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06/08/2014

Je Ne Sais Pop [Es]: "Opera Omnia" [Reseña]



opera omniaRecuerdo leer una entrevista a Nacho Canut en la que explicaba el gran criterio de Carlos Berlanga para detectar si un par de palabras juntas funcionaban, sorprendían y eran memorables o eran una horterada. En plan: “este adjetivo Carlos no me lo habría dejado meter en esta canción ni loco”. Muchas veces se tiende a enfocar las letras de las canciones como si fueran narraciones y asumiendo que el oyente va a prestar atención a la historia, cuando en el fondo, la mayoría de las ocasiones, no dejan de ser sonidos que colorean una melodía, ayudan a recordarla y -si entiendes el idioma- evocan un posible significado. No hace falta contar nada, basta con encadenar unas cuantas palabras, cuidadosamente seleccionadas, que suenen bien entre sí y plasmen una idea.

Bueno, pues en ese no tan sencillo arte de hilvanar palabras, de trazar sonidos siguiendo una melodía se le daba bien a Carlos Berlanga y se le da bien a Jesús Fernández, que es la persona tras el nombre de Sagrado Corazón de Jesús. Y, por lo visto en esta entrevista, parece que él mismo es consciente de ello. “Si encuentro una frase potente la adorno hasta completar una canción”, llega a afirmar. Sagrado Corazón de Jesús es el proyecto personal de este Stephin Merritt de Logroño que, tras formar parte del grupo Táctel, emprendió en 2013 una carrera de electro-crooner de la que dan fe sus tres primeras maquetas (que pueden escucharse en Bandcamp). La mayoría de esas canciones, junto con tres temas nuevos, forman parte de esta ‘Opera Omnia’ publicada por Discos de Kirlian.

Justamente uno de esos temas nuevos (‘¡Vamos!’) es el que abre el disco. Una canción disfrutable, bastante berlanguiana, pero que quizá peca de estar más próxima a lo que acostumbran grupos de querencias tecnopop (pienso en los primeros Ellos) que a su tono habitual. Ese tono queda completamente reflejado en el siguiente tema, ‘Tribulaciones de un joven Mesías’ con ese comienzo antológico: “Tengo una forma de dar que parece pedir / y problemas de sueño”. Con un sonido deudor de los Magnetic Fields más sintéticos (más OMD) pasado por el filtro autrohúngaro, pertenece a su segunda maqueta ‘Mendace Veritas’, de donde también proceden las muy destacables ‘La nueva carne’ y ‘La canción de Damien’. La primera es una especie de himno apocalíptico con un vocabulario que envidiaría el propio Battiato (“Circulamos por las vías de la información precognitiva sin cesar”) y una melodía pop de mimbres clásicos. La segunda, muy Spicnic, suena exactamente como lo harían Terry IV o Meteoro haciendo una versión libre de ‘Let’s Pretend We’re Funny Rabits’. Una maravilla.

Su última maqueta, ‘Sursum corda’, aparece completa con sus dos únicos temas. La bonita y divertida ‘Las ventajas del autoempleo’ combina un arreglo más folclórico con un ritmo spectoriano pero ‘Romance de Santa María Egipciaca’ pisa ligeramente el petardeo (demasiada obvia la referencia de “Te llaman puta sin ser tú nada de eso“). Sin embargo, de su primera maqueta, ‘Deus ex Machina’, solo figuran dos temas. Pese a la -relativa pero apreciable- mejora de sonido respecto a los originales aportada por la masterización de Raúl Querido, estas canciones adolecen de un amateurismo que lo mismo juega en su contra (en ‘Lo sabes’ te das cuenta de que Jesús no es el mejor cantante del mundo) como a su favor (el cierre con ‘Cha Cha Heels’, inspirada en el personaje de Divine en ‘Female Trouble‘, tiene una emotividad quebradiza digna de aplauso).

En cualquier caso, dos de las mejores canciones de esta ‘Opera Omnia’ son temas nuevos. Ambos son dos momentos tan cercanos al universo Fan Fatal que me sorprendería mucho que no los escuchara, tarde o temprano, en la voz de Alaska. Pero tienen sus interesantes diferencias: ‘El mejor guión’ es puro Pegamoides: bien de “orchestra hits”, es un disparate sobre zombis, el cine de serie B y la autodestrucción. Mientras, ‘El fin de la era’ es más Fangoria: referencias a mujeres de bien y al dejarse ver sobre una elegante base electrónica en loop. Este par de hallazgos completa un tramo final del disco realmente brillante que, junto con los otros grandes momentos salpicados a lo largo de sus 10 temas hace que ‘Opera Omnia’ transcienda no solo de su falta de acabado sino también de un género popero, efímero y superficial que -como bien sabía el tan añorado Carlos Berlanga- únicamente en apariencia es menor.


 


 

 

 

 

 

 

 

 

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