NIZA es un dúo madrileño formado por Silvia (voz, teclados, programación) y Roberto (guitarra, programaciones). NIZA se dieron a conocer como parte de una generación de nuevos grupos que irrumpieron en la entonces adormilada escena independiente española esgrimiendo una serie de armas comunes: volver a escribir en español, ya que el pop indie patrio de los noventa se había cantado fundamentalmente en inglés; un encantador amateurismo y …
NIZA es un dúo madrileño formado por Silvia (voz, teclados, programación) y Roberto (guitarra, programaciones). NIZA se dieron a conocer como parte de una generación de nuevos grupos que irrumpieron en la entonces adormilada escena independiente española esgrimiendo una serie de armas comunes: volver a escribir en español, ya que el pop indie patrio de los noventa se había cantado fundamentalmente en inglés; un encantador amateurismo y una vuelta al mejor pop: el de los sesenta y los ochenta.
Si bien en un principio muchos de estos grupos compartían influencias, objetivos y estética, era inevitable que con el tiempo cada uno tomase su propio camino. Tres años han pasado desde aquella explosión de color e ideas, y ya no tiene sentido intentar agruparles de nuevo: cada banda vuela ahora con rumbo propio y no necesita formar parte de escena alguna para ser tenida en consideración.
Es el caso de NIZA, que casi de puntillas, sin hacer demasiado ruido, han ido puliendo sus encantos poco a poco: su segundo single “Topolino” suponía un avance considerable con respecto a su debut. Las intenciones seguían siendo las mismas: componer pop elegante y sofisticado, a caballo entre Saint Tropez y Rio de Janeiro. Pero “Topolino” (con su inolvidable “Por las tardes” como tema estrella) sonaba mucho más enfocado y claro, por no hablar de la voz de Silvia: tan sólo bastaba con escuchar una frase suya para comenzar a soñar con una nueva Jeanette o con la Claudine Longet del siglo XXI.
Tras “Topolino” vino un silencio que ha durado dos años, tiempo que Roberto y Silvia han empleado para recolectar los mejores frutos de su repertorio, seleccionando con mimo y esmero sus canciones más maduras y sabrosas, y así ofrecéroslas en bandeja de plata en este “Canciones de temporada”.
La realización de este disco se divide en dos fases claramente diferenciadas. Primero tiene lugar la grabación de las bases musicales en los estudios Refugio Antiáereo de Granada, con Carlos Hernández como ingeniero de sonido. Carlos ya ha trabajado con grupos como LOS PLANETAS, CECILIA ANN, VACACIONES o ME ENVENENO DE AZULES.
En el momento de grabar la voz de Silvia (elemento fundamental sobre el que gira todo el disco) entra en escena Ian Catt, productor del álbum. Productor habitual de ST ETIENNE y TREMBLING BLUE STARS, y con varios artistas Elefant -NOSOTRÄSH, CARLOS BERLANGA- en su currículum, Ian se desplaza de Londres a Granada para cuidar con mimo las partes vocales. Posteriormente se encarga de producir y mezclar el disco en su estudio de Londres, donde también añade algunas pinceladas electrónicas.
La austeridad de anteriores grabaciones de NIZA, en las que Roberto y Silvia tocaban prácticamente todos los instrumentos, se ha alterado considerablemente. Aquí NIZA se han visto arropados por un numeroso plantel de músicos entre los que se encuentra Guille Mostaza (ELLOS) al bajo; Erik (PLANETAS) a la batería y percusiones; David (LA CASA AZUL) cantando en “Parasol”; arreglos para flauta y acordeón; o toda una orquesta, la de la Ciudad de Granada, que se encarga de interpretar las partes de viento y cuerda que tanto embellecen algunos de los temas.
Pero que nadie se espere que tanta instrumentación ensombrezca la cualidad principal de NIZA: la sencillez. A pesar de contar con muchos más medios y colaboradores que en anteriores discos, el sonido de NIZA se mantiene desnudo y acústico, por momentos incluso más que nunca. Véase sino la emocionante “Septiembre”, que se basta de una viola y una guitarra para encandilar a cualquiera con sentimientos. O “Isolee”, que va aún más lejos dejando a Silvia casi a solas con un plácido colchón de teclados, mientra desgrana unas sentidas confesiones.
“Canciones de temporada” intenta representar (de la forma menos pretenciosa posible) una relación sentimental a través de las distintas estaciones del año: comenzando con la luminosa primavera y terminando con el oscuro y frío invierno. De ahí la inclusión de los dos “Solsticios” instrumentales: el de verano sirve como ecuador del disco, el de “invierno” lo cierra de forma lluviosa y triste.
Siguiendo esta estructura, los temas más soleados y joviales se reservan para los primeros cortes, como ese “Amor cúbico” vibrante y bailable que abre el álbum a golpe de ritmo Motown y exultantes vientos.
Le sigue su éxito “Por las tardes”, probablemente el tema de NIZA más conocido. Aquí nos lo encontramos en una nueva versión con un sobresaliente arreglo de flauta travesera, batería acústica y una transparencia que la hace aún más cercana y brillante, sin perder ni un ápice de su encanto.
Según va avanzando el disco, éste adquiere más y más tonos grisáceos y otoñales; nos abrimos paso entre bossa novas crepusculares como “Tan frágil” o “A contraluz” (ambas prodigiosas en su sutileza y capacidad evocadora) y pasamos por el elegante hotel de “Tal como éramos” para darnos de bruces con “Universo”: una amarga despedida envuelta en electrónica de juguete.
NIZA han tardado varias temporadas en completar su álbum de debut; pero a la vista está que la espera ha merecido la pena. Doce exqusitos platos de haute cuisine que dejarán saciado a todo buen gourmet sonoro ávido de calidad y elegancia. ¡A la mesa!