel “Corazón De Cerdo Con Ginseng Al Vapor”, de su demoledor libro autobiográfico, de su acertado programa de radio o de sus diversas colaboraciones para El País. Pero cada vez que tenemos nuevo material suyo entre las manos sentimos que algo así sólo puede ser impulsado desde lo más profundo de las entrañas. Y todo tiene tanto sentido. “Miseria Humana” es un nuevo Mini-LP concebido para reflejar la manera de consumir actual. Una crítica a la manera en que consumimos las canciones hoy en día, a la cultura consumista y a la vida efímera de todas las cosas que nos rodean.
Mini canciones de apenas dos minutos, Loop Music que, como el propio Chenta dice, “se consumen reproduciéndolas en bucle hasta que te canses de la canción y la deseches”. Dicho así, parece que trate sus canciones hasta con cierto desprecio y desdén. Pero es Chenta. No es cualquiera. Es violinista por el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Es Arquitecto. Y es PUTOCHINOMARICÓN. Sólo alguien como él podría escribir canciones como “Deporte Nacional” o “Doble Tic Azul”, que ya avanzamos hace unas semanas. Canciones poliédricas, con las que cualquiera que haya nacido en los últimos cuarenta años podría identificarse de alguna manera, pero que al mismo tiempo trituran la forma de vivir y sentir que retratan. Sólo alguien que ha crecido en un entorno sin referentes, señalado, discriminado, que ha visto toda esa miseria desde fuera y la ha sentido en sus propias carnes, podía escribir letras tan contundentes como estas. Parecen tan indiferentes, tan volubles, tan autoconsumibles, que, de finas cortan. Fast music. Una estrofa, un estribillo, fin. Estados de ánimo: lo descolocado que te quedas tras perder el móvil en plena madrugada (“2 A.M.”), la sensación de mierda que te queda en un día lluvioso mientras se te cae toda la basura de tu rutina sobre la cabeza (“Hasta El Fin Del Mundo”), la concepción de una existencia miserable dentro de toda su superficialidad (“Parkineo”).
Esta nueva referencia ha sido concebida como una especie de mixtape, un repaso por diferentes referencias e influencias, sin búsqueda de coherencia alguna (ni falta que hace), una huida hacia delante. Una playlist nostálgica de los 2000 con tintes futuristas, una recreación de la música con la que creció Chenta pero basada en un sueño en el que desarrolla quehaceres en el último día del planeta tierra, en la consumación del fin del mundo. Un nuevo trabajo que supone una transición, el descubrimiento de nuevos sonidos y el contacto con otros músicos, productores y artistas gráficos y visuales en una cooperación artística sin limites ni fronteras. Y como muestra, ahí está esa balada a piano que es “Se Me Da Mal Ser Mayor”, el punk de “Ojalá (Te Murieras)” o ese inspirado inicio instrumental que es “Solo De PC”. Tino, puntería. Con tres palabras, desmonta. Sus canciones, co-producidas algunas de ellas con Lorenzo Matellán (SINGLE, CORAZÓN, NEVVER) y otras con Nacho Taboada, son un reflejo de la música actual. Trap, pop ciborg, bubblegum, hip hop, synth-pop…
Pero analizar las canciones de Chenta desde etiquetas musicales es un ejercicio de desenfoque. Sus canciones son de esas que están llenas de verdad. Más allá de la adictividad de las melodías, de la contundencia de las bases, o de los efectos usados, sus canciones son puñetazos en la cara. De esos que recibes a veces sin saberlo. Ni te los esperas. Ejemplos: “Se me da mal ser mayor / Esforzarme a ser mejor / Esperar que a los veintiséis/ Se me de bien / Todo lo que no nos enseñaron”en una canción que podría ser un hit Disney. “Tan precaria y tan explotada / Tanta gente de mierda, no pasa nada / Y prefiero salir que estar en la cama / Siento ser una miseria humana”.
Porque pocos artistas tienen la capacidad de ser un reflejo radical de los tiempos en los que viven. Menos son capaces además de desmontarlos y destriparlos. Y unos pocos elegidos consiguen, definitivamente, llegar a su propio público, y volarles la mente de manera incorregible. Chenta Tsai está llamado a ser un punto de inflexión en el panorama musical nacional, y lo demuestra a cada paso que da.