Guillermine

Como es habitual, en el club del single de Elefant no sólo publicamos siete pulgadas de grupos extranjeros. Pretendemos también dar cancha a esa nueva escena que da tanto que hablar, y que cada semana nos sorprende con nuevos grupos, nuevas maquetas, nuevas sensaciones pop. A muchas de estas nuevas bandas el formato álbum les viene todavía un poco grande, por lo que la forma ideal de disfrutar de su propuesta es el single. Y si es de vinilo de color pues muchísimo mejor.

GUILLERMINE son uno de esos nombres recién salidos del cascarón. Un dúo murciano formado por Germán y Marcial que mezclan con desparpajo guitarras y casiotones, con un punto de locura que les hace irresistibles y que les da personalidad.

Su single de debut rezuma energía, buen humor y efervescencia pop. Cualidades que se le suponen a todo primer single de un grupo, y que aquí se muestran en la forma de unas deliciosas canciones con melodías adhesivas y superlativas.

“Sol” es el indiscutible hit de GUILLERMINE. Sobre una trotona base de casiotone, el dúo murciano nos ofrece la melodía pop más optimista de los últimos meses. Un auténtico hit del lo-fi punk-pop, en el que el derroche de emoción y sinceridad se antepone a la falta de mejores medios técnicos. Una canción tan luminosa como promete su título.

“Mil cosas” con esas campanitas percusivas tan propias del mejor tecno pop de principios de los ochenta, nos presenta el lado más relajado y tranquilo de GUILLERMINE. Pero la calma dura poco, porque en la cara B nos espera la locura pura de “El interruptor maldito”, un delirio pop con recitado en francés y todo.

A toda velocidad le sigue “John Cale” que más que un homenaje al excéntrico miembro de VELVET UNDERGROUND pretende ser una crítica a los grupos y músicos sin ideas nuevas. De paso GUILLERMINE homenajean a sus paisanas HELLO CUCA, ese trío de rock chirriante que, como dice la letra “sí son de verdad”.

Y para acabar, ¿qué mejor que una versión punk pop del ya clásico “Perezosa y tonta” de LE MANS? Otra prueba de que cuando una canción es buena -y desde luego el desaparecido quinteto donostiarra tenían muchas-, admite la más dispar de las revisiones.