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23/05/2018

Muzikalia [Es]: Entrevistamos a Álex Cooper



 

Entrevistamos a Álex Cooper

 

 

Tras siete años de un silencio sólo roto con la publicación de algún single y un recopilatorio, ya se echaba mucho de menos las canciones de Álex Díez al frente de Cooper“Tiempo, Temperatura, Agitación” (Elefant, 18) supone el regreso a escena del mod leonés, con diez nuevo temas que destilan clasicismo, pero también efusividad y un empuje que incita a vocear sus estribillos tras sólo un par de escuchas. Contactamos con el músico para completar una extensa entrevista en la que, como suele suceder en el caso del ex Flechazos, cada respuesta resulta un tratado pasional sobre la misma música y algunos de sus entresijos.

¿Qué dirías que hay de nuevo o inédito en “Tiempo, Temperatura, Agitación”? ¿Qué hay en esté álbum que no estuviese en ninguno de tus anteriores trabajos?

Si comparas este disco con los otros de Cooper, salta a la vista que “Tiempo, Temperatura, Agitación” tiene otro tono, además de otro sonido. Sigue presente mi manera de componer y de cantar, pero usar distintos instrumentos en vez de confiar todo el peso a las guitarras, como en ocasiones anteriores, hace que la música llegue de otra manera al oyente. Todo esto es consecuencia de la gira de 2016, la gira de “Popcorner”, en la que recuperé mucho del repertorio de mi juventud. Me lo pasé tan bien y vi que la gente disfrutaba tanto con ello que pensé que sería buena idea escribir un disco en esa línea. O, más que escribirlo, colorearlo. Creo que la gira de “Popcorner” le ha sentido bien a Cooper.

El caso es que “Tiempo, Temperatura, Agitación” se concreta en diez canciones ¿Es casual que el álbum incluya el número clásico de temas para un disco o es una decisión consciente y meditada?

Bueno, no sé, diez (además de mi apellido, sin acento) es un número redondo. Menos de diez canciones en un álbum me parece abusar de la complicidad del que escucha. Y más de diez me obligaría a dejar de lado demasiados temas antiguos que quiero seguir tocando en directo. Toda esta idea de volver a usar metales y algún teclado de vez en cuando, en realidad, surgió porque yo quería seguir tocando “El asiento de atrás”, la canción que publiqué hace un par de años. Y si llevamos metales habrá que recuperar alguna de Los Flechazos, además de los clásicos de Cooper… con todo esto en la cabeza, por ahora, creo que no va a haber sitio para tocar las diez canciones de este nuevo disco en directo. Entonces, ¿para qué incluir más? 

También definiría como clásico el contenido del disco, ya que en “Tiempo, Temperatura, Agitación” retomas ese pop algo nostálgico pero siempre luminoso y colorido -además de detallado y sólido- que tan bien manejas ¿Querías que el álbum tuviese justo ese aspecto?

Sabía que iba a ser un disco más bien anárquico, porque iba a ser muy variado. A mí me gustan los discos así. Mis discos favoritos son colecciones de canciones de estilos distintos, una especie de catálogos de “post-modernidad” hechos desde una actitud contemporánea. Estoy pensando en el “Revolver” de los Beatles o “Between The Buttons” de los Rolling, pero también en “London Calling” de los Clash, “Parklife” de Blur o “A Maximum High” de Shed Seven. Este disco me ha salido más positivo y optimista que los otros, pero tengo la sensación de que es porque hay menos implicación emocional. Es un disco más para la gente que para mí, y eso nunca había pasado en Cooper.

 

La mayoría de los motivos del disco son viejos conocidos: cantas sobre viajar, vivir en la ciudad, bailar, el sol y el verano, o sencillamente escapar… ¿Qué es lo que más te inspira a la hora de escribir música? ¿De dónde ha venido la inspiración para componer estas nuevas canciones?

Pues mira, hice mi primer viaje a Nueva York en el mes de septiembre y veo en el disco mucho de esa ciudad. No hay ninguna referencia directa, no es un disco de Fountains Of Wayne (ojalá pudiera hacer algo así de chulo), pero la chica en la cornisa del rascacielos de “Salto” es New York, el autobús de “Graciela” es un greyhound de New York, el cansancio de los commuters del metro de “El último tren” es New York, la percusión de “Dos grados bajo cero” no puede ser más New York… También hay otras referencias a mi vida diaria o familiar: “Ya llegó el verano” habla de los trigos y los robles que hay cerca de mi casa de campo, “Infinito” está inspirada en un amigo que pensó en escapar y empezar de cero en Sudamérica, e “Islandia” la provocó el viaje de unos amigos a ese país, viaje que fueron relatando en el Facebook cada día, colgando fotos maravillosas que me inspiraron un montón.

Una vez más, estas canciones están muy trabajadas y muestran un sonido muy limpio, pero a la vez suponen una celebración vital e incluso hedonista (a la segunda escucha ya apetece cantar los estribillos a voces)… ¿Cómo tiene que ser un tema de Cooper para que pase a formar parte del cancionero del grupo?

Yo busco escribir canciones que puedan agrandar el “microcosmos” de Cooper, que añadan palabras, giros estéticos o musicales o temas a lo que ya hay sin desentonar. Acumulando. Canciones que se sostengan solas y que a la vez suenen familiares. Me gusta que la gente identifique mis canciones como mías, seguramente porque no tengo miedo a la reiteración ¡¡Salgo tres veces en la portada por eso, para que quede claro que no tengo miedo a repetirme!!

Lo que está claro es que el disco tiene un sonido retro que no pasa de moda, con carencia sixtie y regusto a power-pop, en esta ocasión las guitarras son un elemento menos marcado que en anteriores referencias, oxigenando así (aún más) las melodías, que tienen un protagonismo enorme ¿Estás de acuerdo? ¿Por qué se dio esta circunstancia?

Si las mezclas hubieran dependido de mí, habría muchas más guitarras, estate seguro de eso. Porque grabamos unas guitarras “del infierno” en las sesiones, guitarras que al final se han debido de quedar en algún rincón de la sala de control de Reno. Pero en este disco he querido no ser yo el que decidiera. Con los años he visto que mi obsesión por poner las guitarras altas en las mezclas le restaba dinámica a muchas canciones, así que en “Tiempo, Temperatura, Agitación” es el productor el que ha decidido su lugar, no yo. Ya te diré dentro de un año si ha sido un acierto o un error. Por ahora, no lo tengo claro.

Tengo que decirte que, de primeras y precisamente por ese efecto, pensé que quizá este disco podía entenderse como un ramalazo de madurez creativa… pero luego me di de bruces con toda esa desbordada ilusión juvenil que desprende el disco y cambié de idea ¿En qué momento dirías que te encuentras como autor?

Hay una mezcla extraña de madurez y explosión juvenil, ¿no? No es tanto una visión teenager del mundo, sino un acercamiento al sonido de mi adolescencia. Un acercamiento consciente, como el que hice en “Días Grises” de Los Flechazos, un disco en el que quería retratar seis estados de ánimo que recordaba de mi juventud, que por entonces ya había caducado. En este disco nuevo yo me veo muy adulto, en algunas canciones incluso viejo. La diferencia está en que no me implico, no hago juicios de valor sobre si está bien o mal que Jeanie se haya subido a la cornisa del piso 23 a bailar, no me siento con fuerzas de sacrificar una noche ayudando a la persona del metro porque prefiero volver a casa cuanto antes, no me arrepiento de que el amor desaparezca a dos grados bajo cero…He hecho un disco para los demás, con canciones en las que voy más a mi bola que nunca. Un poco contradictorio, igual. Pero funciona. Y musicalmente he recurrido a mis referencias de siempre: Costello, Strokes, Jam, Nada Surf, Gigolo Aunts, Charlatans…

Hay algunas canciones en este nuevo disco que, por verticalidad y empatía inmediata, bien podrían pasar a formar parte del repertorio destacado del grupo, caso de “El último tren”, “Salto”, “Graciela” o “Infinito” ¿Tienes la sensación de que algunos de estos temas pueden terminar convertidos en clásicos de Cooper sobre el escenario?

Es un disco para tocarlo en directo, salvo las dos lentas. Las que tú dices y “Ya llegó el verano” e “Islandia” nos van a acompañar durante mucho tiempo. Son muy divertidas de tocar.

Me apetece comentarte que “Dos Grados Bajo Cero” me he recordado muchísimo a The Boo Radleys…

 

El “Wake Up!” de ellos ha sido una de las claves para explicar qué tipo de arreglos de metal quería para el disco. Pop con trompetas; no es soul. Yo sé bien lo que es el soul, y lo que yo hago no es soul. En concreto, esa canción es muy deudora de esa época, también de los grupos de Manchester… por supuesto que le puse un par de canciones de los Charlatans al teclista para que viera lo que quería de su Wurlitzer… Escuché un tema de Primal Scream por la radio y me llegó esa idea de hacer una canción con mucho groove que a la gente le impulsara a bailar y a la vez dejara fuera de juego al oyente, que pensara que es un instrumental y cuando ya está perdiendo el interés, la canción explote con un estribillo “grande”. Yo me convertí en Martin Carr, a Mario le puse el disfraz de John Squire, Dani le pidió prestado el bajo a Mani y raptamos al teclista de los Charlatans. Y salió eso.

Por su parte, “Telerañas” supone un cierre tan bonito como duro, con una canción tan sentida sobre la pérdida de la memoria… ¿Ha habido algún motivador concreto para este tema?

Es una canción durísima y muy sincera, es para mi chica. Algún día llegará el momento en el que se me olvide hasta quién soy. Y me consuela saber que ella estará a mi lado. Estoy feliz de haber encontrado un texto adecuado para esta melodía, que llevaba escrita desde el 2010. Ahora cuando vengáis a vernos en directo, si me olvido de alguna letra, ya no os vais a poder reír…

Esa impronta inconfundible de tu música que comentábamos antes es una habilidad activa en tu persona desde los primeros tiempos de Los Flechazos, y parece que no has perdido toque con el paso de los años ¿Cuál es el secreto para mantener vigente la magia?

No lo sé, pero es precisamente lo que buscaba, que la gente dijera: “este tío, ¿cómo lo hace? Lleva treinta y pico años escribiendo canciones y le siguen saliendo pequeños hits como sin esforzarse”. No sé cómo salen, para mí es un misterio. Supongo que tiene que ver con no tener miedo a repetirse, a profundizar en un estilo igual que un pintor puede hacer ochenta cuadros similares, ya sea Mondrian, Sorolla o Fragonard. Y también debe de tener mucho que ver con un absoluto desinterés hacia la parte técnica de todo este asunto: Cuando escucho música, me fijo en la melodía y la armonía, no en el tipo de delay que lleva la voz o si la caja está disparada o si la guitarra está procesada. No he perdido mucho tiempo en la parte técnica en mi vida, todo ese tiempo lo he dedicado a tocar y a escuchar. Supongo que también tiene que ver.

Para este nuevo tramo te acompañas de una nueva banda, que cuenta con Mario Álvarez a la guitarra y Daniel Montero al bajo ¿Qué puedes contarnos acerca de tus nuevos compañeros y qué van a aportar al más reciente Cooper?

El batería será Conrado, que tiene 19 años y toca en Los Modernos, un grupo de León. Con él es un poco volver al sistema de antes, olvidarnos de la claqueta y trabajar canción por canción hasta encontrar el esquema. Tiene mucha energía, ya te imaginas, pero en Cooper lo atamos en corto. Mola mucho. También hemos fichado a Inés como corista y teclista. Ella viene de la clásica, aunque también estuvo relacionada con la escena mod durante una temporada (En León, si no has sido mod al menos diez minutos de tu vida, es que no has tenido juventud…). Canta muy guay y toca el órgano y el piano con mucha soltura. Y “El asiento de atrás” le queda muy bien. También llevaremos trompeta y saxo, para algunos temas. Haremos dos o tres de Los Flechazos, las nuevas y unas cuantas del repertorio de Cooper de siempre.

Han pasado siete años desde que publicases el que hasta la fecha era tu último álbum largo, “Mi Universo” (2011) ¿Por qué ese amplio periodo de silencio?

Porque no me gusta dar la lata. Y porque grabar un disco es un esfuerzo personal enorme. No creo que pueda ofrecer algo bueno con más asiduidad, y no quiero caer en la trampa de tener que sacar un disco cada dos años para girar. Creo que un artista de trayectoria extensa, como yo, no debería justificar contrataciones a base de discos mediocres, como hacen muchos. De hecho, yo podría pasarme la vida tocando las canciones que ya tengo sin hacer ninguna más. Si las hago es porque creo que son muy buenas y que voy a conseguir esa respuesta que te comentaba antes… “qué cabrón, ¡lo ha vuelto a hacer!”.

Es verdad que por el camino publicaste algún single y el generoso recopilatorio “Popcorner. 30 Años Viviendo En La Era Pop” (2016) ¿Cómo surgió la posibilidad de agrupar canciones de tus dos bandas en una única referencia y qué te motivó a hacerlo?

Yo sólo quería girar con esos temas de Los Flechazos, pero desde la oficina de Hook, que eran los que iban a llevar el management de aquel proyecto (que sólo iba a durar un año), pensaron que un recopilatorio para apoyar todo el asunto estaría bien. Y fue muy chulo.

¿Dirías que en los últimos años has estado más centrado en la edición de esos (interesantes) libros musicales a través de tu editorial Chelsea? La verdad que últimamente has sacado bastantes referencias… ¿Se encuentra la editorial en su mejor momento?

Ediciones Chelsea está muy asentada y tenemos libros que han funcionado genial, como “NPI de música” de Joaquín Niki, los “Club 45” y “Club 45 Again” míos, el de Xoel López, o este último que le hemos publicado a Emilio de Los Elegantes. Me lleva mucho tiempo y me da muchas satisfacciones ser editor de esos libros que deberían estar ya publicados pero que nadie se había atrevido a sacar. Me hace ilusión dejar testimonio de parte de nuestra escena musical. Este año, sin embargo, Chelsea no tendrá nuevas incorporaciones a su catálogo; yo estoy centrado a tope con Cooper ahora, no puedo despistarme.

Volviendo precisamente a tu faceta de músico, llevas en el sello Elefant un montón de años ¿Qué tiene que pasar para que un artista y un sello sigan entendiéndose después de tanto tiempo?

La relación que tengo con Luis y Montse va más allá de ser una relación laboral o mercantil. Los respeto y los admiro, son mis amigos y los quiero. Cada vez que paso por Torrelodones, aunque vaya con prisa, me entran ganas de parar y darles un poco de charla. No lo hago porque sé que están trabajando a lo bestia en algún nuevo proyecto y les interferiría, pero me quedo con las ganas. No se paga con dinero, esto de los amigos.

¿Qué tal te sienta que siempre estemos diciendo que eres el mod español por excelencia? ¿Qué significa para ti y a día de hoy ser mod?

Bueno, es que, ¿qué puedes decir más que eso? Yo soy mod, siempre lo he sido, y supongo que soy el mod más popular para el público ajeno a nuestra escena por mi carrera musical. No soy ni representante ni portavoz ni nada de eso. Soy un mod viejuno más, que cuando puede va a una fiesta, pincha en un sarao y disfruta de su escena con sus colegas. Ser mod ahora es exactamente igual a ser mod en el 64, el 79 o el 2000. Lo eres o no lo eres. Y yo lo soy.

Eres bastante activo en redes sociales y, aunque obviamente no tiene nada de malo, en parte me choca con ese aire de clasicismo tan magnético que siempre has tenido tú mismo (o tu imagen) y tu propia música… ¿Es importante saber aunar clasicismo y actualidad?

Soy bastante activo en redes sociales porque soy muy sociable, me gusta formar parte de proyectos comunitarios. Y me gusta el trato con la gente. Recuerda que ya con Los Flechazos teníamos un apartado de correos al que nos llegaban cartas a cascoporro, y las contestábamos todas. Y eso era en parte por mi obstinación por mantener contacto directo con los fans. Por otro lado, aunar clasicismo y modernidad es la única manera de seguir en pie, desde mi punto de vista.

Sinceramente, después de más de 30 años de carrera, y tras liderar tanto a Los Flechazos como a Cooper, creo que eres una figura clave para entender la historia del pop de este país ¿Tienes de algún modo esa sensación? ¿Percibes que puedes tener ese estatus para mucha gente?

No te creas, me siento un poco transparente. Pero feliz, y creo que con este disco igual cambian un poco las cosas.

¿Cómo recuerdas los 90 y qué echas de menos de aquella época imprescindible para la música independiente de este país?

Echo de menos los festivales de entonces, la sensación de “comunidad” que se vivía en ellos, ajenos al “negocio”. Poco más, no soy en esencia nostálgico. Bueno, sí, echo de menos la energía que teníamos nosotros, la gasolina que te entra en el cuerpo al estar viviendo por primera vez experiencias inolvidables. Pero no mucho más, ahora me gusta mi vida mucho más de lo que me gustaba entonces.

Ya para acabar, parece buena idea volver a mirar hacia adelante ¿Cuáles son los planes inmediatos para Cooper? ¿Hay ya gira preparada? ¿Cómo van ser los conciertos venideros de Cooper?

Gira en verano de festivales: WAM, Fiestas de León, Pulpop, BBK Live, Fuengirola Pop Weekend, Xiriapop y lo que surja. Y en octubre/noviembre/diciembre salas: Madrid, Barcelona, Zaragoza, San Sebastián… ¡¡Deseando que llegue!!


 


 

 

 

 

 

 

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