Desde Argentina no sólo nos llegan noticias malas. Mientras los noticiarios nos mantienen al tanto de la situación caótica y extrema que atraviesa el país, este trío bonaerense nos envía una amable postal sonora desde el litoral, una colección de canciones plácidas y delicadas, soñadoras y escapistas; un disco para soñar con los ojos bien abiertos.
ENTRE RÍOS lo forman Sebastián Carreras, Gabriel Lucena e Isol. Sebastián es propietario del sello independiente Índice Vírgen, que ha publicado en Argentina antologías de artistas Elefant como LE MANS o ANA D. Compone las canciones y escribe las letras. Posteriormente Gabriel (de profesión ingeniero de sonido) se encarga de transformar las canciones en prodigiosos paisajes electrónicos rebosantes de ideas y detalles de supremo buen gusto.
Para redondear la jugada, Isol hace que los temas cobren vida propia gracias a su delicioso acento (¡¡¡esas irresistibles “eshes” argentinas!!!) y su voz etérea y personalísima. Isol se dedica a múltiples facetas artísticas: escribe cuentos infantiles que se publican en México; trabaja como ilustradora para el diario argentino “Clarín” y además canta en un conjunto de música barroca, aunque en ENTRE RÍOS se mueve en un registro puramente pop. Podría recordar (de lejos) a nuestra Jeanette por su dulzura y sencillez, pero hay algo en el timbre de su voz (misterioso, distante) que la convierte en inconfundible: inútil buscar comparaciones, mejor rendirse directamente a su encanto natural.
Sebastián y Gabriel comenzaron a trabajar juntos bajo el nombre de TUS HERMOSOS, llegando a grabar un CD titulado “Anatomía de la melancolía”. Paralelamente, Sebastián conoce a Isol y le ofrece poner voz a un tema (“Dame”) que, si bien aparecerá firmado como TUS HERMOSOS, en la práctica supone el comienzo de ENTRE RÍOS.
Índice Virgen publica en Argentina dos EPs de ENTRE RÍOS que son aclamados por la crítica especializada: resultan ser de lo más innovador y singular, situándose en primera línea de la vanguardia pop de su país. La concepción del trío de un concierto también levanta admiración: sin necesidad de tocar instrumento alguno, Sebastián y Gabriel crean nuevos paisajes sonoros mediante la mezcla en directo de las distintas pistas que componen cada canción, creando en cada actuación nuevas y sorprendentes revisiones de los temas sobre las que Isol se desliza con su voz celestial. Las canciones se mezclan unas con otras sin dejar espacio para los aplausos del público, como si de una sesión de un DJ se tratase.
En marzo del 2001 Elefant publica “Litoral”, un single de vinilo (dentro del club del single de Elefant) que hace que por fin ENTRE RÍOS sean escuchados fuera de Argentina. Algunos se sorprendieron gratamente: el prestigioso Disc-Jockey de la BBC inglesa John Peel pinchó su música en repetidas ocasiones.
Y ahora os presentamos por fin el álbum de debut de ENTRE RÍOS. Trece canciones que destapan el tarro de las esencias del trío; un compendio de elegancia, personalidad y belleza que seguramente causará conmoción, ya que pocas novedades discográficas del 2002 poseen un brillo semejante. Para realzar el conjunto nada mejor que envolverlo en un diseño de Javier Aramburu tan precioso y cuidado como es habitual en él.
Como saludo de bienvenida, ENTRE RÍOS ponen música a unos hermosísimos versos (“Rimas”) del maestro Rubén Darío. Lo hacen con tanta naturalidad y frescura que se diría que estas rimas fueron expresamente escritas por el poeta para ser escuchadas en boca de la dulce Isol. Imposible no emocionarse con versos de una belleza simple pero cegadora: “allá está la cumbre; ¿qué miras? un astro; ¿me amás? te adoro; “¿subimos? subamos”... “qué ves a tus pies? un profundo abismo; tiemblas, tengo miedo: ese es el olvido”.
Le siguen una deliciosa colección de canciones que combinan lo ya conocido (“Litoral”, “Tuve”, “Sólo soñaba”, ya incluídas en su vinilo para el Club del Single de Elefant) y exquisitos temas nuevos de tan impecable factura que cuesta decantarse por alguna en concreto: forman un conjunto perfectamente compacto, en el que todos y cada uno de sus componentes dejan al descubierto la mejor virtud de ENTRE RÍOS: su música suena cercana y familiar desde la primera escucha pero a la vez es innegable reconocer su originalidad y su personalidad intransferibles.
Cuesta encontrar puntos de referencia para ENTRE RÍOS: los propios miembros del grupo reconocen no coincidir demasiado en gustos musicales, y quizás esa sea otra clave para que sus canciones suenen tan personales. Como mucho se pueden permitir dejarnos ciertas pistas, como su declarada fascinación por cineastas como David Lynch (y por Angelo Badalamenti, su compositor habitual). También citan influencias que van desde Phil Spector hasta Brian Eno: todos ellos maestros en el arte de crear ambientes enigmáticamente singulares. Por el álbum se deslizan también sutiles homenajes y citas: “Tuve” se abre con un sampler de un tema de Roberto Carlos, y en “Primero de enero” puede oírse un riff de órgano directamente extraído de “La balsa”, un hit del rock argentino de los sesenta a cargo del grupo LOS GATOS.
Pero ninguna de estas múltiples pistas sirve para resolver por completo el enigma de ENTRE RÍOS: lo único que se puede hacer es dejarse arrastrar por ese torrente de sensaciones líquidas que contiene “Idioma suave”: un punto y aparte en el pop cantado en castellano de hoy mismo.