Sí, JUNIPER MOON fueron unos de los más hábiles compositores de píldoras punk-pop que ha habido nunca en territorio español, y así lo corroboró su gran repercusión internacional. Pero el caso es que ya hace más de 4 años que no existen JUNIPER MOON (aunque, todo hay que decirlo, su fuego todavía no se ha apagado, como demuestra ese recopilatorio que se publicará próximamente en Japón). De las ce…
Sí, JUNIPER MOON fueron unos de los más hábiles compositores de píldoras punk-pop que ha habido nunca en territorio español, y así lo corroboró su gran repercusión internacional. Pero el caso es que ya hace más de 4 años que no existen JUNIPER MOON (aunque, todo hay que decirlo, su fuego todavía no se ha apagado, como demuestra ese recopilatorio que se publicará próximamente en Japón). De las cenizas de aquel grupo irrepetible, nacieron hace tres años LINDA GUILALA; Iván y Eva se lanzaron a la composición de temas con la inmediatez como modus operandi, igualmente adictivos y manteniendo esa frescura máxima en las melodías, con lo mejor de la tradición pop de bandas de la nueva ola española como ALASKA Y LOS PEGAMOIDES o LOS ZOMBIES, con la insolente energía de HELEN LOVE, y esa pasión por las texturas densas pero cautivadoras de grupos como CHARLOTTES, MY BLOODY VALENTINE o PALE SAINTS. Por fin tenemos la suerte de tener en nuestras manos su disco de debut “Bucles infinitos”, una demostración de una manera de entender el pop que pocos han sublimado hasta éste nivel, sabiendo equilibrar la energía juvenil, la pasión twee con querencias por el pop más clásico, el tecno-pop más luminoso con ese toque punk irremediable, y sobre todo el brillo brumoso de las atmósferas shoegazers, dando lugar a un auténtico tratado para los amantes del género melódico por antonomasia. Nos acordamos de LOS PEGAMOIDES, y a su vez de los primeros discos de LUSH, de MY BLOODY VALENTINE, de RIDE, de aquellas bandas que tanto nos hicieron vibrar a principios de los noventa, pero la energía con la que abordan éste “Bucles infinitos”, esas guitarras distorsionadas hasta las cejas que aparecen y desaparecen, los coros de Eva, los teclados... hacen de éste disco algo realmente especial. Las canciones de LINDA GUILALA saben jugar al pop y a la melancolía, a la velocidad y el ensimismamiento, a las texturas y a las melodías, y al final te dejan con la sensación de haber escuchado un puñado de composiciones pop tremendamente adictivas que nunca antes habías echado a tus oídos. Haz la prueba.