Los Soberanos
Entrevista "?Fiesta sin fin!"
Entrevista a Los Soberanos:
“Nuestro ideario es diáfano: explicamos nuestro imaginario de forma tranquilizadora”
Los Soberanos son un grupo de Barcelona que demuestra un excelente gusto en cada uno de los detalles que conforman su particular expresión artística no sólo a nivel musical sino también estético. Sus referentes son muy claros pero no por ello tan sencillos como algunos piensan. Recuperan los parámetros creativos de los años sesenta, no sólo del llamado ye yé nacional sino también de la canción melódica que triunfaba en festivales y grandes escenarios de toda Europa, y lo hacen con excelente criterio y dominio. Frente a este más que atractivo panorama, cabe la posibilidad que el neófito del pop, aquel que cree que todo empezó en los ochenta, les considere erróneamente una broma para pasar el tiempo con el mero objetivo de versionar “los clásicos de los papas y las mamas”. Pues no, amigos, Los Soberanos son un grupo muy serio, que viste impecable, que sí, versiona temas pop de los sesenta con una destreza admirable pero que también componen obras maestras originales que perdurarán sin duda porque van más allá de las vacuas listas de las Radio Fórmula pero también de los pretenciosos “indies” cada vez más dependientes de las multinacionales.
Pregunta: Aunque la verdad, estamos convencidos que muchas de vuestras canciones podrían ser un número 1 con absoluta tranquilidad en ambas listas. Creatividad no os falta, emoción tampoco. Entonces ¿Por qué creéis vosotros que Los Soberanos no están en las altares de ambos bandos, al apocalíptico indie y el integrado Radio Formula que, en el fondo, cada vez parecen lo mismo?
Respuesta: El conjunto nació con un marcado espíritu “amateurista” que hemos mantenido hasta hoy, en ningún momento llegamos a pensar que seguiríamos en activo tras doce años de carrera, y menos con dos discos en el bolsillo. Harto difícil “triunfar” con el tipo de música que hacemos, especialmente cuando nos dedicábamos únicamente a las versiones. Los temas propios son muy recientes.
La radio comercial es terreno abonado a triunfitos amacarrados y la escena independiente real (llamémosle subterránea) en la que nos movemos siempre ha estado viva. Existen infinidad de bandas excepcionales que sólo conocen un grupo irredento de acólitos a la música menos condescendiente. No podemos quejarnos, somos muy afortunados, nuestros discos tienen cierto tirón y solemos llenar las salas donde tocamos.
P: ¿Dónde os vestís?, ¿Vais a un sastre en especial?, ¿Os asesora alguien o cada uno se busca su propio estilo dentro de un proyecto estético premeditado de conjunto?
R: Normalmente en la habitación, y si no queda más remedio en mugrientos camerinos. Los trajes que lucimos son obra de un sastre del barcelonés barrio de Gracia, el Sr. Martí, en paz descanse. Por razones pecuniarias hace tiempo que no renovamos vestuario, pero con lo de la crisis galopante nos estamos planteando una incursión en el textil chino. Las señoras del grupo tiran de fondo de armario y de boutique. Más que asesorar, se alecciona: en Los Soberanos todavía hay gente que no sabe hacerse el nudo de la corbata, harto desagradable.
P: Nos consta que vuestro ritmo de trabajo no es amigo de las prisas y que preferís dedicarle el tiempo que sea necesario para que el producto final sea excelente como se demuestra en vuestros dos discos. ¿Podríais resumirnos cómo empieza, se desarrolla y acaba uno de vuestros álbumes?. ¿Dirige alguien el proyecto o se suman ideas de todos a medida que se van presentando?
R: El proceso empieza (y acaba) en el bar, tras exhaustivas sesiones cerveceras decidimos las canciones a versionar. De los temas propios se encargan Emanuele di Marzo (guitarra solista), Albert Valero (guitarra baja) y Pablo Jiménez (organista), la práctica totalidad de las letras es cosa de Pablo. Una vez decidido el repertorio se ensaya durante unas semanas y se entra en el estudio de grabación.
P: Montse y Luis Elefant son a nuestro parecer unos de los principales factótums del pop en este país y gracias a su tesón y admirable gusto ven la luz, al menos con muchísimas menos penurias, proyectos como el vuestro. ¿Cómo calificaríais el trato recibido por la discográfica?
R: Exquisito, solícito, respetuoso y cordial. Sin ánimo de resultar pelotillero, otro gallo cantaría si los dueños de los sellos tuvieran la categoría de Luis y Montse. Su profesionalidad es incuestionable, disfrutan con lo que hacen y miman a su gente, antes que empresarios chupópteros son grandes aficionados a la música, y eso se nota.
P: En este país donde los papanatas campan a sus anchas a base de octavillas panfletarias que reproducen, como anécdotas, los medios de comunicación de masas; en este país digo (bueno igual me he pasado pero ya me entendéis supongo), todo lo relacionado con los sesenta es ante todo casposo y en el mejor de los casos ridículo y automáticamente relacionado con el régimen franquista. Realmente, tanta ignorancia me pone enfermo. ¿Qué opinión os merece a vosotros el trato dado a los grupos y los estilos musicales de nuestros sixties?
R. A decir verdad, jamás se nos ha considerado una banda “sixtie”, precisamente porque el sector más talibán de la escena “modernista” nunca nos ha tenido demasiado en cuenta. El ye-yé es un estilo injustamente denostado. Cuando empezamos nos metieron en el saco “tontipop”, básicamente porque nuestro nivel instrumental dejaba bastante que desear, cantábamos (lo de cantar es un decir) en castellano y nuestras coristas habían formado parte de Los Fresones Rebeldes.
Después pasamos por un periodo oscuro: la etapa “spanish bizarro”, en el que nos vimos obligados a compartir escenario con fenómenos de feria y reyes del casete de gasolinera como El Payo Juan Manuel. En los últimos años las aguas han vuelto a su cauce, y aunque nadie es profeta en su tierra, hemos conseguido superar la penosa barrera de las etiquetas y los prejuicios y que el personal acuda a nuestros conciertos para disfrutar de la música y del espectáculo que podemos ofrecer, cuya calidad es, nadie se llame a engaño, directamente proporcional al alcohol trasegado.
P: Me produce también urticaria el uso burlesco del término guateque como estilo de vida. Algunos ven al guateque como esa palabra que aparece siempre de forma recurrente cuando a alguien se le pide que saque el güisqui cheli para el personal… Pero el guateque es mucho más y nosotros la entendemos como la única posibilidad que tenían los jóvenes de esa época para huir de la realidad impuesta, disfrutar de la música y relacionarse con otros jóvenes. ¿Les parece poco?. Vuestro segundo disco se titula Fiesta sin fin y creemos que cada una de las canciones que incluye son un single perfecto para fomentar esas relaciones juveniles incluso hoy en día. ¿Cuál sería para vosotros el objetivo ideológico de esa fiesta sin fin que corona vuestra obra?
R: Hombre, lo de fomentar las relaciones juveniles ya nos gustaría, pero por desgracia hace tiempo que peinamos canas, y según que iniciativas relacionadas con la pubescencia y la mocedad se castigan con la cárcel.
Lo más osado que hemos hecho al respecto es versionar “Ayer cumpliste los 16” del egregio, Dios lo tenga en su gloria, Bruno Lomas.
¿Objetivo ideológico? Nuestro ideario es diáfano, interpretar y justificar los actos personales o colectivos del conjunto a cuyos intereses servimos, explicando la realidad de una forma asumible y tranquilizadora para que pueda mantenerse la interpretación o justificación previa tal como estaba en el imaginario individual y colectivo, independientemente de la circunstancia real.
P: Nos consta que algunos de vosotros estáis o habéis estado en otras bandas como Las Sombras o los muy memorables Canary Sect, e incluso que tenéis una banda de homenaje a los Beatles, Soberbeats para fiestas y festejos. A parte de la necesidad creativa de tocar en otros grupos, ¿conseguís con la música una fuente de ingresos que os permita vivir de ella o tenéis otros trabajos que os ayudan?
R: ¿Ganarse la vida con la música en este país? ¿Dónde está la cámara oculta?
P: Cuando acabasteis el primer disco, Maratón Ye-Yé, creo recordar que no os planteabais hacer temas propios a medio plazo. Vuestro segundo álbum nos regala esos temas originales que vuestros fans teníamos muy claro que iban a ser magníficos cuando se presentasen. ¿Cuál ha sido la motivación principal para componer canciones propias?
R: Después de dos lustros y medio nos ha picado, siempre desde una absoluta y total falta de pretensiones artísticas, el gusanillo de la composición. La idea inicial era conseguir que los temas de propio cuño sonaran como las versiones. Obviamente el contenido de las letras dista del de las composiciones de los años sesenta. Las nuestras tratan del normal devenir en el entorno soberano: camareros, trajes bien cortados, mujeres que abusan del frasco, bares, el dolce far niente, combinados, señoritas estupendas, y sonadas a la par que elegantes melopeas.
P: Todos sabemos que el instrumental, llamémosle “vintage” para entendernos, e incluso los medios de grabación, me refiero en este caso a los analógicos son esenciales para ofrecer un producto final con una acabado excelente. Tocar con guitarras de la época, sonando por amplificadores y altavoces de los sesenta son mucho más que detalles sin importancia, pero nos interesa saber vuestra opinión al respecto. ¿Son imprescindibles?
R: Son muy importantes a la hora de recrear un sonido antañón (benditas válvulas). El instrumental y equipo pretéritos también lucen y dan esplendor sobre las tablas, pero lo verdaderamente imprescindible es saber tocar.
P: Por último, nos gustaría que compartierais con Magic Pop algunos de los proyectos que tengáis a corto, medio o largo plazo. Evidentemente, se nos han quedado muchas preguntas en el tintero, que no os vamos a hacer para respetar las habituales 10 cuestiones de esta sección, aunque como sólo os pedimos un si o un no como respuesta, añadimos un epílogo para preguntaros si, visto lo visto y oído lo oído, aún os gustaría tocar con Raphael tras ese dúo de “escándalo” con ese chico de Operación Triunfo del que no recuerdo su nombre, ni ganas.
R: Poder seguir tocando y echarnos unas risas a pesar de la cruzada de cierre fulminante de salas emprendida por los sacrosantos consistorios de nuestra geografía. ¿Actuar con uno de los más grandes? Por supuesto que sí!!!... a ese hombre, sólo por lo que hizo en los años sesenta, se le perdona absolutamente todo.
Muchas gracias por vuestras respuestas soberanas.
Muchísimas gracias a vosotros por vuestra sustanciosa interviú. Un fuerte abrazo.
Los Soberanos [Magic Pop]
foto: Archivo Elefant