Los Soberanos
Biografía
Albert Valero: guitarra baja, teclado y coros
Cecilia Bayo: voz solista y coros
Cristina Cruz: voz solista y coros
Pablo Jiménez: órgano Farfisa, guitarra baja, voz solista y coros
Emanuele di Marzo: guitarra solista y coros
Ivo von Menzel: voz solista y coros
Albert Solà: batería
Verano del 64. Fiestas del popular barrio de Gràcia de Barcelona
Don Adrià Gual salió de paseo una calurosa noche de agosto del 64. Dedicóse en cuerpo y alma a una de sus aficiones favoritas, el buen yantar. Uno tras otro, visitó sus bares más queridos y probó las mejores especialidades de cada casa. Morcillas de arroz, choricitos, bombas picantes, morcón, guindillas en vinagre, y un amplio surtido de platos tan energéticos como políticamente incorrectos, todo regado con ingentes cantidades de cerveza, vino peleón con gaseosa y buenos lingotazos de coñá.
A eso de las tres de la mañana, ya en cama, le hizo efecto la explosiva combinación de grasaza, alcohol y el pegajoso calor húmedo propio de la época. Empezó a sacar espumarajos por la boca, le creció el pelo en forma de fabuloso flequillo, y cayó al suelo preso de violentos espasmos.
Una luz blanca cegadora iluminó la habitación. Una voz, idéntica a la de Charlton Heston en “Los Diez Mandamientos”, le conminó:
- El bolero y el pasodoble ya están caducos, el madison pasará a la historia, la canción francesa es un latazo. Tú eres el elegido para llevar a buen puerto esta misión. Conformarás un conjunto de corte moderno especializado en sonido ye-yé, os llamaréis LOS SOBERANOS y predicaréis a lo largo y ancho de nuestra piel de toro las excelencias del nuevo sonido que está causando furor entre la juventud del resto del mundo.
Tras dos semanas en el hospital del Buen Samaritano, Adrià inició su sacrosanta misión y empezó a buscar acólitos.
La siguiente señal la recibió al encontrarse un viejo baúl junto al portal de su casa, que contenía cinco trajes grises de hombre, de impecable corte, y dos vestidos de mujer. Al parecer, el baúl pertenecía a la empresa de artículos de broma La Chufla, pequeño negocio familiar que quebró en el año 63 ante la salvaje competencia de artículos manufacturados en los Estados Unidos. A nadie hacía ya gracia el huevo frito con chistorra de broma o el cojín pedorreta, bautizado como “tarde de fabada”, invenciones del fundador de la empresa, Don Nemesio Aradilla Palazón.
Ahora sólo faltaba encontrar a siete personas de diferentes tallas para poder aprovechar el vestuario.
El primer futuro miembro de la banda que encontró fue Emanuele di Marzo, alias "John Medajohn", apodo que se ganaría más tarde por su costumbre de ponerse la guitarra a modo de collar. John estaba en la calle, llorando a moco tendido. Su padre, prestigioso vinatero lombardo, le había desheredado, pues le había sorprendido bebiéndose una cerveza Moretti en una terraza de la piazza Cordusio. Emanuele había llegado a Barcelona oculto en el portamaletas de un autobús cargado de hinchas del Inter. Sólo le quedaban su guitarra -"Enriqueta"- y un puñado de singles de su adorado Adriano Celentano. Adrià le explicó su ardua misión, a la cual John se sumó gustoso, pues se le prometieron pingües beneficios, toda la cerveza que pudiera beber y una dieta exclusiva a base de oreja a la plancha.
A los dos compinches se unió Albert Valero, “Valium”, de profesión cartelista del cine “Can Pistoles” e ilustrador suplente de la revista Patufet. Admirador de los existencialistas y los beatniks, forofo del balompié, pasaba los días practicando con la guitarra baja y estudiando las técnicas corporales del Yoga Sutras de Patánjali. Se añadió al descabellado plan, pues pensó que con los beneficios que el dinero de las actuaciones le reportaría, podría montar una churrería delante de su amado Camp Nou.
A través de un anuncio publicado en la prensa, en el que se buscaba un batería, trabaron contacto con Albert Solà, “Bowie”, tamborilero de la cobla sardanística Terra Ferma. Afirmaba con orgullo el haber sido galardonado durante diecinueve años consecutivos con el premio a la fidelidad que cada año otorgaba la empresa cervecera Moritz. Albert compaginaba la música con su trabajo como creador de colores de pinturas para automóviles de la fábrica Seat. Cautivado por los sonidos modernos, ocupó el taburete del batería.
El siguiente en incorporarse a la banda fue el vocalista, Ivo von Menzel.
Ivo venía huyendo junto con los suyos de las autoridades alemanas. Su padre había emigrado a Düsseldorf. Después de trabajar durante años en la industria siderúrgica, el gobierno le concedió una subvención para montar un Centro Cultural Español. Ivo gustaba de tararear las melodías que salían de un viejo gramófono. Eran los discos que su padre había traído de su añorada España (Marifé de Triana, Juanito Maravillas, Paquita Rico, Jorge Sepúlveda y El Mejorano). Un día aciago recibieron del economato una remesa de vino albanés. La sangría que se sirvió dejó calvos a cincuenta y seis parroquianos. La familia embaló sus bártulos y salió a escape del país.
Pablo Jiménez, guardiamarina licenciado, se encontraba desocupado. Asistió a un casting para la película que en breve iba a filmar EL DUO DINAMICO, “Botón de ancla”. Buscaban hombres de uniforme. En la oficina de colocación, Pablo vio un anuncio en el que LOS SOBERANOS solicitaban los servicios de un teclista. Pablo era un virtuoso de las teclas, desde niño tocaba el órgano en la parroquia de su barrio. Prefirió irse con LOS SOBERANOS, pues el Dúo le parecía algo melifluo. A él le chiflaba el nuevo grupo inglés que estaba conquistando a la juventud, los peludos de Liverpool, los Fab Four, los BEATLES.
El grupo empezó a ensayar con tesón y voluntad, con más afán que habilidad, todo sea dicho. Al cabo de unas semanas, observaron que el sonido conjunto quedaba cojo. Habían cometido un tremendo error, no habían reparado en los dos vestidos que quedaban en el fondo del baúl.
A los pocos días se unió a la causa, en calidad de corista, Cecilia Bayo, “Sici”. La señorita Bayo estudiaba en una academia de corte y confección. Además Ceci, que años ha regentaba el negocio familiar -una próspera mercería en Pamplona-, tenía que dedicarse a cantar para mantener a los suyos, pues durante unos San Fermines unos desaprensivos turistas americanos, pasados de calimocho y jarana, le habían pegado fuego a la tienda.
Al cabo de una semana presentóse en el local de ensayo una corista buscando trabajo. Dijo llamarse Cristina Cruz, “Cristi”. Explicó que había abandonado a su familia, el famoso clan flamenco de los Morcillo, durante una gira por Melilla. Harta de tanta bulería, fiesta de señorito y caseta de feria, había solicitado asilo en el Centre Català (Centro Catalán) de la ciudad. Su único miembro y fundador, Bonifaci Puig i Cadafalch, representante de lencería y cotillería para todo el norte de África (en Argelia habían puesto precio a su cabeza por vender refajos), corrió con los gastos del viaje y le facilitó las señas del local de ensayo, pues su yerno era portero del mismo.
En primavera del año siguiente, el grupo consiguió su primera actuación. El evento fue todo un éxito. Habían nacido LOS SOBERANOS adalides del ye-yé.
Las actuaciones en una céntrica boite de la ciudad se sucedían una tras otra. Adrià heredó la barbería de su abuelo (si tienen oportunidad, fíjense en los espectaculares flequillos que luce, resultado del constante cuidado de una mano profesional), sita en el madrileño barrio de Lavapiés. Don del Vado marchó a la capital. El grupo había perdido a su fundador.
Se sucedían las grabaciones y los conciertos. Traspasaron las fronteras de Barcelona, y tocaron en las madrileñas matinales del Price. Gente de cualquier lugar y condición se sumó a la lucha ye-yé.
17 de enero de 1966, un B-52 de las fuerzas aéreas de los EEUU, que lleva en sus tripas cuatro bombas de hidrógeno, colisiona con un avión nodriza KC135 durante la maniobra de abastecimiento de combustible en el aire.
Los aviones caen, junto con las armas atómicas que transportan.
Dos bombas se incendian debido a la pequeña explosión de los detonadores, liberando el plutonio radiactivo que contienen en una amplia zona del término municipal de Palomares, situada en el sureste de la provincia de Almería, España.
En ese preciso instante están cargando sus instrumentos y equipo los miembros del conjunto musical LOS SOBERANOS, quienes han pasado la noche tocando en el hotel Rocamar, donde han amenizado con su actuación la fiesta de inicio de rodaje de la película “El bueno, el feo y el malo”. Una inmensa nube de polvo radiactivo cubre por completo la furgoneta en la que viajan. Entran en un bucle espacio-temporal, y aterrizan en Barcelona treinta años más tarde.
Algo sorprendidos por el cambio de aires, deciden buscar una sala para poder seguir haciendo lo que mejor saben hacer: tocar.
Tras ser rechazados en infinidad de ocasiones, recalan en Pepe’s.
Don Doménech, dueño de Pepe’s, ve un diamante en bruto en el grupo. Debutan al día siguiente, y el concierto es todo un éxito.
El público de finales de los noventa disfruta a rabiar con sus versiones de marcado regusto sesentero. La modernidad se rinde a sus pies. Las actuaciones se suceden, y se consolidan como un conjunto de corte moderno especializado en sonido ye-yé.
Graban una primera maqueta que llega a manos del afamado conductor de programas de radio y catalizador de la escena musical independiente española, Juan de Pablos. Desde entonces se convierte en uno de los más entusiastas seguidores del grupo. La publicidad que supone la radiación de esta maqueta en su programa Flor de Pasión hace que el interés por la banda se extienda.
En 1999 actúan en la fiesta de celebración del vigésimo aniversario de Flor de Pasión, y aparecen en el CD que se publicó con los mejores momentos de la misma.
Todavía en 1997 graban un vídeo para la cadena de TV Barcelona TV (BTV). Tocan con regularidad por toda España, participan en distintos festivales (Cutre ye-yé, Lemon Pop), telonean al Chaval de la Peca e inauguran en repetidas ocasiones la Operación Bikini de la madrileña Sala Siroco.
LOS SOBERANOS es básicamente un grupo de directo, un directo que se sustenta en una cuidada puesta en escena: sus trajes entallados, botines y atusados flequillos, y en las aptitudes histriónicas de su cantante, que intercala suculentas anécdotas entre canción y canción.
Los constantes conciertos retrasan el lanzamiento del primer sencillo del grupo, hasta que en el año 2001 la discográfica Elefant les publica un EP. En este mismo año participan en el festival que la revista Spanish Bizarro organiza en la Sala Apolo de Barcelona, con las actuaciones, entre otros, de LOS HERMANOS CALATRAVA y Fernando Esteso.
En ningún momento dejan de actuar a lo largo y ancho de la piel de toro.
En el año 2004 graban por fin su larga duración, que sale a la venta al año siguiente. “Maratón ye-yé” contiene quince versiones de las más destacadas figuras del pop español e internacional de los años sesenta. Temas de Bruno Lomas, de Juan y Junior, de Rocío Dúrcal, de LOS MUSTANG, de Arthur Alexander, de Caterina Caselli, etc…
Quince canciones directas, sencillas que no simples, frescas, repletas de sentido del humor y desparpajo; quince canciones que harán las delicias de cualquier tipo de público, desde el rockero más duro a la madre más respetable.
El disco incluye además un videoclip en el que LOS SOBERANOS interpretan “Yo no tengo a nadie”, del gran Raphael.
Sorprenda a sus visitas en el próximo guateque que organice en su casa. Surta abundantemente el mueble bar, prepare algo de picar, póngase sus mejores galas y no pare de bailar con “Maratón Ye-yé”.
Con LOS SOBERANOS no vuelve el ye-yé, sencillamente nunca se fue.
Nos complace presentaros una nueva referencia de Autopop, el subsello de Elefant Records dedicado a tender un puente de ayuda y colaboración para grupos afines al sello que estén decididos a autoproducir sus grabaciones aprovechando nuestra estructura.
LOS SOBERANOS es el grupo bandera del nuevo ye-yé de Barcelona, famosos por sus divertidísimos directos. Ahora, por fin, podemos disfrutar de su exquisita selección de canciones, ideales para ambientar el guateque más exigente, en una grabación excelente.
2008
En el 2008 publican su segundo álbum "¡Fiesta sin fin!", son muchos los conjuntos que actualmente se dedican al sonido de corte moderno, pero, por desgracia, son pocos los que se esfuerzan en conseguir un estilo refrescante y jovial. Tras doce años de carrera ininterrumpida, LOS SOBERANOS, máximos representantes del guateque como estilo de vida, continúan portando ufanos la bandera del jolgorio. Durante todo este tiempo se han dedicado en cuerpo y alma a versionar grandes éxitos de otros y a recuperar lo más granado de la música de los años sesenta. Con “¡Fiesta sin fin!”, su nuevo álbum, han dado otra vuelta de tuerca incluyendo cinco contagiosos temas propios: “Guapa”, “Pero te quiero”, “Un hombre tranquilo”, “La, la, la” (no confundir con la tonada eurovisiva de Massiel) y “Siroco”, que no dejarán a nadie indiferente.
El resto de canciones que contiene el disco, nueve dinámicas versiones, son dueñas de una total falta de ínfulas y de una personalidad francamente despiporrante. LOS SOBERANOS se van de copas con Manolo Díaz (“Bibí”), cometen la osadía de atreverse con una balada del gran Rafael Martos “Raphael” (“Estuve enamorado”), rinden tributo a sus idolatrados BRINCOS (“Pareces gitana”), se zambullen en el agua en compañía de MICKY Y LOS TONYS (No sé nadar”), reivindican a LOS PASOS (“Naci de pie”), rescatan un aguerrido tema de LOS HURACANES (“El calcetín”), apuestan por las tonalidades italianas (“Il paradiso” de Patty Pravo y “Si chiama Maria” del imprescindible Pino Donaggio) y cruzan el charco en compañía de la banda venezolana LOS SUPERSÓNICOS (¿Por qué te vas?). Desde el primer día de escucha se encariñará con este disco, hasta el punto de convertirse en “un Soberano” más. Celebremos que en España contemos con tan guasona formación, y ¡ojalá! marque una pauta que sigan otros muchos. ¡Continúe la fiesta!
Discografía en Elefant:
ER-230 LOS SOBERANOS “Yo no tengo a nadie” Single 7" (Febrero 2000)
AUTO-006 LOS SOBERANOS "Maratón ye-yé" CD (Junio 2005)
AUTO-008 LOS SOBERANOS "¡Fiesta sin fin!" CD (Noviembre 2008)
Discografía en otros sellos:
- “Vive la vida”, en Fórmula Independiente (CD Al·leluia / Polygram, 1997)
- “No es nada extraño”, en No Mundo (CD Spicnic, 1997)
Canciones en recopilatorios
- “El turista 1.999.999” y “Qué chica tan formal” (en directo), en 20 Años de Flor de Pasión (CD Siroco Records, 1999)