Axolotes Mexicanos
Vanishing Point [Es]: Reseña "Infectados"
Olaya, Juan y Stephen despachan el mejor EP del año
Tras su EP de demos, de los Axolotes Mexicanos pensábamos que tendríamos que hablar en términos serios, justificar su forma de ser enarbolando un análisis reflexivo, rollo describir lo suyo como una ontología de la tontería, el dislate del disparate. Trazar una teoría unificadora acerca de su compromiso con el descerebre y el jolgorio. Y nos han sorprendido, porque bien es verdad que continúan derrochando ingenio espontaneo para lo cafre en pos de la risa marialuisa, pero también muestran su faceta seria. Igual no de manera clara, pero se intuye, las risas no ocultan el poso reflexivo que tienen algunas de sus letras en este su debut oficial en la serie New Adventures In Pop de Elefant Records. Os adelantamos que nos parece el mejor EP de lo que va de año, y eso que la cosa no andaba precisamente floja en el apartado nacional. Adoramos a los Axolotes. Si en el 742 de Evergreen Terrace se obedecían las leyes de la termodinámica, en esta web se sigue a pies juntillas cada cosa que diga la banda asturiana.
Para este EP han contado con la ayuda de Iván Juniper y Eva Guilala; a sus estudios Kaiju de Vigo que se fueron hace algunos meses para registrar las cuatro piezas, sabedores de que siempre andan finos en tareas de producción los Linda Guilala. Suenan mejor que antes, por supuesto, pero tampoco hay una diferencia sustancial respecto a las canciones de la demo, que ya sonaba de maravilla pese a la escasez de medios. Se agradecen, eso sí, los teclados que aporta Eva en un par de canciones. A su vez, la banda ha sufrido mermas, no de índole mental:Nerea figura en los créditos como coautora de varias canciones y aporta xilófono y coros, pero ya no está con la banda. Ahora son sólo tres descerebrados: Olaya, Juan y Stephen.
Lo que decíamos en el párrafo de apertura respecto a cierta pátina de seriedad en algunas de las canciones venía a colación de Infectados, canción que abre el EP dándole título. Se trata de una obra maestra del pop con una letra tan pocha que la convierte en un clásico inmediato. Se sirve del sobreexplotado género zombie -sobreexplotado de un tiempo a esta parte, quizá desde el brillante remake de Zack Snyder de El Amanecer De Los Muertos y las posteriores ficciones gráficas The Walking Dead y literarias (los libros del hijo de Mel Brooks y los delirantes crossovers con clásicos de la literatura)- para trazar una historia de amor que abarca las dos perspectivas polarizadas que existen en el género: vivo y muerto (viviente). Conseguir resumir todo lo asociado al “zombie moderno” (el creado por George Romero, vaya) mientras se innova y se narra una historia de amor jodida nos parece propio de genios, máxime acostumbrados a ver cómo se incurre en el lugar común y la perogrullada al acercarse a los no muertos. Los protagonistas de la canción estuvieron vivos –y no infectados- en algún momentos inmediatamente anterior al inicio de todo lo que canta Olaya, así que podemos afirmar que abarca de manera elíptica esos instantes donde eran humanos luchando codo con codo contra la amenaza zombie, la arquetípica premisa argumental -y sostén narrativo- de toda ficción de género, la supervivencia. La genialidad viene tan pronto sabemos que están infectados, con ese estribillo que mezcla romanticismo decadente con la consciencia de saberse dados por jodidos: “nos han mordido pero no nos damos por vencidos, seguiremos juntos aunque ya no estemos vivos”. Y después, claro está, lo inevitable, la zombieficación y sus consecuencias en la conducta de los protagonistas (“me he comido a tu abuela aunque sé que te da igual, lo nuestro siempre será especial”), que terminan por temer a los vivos y sus hachas, cuchillos y pistolas. Increíble la canción, así como el video de gominogore que les hizo Magnetova Material, con ese momento “¡está pegando a su propio hermano!” que tan bien captura la esencia de losAxolotes Mexicanos.
Sube La Canción muestra a través de su línea de xilófono los doce años de conservatorio de los Axolotes y sus deudas con Claude Debussy. La letra también es exquisita, un derroche de buenas formas que evidencia que siempre se rigen por los protocolos de la alta burguesía austrohúngara:“sube la canción o te reviento de un hostión”. Nos recuerda a las demos y caras b de Los Planetas en su época del Pop; una pieza extrañamente pegadiza, con ese contraste de amenazas chungas (“te enviaré a mi hermano y a una banda de rumanos”) y la voz dulce de Olaya. Pandachilaes ya el locurón. Aquí tenemos que entrar a reconocer el mérito de Papá Topo, que si bien no nos emociona especialmente lo que hace Adriá, justo es reconocer que quizá no existiría esta pieza, los Axolotes y otras bandas como Jessica & The Fletchers de no haber sacado él a su grupo. De alguna manera es influencia para esta nueva hornada de grupos jóvenes y detonante directo. Pandachila habla en su inicio de esas mochilas cuquis con forma de animales y lo bien que pueden servir para guardar dronja de todos los tipos en su interior para pasar aduanas. Lo raruno es que parece cobrar vida y se va con mochipanda para tener una historia pasional pero bastante turbia, no muy distinta de la relación entre Pepe Sancho y María Jiménez, solo que desbloqueando asesinato y descuartizamiento. A nosotros lo de Pandachila y Mochipanda ya nos hizo reír desde que leímos la letra, y nos cagamos en la banda muy fuerte, ya que no hay manera de quitarse la canción de la cabeza y nos sentimos todavía más mongólicos desde que vamos susurrando a todas horas su delirante apartado lírico. La genialidad, no sabemos si voluntaria o no, reside en esa línea de xilófono que entra en el parón del segundo 25. Eso remite al Sorted For E´s & Wizz de Pulp, la canción aquella que hablaba de la cultura rave, el drogarse como si no hubiese mañana y, finalmente, dejarte algún cacho importante de cerebro en Hampshire. Si el guiño es adrede (recordemos que la canción habla de dronjas también), estamos ante unos genios absolutos. Y si no, pues también.
Aborto cierra muy a nuestro pesar, porque no queremos que se termine jamás un disco de los Axolotes. La canción más urgente del EP, con mayor furia en las guitarras, y que insiste en lo que parece ser la obsesión del grupo en este disco: el aborto. Si las demos giraban en torno al exceso (el apetito desmedido, la figura de Fraga), aquí, al menos en la cara b, los fetos y los abortos son los protagonistas absolutos. La cuarta genialidad del EP, y seguro que en breve un lema en toda manifestación pro Vida de las asociaciones de la familia y similares. No se nos hace extraño imaginar a miles de viejas ABC en mano cantando “aborto, fecundación, aborto, mola mogollón, aborto, me gusta que sea legal”, emocionadas y a punto de llorar cuando llegan a la parte de “mis padres no se enteran, y así es como salgo de fiesta”. Gritones de carcajadas con lo de “yo para divertirme, me gusta matar niños”, nos encanta cuando usan esas construcciones sintácticas en homenaje a presentadoras de telediarios y futbolistas.
Pues eso, mejor EP del año. Los Axolotes son nuestros Dioses. Lo mejor que podéis hacer es encargar una copia a Elefant Records y escuchar ya mismo el EP.
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